Lanza_logotipo_blanco
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
28 marzo 2024
ACTUALIZADO 16:36
  • Ciudad Real
  • Resultados deportivos de Ciudad Real en directo
  • El Campo
  • Toros
  • Internacional
  • Nacional
  • Agenda
  • Anuncios Oficiales
  • Galerías
  • Vídeos
    • Ricardo Chamorro, Milagros Calahorra y Emilia Martín, hermano mayor de la Flagelación
      • Cofrades y fieles en el templo / J. M. B.
      • LA Virgen del Mayor Dolor / J. M. B.
      • El Cristo estaba preparado /J. M. B.
      • Se realizó el Viacucis en el templo / J. M. B.
       Lanza
      El presidente de la Diputación -c- con la Hermandad del Ecce Homo (Pilatos)
      Hermanos y fieles lamentan la suspensión / Antonio López
      Armaos en la Ruta de la Pasión Calatrava en Aldea del Rey / Elena Rosa
      Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Bondad en su salida de 2023 / J. Jurado
      Hermandad Nuestro Padre Jesús del Perdón Miguelturra
      El concierto de música sacra que tuvo lugar en Villanueva de los Infantes / Lanza
      Miguel Ángel Valverde, Agustín Espinosa, David Triguero, Francisco Javier Núñez y otros diputados, alcaldes y concejales del Campo de Calatrava, durante la recepción de periodistas internacionales que pasarán la Semana Santa en la provincia / J. Jurado
      Cristo de la Luz de Daimiel en el Vía Crucis / Ayuntamiento de Daimiel
      La Hermandad de la flagelación tampoco pudo salir en procesión / Elena Rosa
      Hermanas del Silencio que iban a acompañar a la Virgen / J.M. Beldad
      Las Penas suspende su estación de penitencia / J.M. Beldad
      El mal tiempo impide la salida de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza / J.Jurado
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Miguel García, enfermero de UCI: “Lo que viene es duro y va a ser largo”

enfermera ER d
Miguel García Ayala, enfermero supervisor del área de Servicios Centrales y Especiales, entre ellos UCI, en el Hospital General / Elena Rosa
Belén Rodríguez / CIUDAD REAL
“O montamos esto o va a morir mucha gente”. El supervisor del área de Servicios Centrales y Especiales (entre ellos UCI) del Hospital General recuerda esa conversación con su jefe el 16 de marzo de 2020, lo que vino fueron ingresos críticos por covid de cinco en cinco. Así fue la primera ola de la pandemia, a la que empieza a parecerse la que acaba de comenzar

Miguel García Ayala, (Ciudad Real, 42 años) enfermero supervisor del área de Servicios Centrales y Especiales, entre ellos UCI, Urgencias, Quirófanos y Reanimación del Hospital General de Ciudad Real, lo decía en vísperas de Navidad cuando hicimos esta entrevista que ha habido que actualizar, “lo que viene va a ser fuerte”. Su pronóstico de sanitario curtido en lo peor de la pandemia se ha cumplido, mediado enero ya no tiene dudas: “Lo que viene es duro y va a ser largo”.

La UCI del Hospital General de Ciudad Real ya está en esa situación que temió encontrarse tras las fiestas, que apenas difiere de marzo cuando según relata en esta entrevista “nos llegaban pacientes críticos de cinco en cinco. Conforme montábamos una nueva UCI en tres turnos se llenaba, y tenías que montar otra; te saltaba, y te volvía a saltar. Si entraban dos pacientes, tres se quedaban fuera, teníamos que seleccionar por criterios, por edad y estado general. Si entonces hubiéramos tenido 120 camas las 120 se habrían llenado de críticos”.

Camas y enfermeras en tiempo récord

La UCI del Hospital de Ciudad Real, con veintiuna camas antes de la pandemia, llegó a setenta y cuatro en un periodo de tiempo corto, en dos, tres días máximo. Y lo peor no fueron las camas sino conseguir al personal, que en el manejo del paciente crítico tiene que ser muy especializado.

2020 iba a ser su año, y sin duda lo ha sido. Desde el inicio de la pandemia en marzo la enfermería tuvo que adaptarse a todos los retos que se iban planteando. “Por desgraciada las unidades de críticos se triplicaron, hemos llegado al 300%. No teníamos tantos enfermeros con esas características y el resto, bien en atención primaria o en otras gerencias de urgencias y emergencias, dejaron sus puestos y vinieron a echarnos una mano. Gracias a eso y gracias también a la gente de hospitalización, de consultas, de quirófano, de la REA, que se han reconvertido a una velocidad asombrosa para llevar un paciente crítico, salimos adelante”.

García Ayala también habla de los profesionales que de baja (contagiados) se prestaron a trabajar desde casa en tareas de logística como las contrataciones, y de cómo organizaron el trabajo para que hubiera al menos una persona veterana en todos los turnos, “aún así la capacidad de aprendizaje y adaptación ha sido increíble, gente que tenía muy poquita experiencia en cuidados críticos se puso las pilas, aprendió”.

“O montamos esto o va a morir mucha gente”

El punto de inflexión fue el 16 de marzo. Este enfermero jefe de área, que días antes estuvo formándose, recuerda la llamada de su jefe -el director general enfermería- a las once de la noche, “me dijo se nos viene una encima…hay que montar esto para salvar vidas, tenemos que salvar cuantas más vidas mejor, o montamos esto [Ciudad Real pasó de una a cinco UCI’s] o va a morir mucha gente”.

A partir de ahí se metió en el hospital un 19 de marzo y desde esa fecha hasta al 15 de mayo apenas si tuvo tres días libres, tanto él como su compañera de funciones Victoria, “en la que tuve un espejo sin el que no habría sobrevivido”, afirma. En dos meses casi todas las jornadas eran de doce, de catorce horas, y lo poco que libramos fue casi obligados, para intentar soportar lo que estábamos viviendo”.

Desconocíamos al paciente de coronavirus

“Lo peor es que los sanitarios desconocíamos a este tipo de paciente, y todavía no lo conocemos lo suficiente para saber cómo se comporta. Todavía no nos explicamos cómo gente joven y sana muere en cuarenta y ocho horas”.

Al desconocimiento de la etiología del virus se sumó el manejo del paciente de covid, que ha ido cambiando en muy poco tiempo, el hándicap de los EPI (equipo de protección individual). “Ejercer la enfermería con mono, mascarilla y gafas que se empañan físicamente es muy duro, una de las huellas que me llevo de esta pandemia es la de los compañeros deshidratados, a punto de perder el conocimiento, estrujando el pijama completamente empapado en sudor tres horas después de llevar el EPI y cambiárselo”.

El enfermero reconoce que en estos meses sin parar le han producido cierto enganche, “teníamos la necesidad de estar dentro del hospital porque parecía que si no estabas dentro no lo estabas dando todo”.

Y no solo fueron los meses de marzo y abril, “cuando las UCIs empezaron a involucionar nos pusimos a preparar la segunda ola; plantillas, compra de material, se han comprado muchísimo material de electromedicina; respiradores en los que se han hecho inversiones de millones de euros, en reforzar las plantillas, sobre todo con la contratación de 300 enfermeras de vigilancia epidemiológica y seguimos. No hemos parado de trabajar.”

Pero tanto esfuerzo tiene sus secuelas. Se notan en el semblante de García, “no he visto nada igual y espero no verlo, es indescriptible por lo que hemos pasado”. “Nuestro hospital se paralizó. En dos meses no llegó un paciente que no fuera por coronavirus, con cinco días en planta y luego en UCI. Si había 76 personas ingresadas en UCI, 70 eran por coronavirus”.

“La velocidad nos arrasó”

El mejor símil que encuentra para explicar la situación de marzo, que está de nuevo aquí, es el de la ola, “la velocidad de propagación de esto nos arrasó, pasó por encima de nosotros. Fue como cuando te encuentras con una ola en la playa que te revuelca por la arena. Hemos estado a merced de este bicho, hemos aguantado un día y otro día, hasta que por suerte las consecuencias del confinamiento se notaron y pudimos ver un poquito el aire”.

UCI hospital CM 282
Personal sanitario manejando a un paciente crítico en la UCI del Hospital General / Clara Manzano

La enfermería de UCI o te engancha o te horroriza

“La enfermería de UCI o te engancha o te horroriza”, confiesa. A él le pasó lo primero. A sus 42 años atesora varias décadas de experiencia profesional primero en Urgencias en el Hospital de Alcázar (cinco años) a los que sumó cinco más en una UVI móvil, hasta que consiguió lo que él llama “un buen contrato” en la UCI del Hospital General en 2008, desde hace dos años como supervisor de área.

Mucho bagaje que no ha amortiguado el impacto. “Morir es una cosa que pasa, los profesionales de unidades de críticos estamos en contacto con la muerte del paciente, pero no estamos preparados para vivir lo que estamos viviendo”.

La muerte de gente joven

En contra de lo que la mayoría cree este enfermero habla de muertes de gente joven, pero a él no se lo han contado, lo ha visto. “Cuando digo joven no hablo de alguien de 60 años que a día de hoy se puede considerar joven; estamos hablando de personas de 25, 30, 35 años, incluso tuvimos un caso de un chico de 19 años que solo tenía una patología común. Hemos visto gente que se nos iba en cuarenta y ocho horas y no hemos podido hacer absolutamente nada.”

A fuego se le han marcado casos dramáticos, “cuando te enteras que esa mujer de 32 años que se te ha ido deja dos bebés, uno de nueve meses y otro de dos años. Hay veces que lo humano traspasa cualquier coraza profesional. En esos momentos te rompes, el trabajo transciende al plano humano y ves a esas familias, necesitas a otro compañero que esté ahí, que sin hablarte te ponga una mano encima y rompas a llorar”.

“Tranquilo, vas a dormir”

“Los compañeros han llorado mucho. Lo peor de esta enfermedad es que requiere de aislamiento, y cuando un paciente te pregunta justo antes de dormirlo, de conectar el respirador, si me voy a despertar, si me va a doler, es obligatorio mentirle; decirle tranquilo, vas a dormir, cuando despiertes vamos a estar aquí, y sabes que no es cierto.”

De cara la tercera ola que se veía venir en diciembre y en la que ya estamos inmersos García Ayala reconoce que los protocolos de manejo de estos pacientes están rodados, pero el factor humano se residente, “estamos arrasados”.

Una sacrificio colectivo para parar esto

El jefe de área de UCI del Hospital General pide responsabilidad a la población, “por favor esto es muy serio, nos queda un año con el virus; la vacuna es una ayuda pero no va a evitar la transmisión. Tenemos que intentar qué si te pones malo que te pongas menos malo, hay que hacer un sacrificio en todos los niveles. Si el hospital se llena no se puede operar con la misma velocidad y hay patologías que no pueden esperar.

Lo único positivo de tanto esfuerzo y sufrimiento del año, en su opinión, ha sido la capacidad de respuesta de la enfermería que se ha adaptado como pez en el agua, “está pandemia ha demostrado que la enfermería es el corazón y el alma de un hospital y de todo el sistema sanitario”.

 

Noticias relacionadas:
La directora general de Asuntos Europeo, Virginia Marco.
Se realizan diversos talleres como el de reanimación cardiopulmonar / A. R.
  • Homenaje a las víctimas del Covid-19
  • Homenaje a las víctimas del Covid-19
  • Homenaje a las víctimas del Covid-19
  • Homenaje a las víctimas del Covid-19
El delegado de Sanidad, Francisco José García / J. Jurado
Sescam. - JCCM - Archivo
Francisco Cañizares, Jesús Aguilar y Marta Arteta con los homenajeados en el acto del 125 aniversario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real / Clara Manzano
Cerrar