El viernes 24 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el Movimiento por la Paz (MPDL) en Ciudad Real ha llevado a cabo un acto «para unirnos a la lucha de las mujeres, para mostrar que la presencia y las vidas de las mujeres migrantes y refugiadas también cuentan».
Según explica MPDL en una nota de prensa, muchas de estas mujeres «se han visto obligadas a abandonar sus países por la fuerza, han sufrido la violencia en sus trayectos e itinerarios, así como en conflictos y guerras, en las cuales las violencias, incluida la sexual, es utilizada como un arma de guerra».
También, en nuestra sociedad «muchas de estas mujeres son vulnerables, sufren violencias y, en algunos casos, son víctimas de redes de trata de explotación sexual».
«No es nuevo –añade la nota– que las violencias contra las mujeres estén en entredicho, siempre lo están en mayor o menor medida: nunca ha existido un consenso social y político pleno en este ámbito. El auge de la extrema derecha en todo el mundo, su acceso a las instituciones y esferas de toma de decisión, hace que peligren los logros alcanzados en el camino hacia la igualdad entre mujeres y hombres, y en especial en la erradicación de las violencias machistas».
Pero, ante esta situación, «nosotras, ellas, todas las mujeres, la mitad del planeta, nos volvemos a levantar y gritamos NO. Como lo hicieron nuestras antepasadas, como lo hacemos hoy y como posiblemente lo harán nuestras hijas».
Para ello, MPDL ha constituido el grupo de trabajo “Arte y resistencias” con mujeres migrantes y refugiadas en el que, a través de la danza, la pintura, la escritura y otras formas de expresión artística «compartimos historias de vida, experiencias de trayectos e itinerarios y trabajamos el duelo migratorio».
Como resultado de este trabajo grupal y cooperativo, el Movimiento ha realizado una concentración en la Puerta de Toledo con el objetivo de simbolizar «la unión entre todas las mujeres del mundo, realizando una bandera conjunta con mensajes de repulsa a la violencia machista».
Además, se han leído testimonios de vidas de mujeres migrantes y refugiadas, historias de violencias, «pero también de resistencia y resiliencia, que nos muestran con su cruda narración la realidad que sufren las mujeres en el mundo y cómo la unión entre todas nosotras es el motor para el cambio social.
«Exigimos un cambio en las políticas y un compromiso de toda la sociedad para acabar con las violencias machistas. Por todas las mujeres del mundo. Por las que ya no están. Por todas nosotras, y más. Sin nosotras no habrá paz», concluye la nota.