Mujeres con mucha energía, optimismo y “llenas de vida” se presentan este martes 1 de marzo en la Biblioteca Pública del Estado de la mano de Amelia Rodríguez Villagarcía, artista que busca visibilizar con sus retratos femeninos a “mujeres de cualquier condición, de todo tipo de raíces y rasgos”, que no se quedan atrás y “toman el protagonismo”.
Un cuadro de espaldas, ‘Mujeres ignoradas’, abrirá la muestra ‘Femenino y plural’ que ofrecerá un recorrido integrado por “cuadros de distintas mujeres que van enseñándote cosas, cómo viven, piensan, se relacionan y sienten”, para culminar con una obra con muchas mujeres “de cara” en un mismo cuadro, porque “ya has visto su vida, sentimientos y te aparecen de frente, ya visibilizadas”.

Son mujeres “luminosas”, que irradian seguridad en sí mismas, con referencias estilísticas a distintas épocas y, en ocasiones, influencias étnicas, porque son “de todas partes” y también “de antes, de ahora y del futuro”, describe Amelia, autora de una obra “muy alegre y positiva”, tal y como es ella. “Todas éstas soy yo y son también muchas mujeres”, indica Amelia señalando una producción pictórica de temática muy femenina por parte de una pintora que, con tres hermanas y una amplia trayectoria profesional de trabajadora social, se ha criado y trabajado fundamentalmente con mujeres, de ahí que éstas aparezcan en cuanto se pone a “garabatear”.
Natural de Cazorla, aunque a los dos años se fue a vivir a Valladolid, a los catorce a Madrid y desde los veinticinco reside en Ciudad Real, con un período de cuatro años en Argentina donde aprendió a elaborar cerámica, Amelia ha respirado desde pequeña “el mundo del arte” puesto que pintaba su padre, así como su madre, de quien cree que aprendió a mezclar los colores de manera intuitiva, una de sus hermanas crea cerámica y otra “pinta acuarela maravillosamente”.

Ha aprendido y pulido su técnica en clases de artistas como Manuel Plaza, Feliciano Moya y Natalia Zhylitska, además de en los cursos del Villaseñor, y pintaba cuadros a medio camino entre el impresionismo y el realismo de paisajes urbanos y naturales, pero desde hace cuatro o cinco años su producción pictórica tomó un giro tras visitar en Viena el museo del arquitecto y pintor Friedrich Hundertwasser. Se quedó “prendada” con su obra, que en cierta medida recuerda por sus formas biomórficas a Gaudí, y le dio la sensación de ver en la producción del creador austriaco “trazos” que a ella le “salían a la hora de pintar espontáneamente”.
Llegó a su casa “imbuida de todo eso”, se puso a garabatear y empezaron a salirle “cosas totalmente” suyas, “auténticas, que nunca había hecho y que eran muy personales”. Hacía líneas que le sugerían otros motivos e “iba elaborando y terminando la obra a base de sugerencias, como el test de Rorschach”.

De ahí, surge su “espontánea y fresca” producción actual, en la que se aprecian toques expresionistas, fauvistas, modernistas y neofigurativos e incluso referencias de artistas que le gustan mucho como Modigliani o, por su colorido, de la pintura y artesanía tradicional latinoamericana.
El dinamismo de la onda y la curva, como en el cabello de múltiples colores de sus personajes de estilizados cuellos, está muy presente en su obra, al igual que elementos puntiagudos como crestas, llamaradas y rayos, con fondos de reminiscencias setenteras, disco y hasta de psicodelia, y motivos y estética que lo mismo recuerdan a los años veinte o cincuenta que a las primeras décadas del siglo XXI.

Así mismo, en sus últimos cuadros ha ido añadiendo la técnica zentangle de minuciosos y detallistas dibujos como en la obra ‘Esperando en el salón’, que bien podría ser la portada o ilustración de una novela o cuento; y reconoce que está afrontando una nueva etapa “más psicológica y conceptual” con lienzos como ‘Mujeres encasilladas’, cuadro que puede darse la vuelta y funciona igual de bien del derecho que del revés, en el que aparece una veintena de mujeres ‘encapsuladas’ en ondas, con un relevante papel de lo orgánico, la curva y la conexión de la mujer con la naturaleza.

Ilustración
Ilustradora del libro ‘El payaso saltarín’, Amelia está también inmersa, junto a su amiga Mariela, en la creación de un cuento titulado provisionalmente ‘Mar ¿cuál es tu color?’ y que aborda temas como el deterioro del medio ambiente y los efectos de abstracción e incomunicación personal originados por las nuevas tecnologías, con un original personaje principal llamado ‘Nubazuel’ con alas de loro, cresta de pájaro, cuernos de bovino, orejas de murciélago, caparazón de mariquita, cola de zorro, manos de rana, patas de tigre y cuerpo de vaca.
