De San Blas, hay que decir qué a pesar de ser tan venerado, los datos sobre su vida y martirio que se encuentran en las Actas son puramente legendarias y no tienen valor histórico. Tales afirmaciones concuerdan en que fue médico y obispo de Sebaste al comienzo del siglo cuarto, en Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus, que convirtió en su sede episcopal, después de sufrir varias formas de tortura fue degollado en la época del emperador romano Licinio, durante las persecuciones a los cristianos de principios del siglo IV.
La veneración al santo oriental llega pronto a Europa, como muestran los relatos de los martirologios históricos del siglo diecinueve, y la recensión en latín de la leyenda de San Blas; de esta forma Blas llegó a ser uno de los santos más populares de la Edad Media.
Según la tradición, Blas de Sebaste era conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales. Se le invoca especialmente contra los males de garganta (tras salvar a un pequeño que se ahogaba con una espina de pescado). San Blas lo curó imponiéndole sus manos y orando. De ahí se deriva la costumbre extendida en algunos pueblos de las gargantillas bendecidas. Al mismo tiempo se daba la siguiente bendición: “Per intercessionem S. Blasii liberet te Deus a malo gutteris et a quovis alio malo” (Por intercesión de San Blas te preserve Dios del mal de garganta y de cualquier otro mal); también se bendecían dos velas en honor de San Blas y se colocaban en la garganta de las personas enfermas.
Santo curador es protector de: laringólogos, médicos, pero también de distintas corporaciones y oficios: pastores, agricultores, cardadores de lana, músicos de instrumentos de viento, colchoneros y cinceladores (a causa del instrumento de su martirio).
Fue también uno de los catorce Santos Mártires.
El busto relicario de San Blas, que se expone en la Sala II del Museo Diocesano y que forma pareja con el de San Juan Bautista es al igual que éste, del siglo XVII, anónimo; madera dorada y policromada con estofados; bulto redondo de 42 cm de altura, que se asienta sobre una peana de base octogonal, y pertenece a la Parroquia del Viso del Marqués.
Es una media figura, que inclina ligeramente la cabeza, hasta el hombro derecho, se remata con una corona dorada en forma de media luna y su pelo castaño se dispone en mechones rizados, y una barba, partida bajo la barbilla. Está vestido con túnica estofada en dorado y capa pluvial en azul y oro con una tira dorada.; en la peana tiene la inscripción S. E. BLASE V. E. M.
Sobre la espalda lleva un capillo dorado que se cierra sobre el pecho, a modo de gran medallón ovalado (teca), que probablemente serviría a su vez de relicario (No conserva la reliquia). Bajo el manto muestra una túnica ablusonada, pintada en color oro y decorada con punteado. Se cubre con un guante, dorado y rojo, adornado sobre el dorso de la mano con un gran rombo (Símbolo de la estabilidad y fuerza espiritual), en relieve, ribeteado con puntos.
Iconografía
La función de relicario de esta obra anónima del museo Diocesano, justifica la representación aislada de un personaje, como es San Blas, que habitualmente aparecerá como obispo tocado con una mitra a título de obispo de Sebaste (mitra, báculo, capa, libro), tiene como atributo habitual el rastrillo con que había sido desgarrado. Con dos cirios entrecruzados que aplica sobre la garganta a un enfermo las velas cruzadas (o una sola), la palma, y el peine de cardar. Se le representa sosteniendo dos antorchas cruzadas en su mano (la bendición de San Blas), o en una cueva rodeado de bestias salvajes.
La festividad de San Blas que se celebra el 3 de febrero está muy arraigada a las tradiciones españolas, sobre todo en las zonas rurales, y también en otros lugares del mundo como Paraguay o la ciudad croata de Dubrovnik.