Con motivo de la celebración en Madrid de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), Lanza ofrece a sus lectores un recorrido por algunos de los museos más importantes que esconde el territorio provincial, siendo testigos silenciosos del paso del tiempo y de la evolución del territorio y sus gentes.
Desde espacios dedicados al Caballero de la Triste Figura, hasta diseñadores famosos, pasando por el carnaval, los hidalgos y el néctar de Baco, la oferta es muy variada y enriquecedora.
La ruta turística museográfica bien puede comenzar en Puertollano con el Museo Municipal dedicado a la conocida fotógrafa Cristina García Rodero.
El Museo Cristina García Rodero de Puertollano es el único espacio museístico dedicado a la fotografía realizada por esta mujer puertollanense, la primera en pertenecer a la Agencia Magnum y una de las grandes fotógrafas de España desde hace décadas.
Este museo se ubica en la Plaza de la Constitución de Puertollano, junto al edificio del Museo Municipal que fue en su momento el antiguo Ayuntamiento de Puertollano desde 1920 hasta 1972, y en una de sus salas acoge una exposición permanente de la fotografía de la puertollanense Cristina García Rodero. En esta sala se pueden ver algunas de las instantáneas que García Rodero ha realizado y que ocupan este hueco en el museo que lleva su nombre. Se trata de obras adquiridas por el Ayuntamiento junto a otras fotografías de distintas series donadas por coleccionistas privados, Colección Autric-Tamayo, y de la propia artista.
Todo un reconocimiento por parte de su localidad natal a esta maravillosa fotógrafa de lo popular, que ha hecho que la fotografía tome mayor protagonismo en este museo a través de diferentes exposiciones temporales que hacen parada en estas salas a través de autores con diferentes premios de fotografía que existen en el país.
Todas sus salas acogen diferentes muestras de fotografías con autores de renombre nacional e internacional. Las visitas al mismo se pueden realizar en horario de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas de martes a sábado, los domingos y lunes permanece cerrado.
A unos cuarenta kilómetros de Puertollano emerge Ciudad Real capital, donde se encuentra el Museo del Quijote, un espacio dedicado al caballero de la Triste Figura y todo lo que representa la obra más universal de la literatura española.
El Museo del Quijote combina en perfecta armonía obras de arte que guardan relación con la novela de Cervantes y unos montajes multimedia que se adaptan a los nuevos tiempos, aunque adentrándose en el famoso siglo XVI, uno de los más exitosos y encumbrados de la literatura castellana.
El visitante también podrá contemplar dentro de este espacio museístico cómo era una imprenta de la época. Digno de mención es el centro de estudios y la biblioteca sobre el Quijote.
El Museo del Quijote dispone de varias salas que resultarán de gran interés para el visitante. La planta principal acoge la Biblioteca Cervantina, con una colección dedicada a la obra y a la vida de Miguel de Cervantes.
Alberga un fondo con más de 4000 ejemplares, de los cuales 400 son Quijotes de diferentes ediciones.
Dentro de la sala semisótano, se exponen, a modo de antesala, diez cuadros de tema cervantino realizados por el pintor José Jiménez Aranda.
La sala de proyecciones, la primera impresión muestra un montaje de lo que era una imprenta madrileña de principios del siglo XVII, mientras que en la zona de El tendedero, pueden apreciarse varios cordeles como los que se utilizaban para tender los pliegos una vez impresos, así como frascos de tinta, pliegos de papel de barba y unos tampones de entintar.
En el Museo del Quijote no faltan tampoco la zona de El utillaje, con elementos propios de una imprenta de la época y la librería.
A escasos cinco kilómetros de la capital manchega emerge la localidad de Miguelturra donde se sitúa el Museo del Carnaval, dentro del Centro de Interpretación y Representaciones Escénicas (CERE), más conocido como MOMO.
Sin duda Miguelturra está considerada como una de las capitales de España del carnaval. No en vano, esta festividad está declarada de Interés Turístico Nacional.
Actualizado en el año 2015 con la fase “Acaricia el Carnaval”, este espacio museístico atrae la atención de los visitantes gracia a el proyecto turístico-carnavalero que alberga en su interior.
En la actualidad el Museo del Carnaval se sirve de las nuevas tecnologías, mediante soportes interactivos virtuales. También cuenta con vitrinas con documentos y objetos antiguos que reflejan la historia antigua y reciente del carnaval miguelturreño, según la información del propio museo.
Pero el Museo no sólo refleja lo que es el carnaval de Miguelturra, sino que también permite al visitante obtener un conocimiento sobre el carnaval en España y en el resto del mundo.
El espacio también alberga los mejores trajes de la Miguelturra y que han sido expuestos gracias a la colaboración ciudadana.
Por tanto, no hay nada mejor que visitar el Museo del Carnaval para conocer una de las fiestas más emblemáticas y tradicionales de la provincia de Ciudad Real y de toda Castilla-La Mancha.
Digno de mención es también el Museo Municipal de Encaje y Blonda de Almagro, que rinde homenaje a una labor artesanal muy arraigada dentro de la ciudad de los Fugger y en algunas zonas del Campo de Calatrava.
Todas aquellas personas que decidan conocer los detalles de este espacio museístico podrán adentrarse por los entresijos y las diferentes técnicas utilizadas en el encaje de bolillos.
Tal y como recoge la información del propio Museo, en este centro expositivo también podrán encontrarse distintos utensilios con los que se elaboran los diferentes trabajos así como velos, abanicos y pañuelos picaos, bretones, tensados, de medio punto o de la variedad guipur, con dibujos de flores o animales, así como encajes con hilos de seda, lino, lana o algodón, sin pasar por alto las tradicionales y conocidas mantillas de Almagro.
La ruta por los espacios museísticos de la provincia de Ciudad Real puede proseguir por el Museo del Vino de Valdepeñas, uno de los espacios más completos de España de cuantos están dedicados a la temática del néctar de Baco.
Se trata de un museo erigido sobre la antigua bodega de Leocadio Morales, y que fue testigo de excepción del esplendor que vivieron los vinos de Valdepeñas a comienzos del siglo pasado.
De una manera didáctica e interactiva, los visitantes podrán apreciar y contemplar dentro de este museo todo el proceso relacionado con la elaboración del vino, incluyendo las máquinas y los utensilios que han formado parte de la elaboración de los caldos hasta una exposición permanente de fotografías de vendimia realizada por Harry Gordon.
Además de reflejar la historia de la DO Valdepeñas, dentro del Museo del Vino se pueden encontrar algunos de los principales elementos que contenía una bodega de la época. No falta por tanto un amplio patio con el típico pozo manchego con brocal realizado en piedra de una sola pieza, así como los aperos de labranza, la estructura de tejado a dos aguas con teja de tradición árabe, el muelle de descarga, la báscula, el jaraíz y la bodega de tinajas y su cueva.
El visitante también podrá observar cómo era un laboratorio y la cubería, donde se realizaban y arreglaban toneles y cubas.
Siguiendo por la autovía A-4, el viajero llegará a Manzanares, localidad que alberga uno de sus mayores tesoros museísticos como es el Museo Manuel Piña, dondesemuestra una gran parte de la obra de Manuel Piña, diseñador vanguardista considerado como una de las figuras más relevantes de la moda española desde finales de la década de los 70 hasta principios de los años 90 del siglo pasado.
El sueño de este espacio, que consiguió plasmarse en realidad, responde al deseo del propio Manuel Piña de contemplar sus trajes y diseños dentro de un museo, a pesar de no poder verlo. Las colecciones del museo corresponden a las donaciones que en su día hizo la familia del famosos diseñador manzanareño.
Reformado en enero de 2022, el Museo Manuel Piña, en marzo del pasado año el centro abrió al público abre al público su nueva sala ‘Imagen y Moda’, que incluye varios objetos que guardan relación con la trayectoria del modisto manzanareño como bocetos de vestidos y complementos, fotografías o joyas.
Pero el Museo Manuel Piña esconde otras joyas para el visitante, como vestidos, fotografías, videos y complementos, en estrecha relación con el diseñador que ha sabido reflejar en sus trajes su vida y juventud en La mancha. Todo ello entremezclando en perfecta armonía la tradición rural y el folclore, sin olvidar las nuevas tendencias que había en la España de la época.
Muy interesante es también el Museo Casa del Hidalgo de Alcázar de San Juan, de clara temática cervantina y centrado en la vida que llevaban los hidalgos de la época.
Ubicado en una antigua casa solariega del siglo XVI, conocida como Casa del Rey, y ayudándose de recursos audiovisuales en interactivos, según explica el propio museo, este espacio expositivo dispone de dos plantas en las que se puede encontrar a través de diferentes salas la Casa del Hidalgo, cuyo principal acceso desde la calle se encuentra situada en el zaguán o portal; la Casa Ausente, donde aparecen diferentes elementos del campo; la vida en el patio; la bodega, con una sala de catas; la alacena; la cocina, que era una de las partes fundamentales de las casas solariegas; los espacios privados y el patio alto.
Otra de las joyas del Museo Casa del Hidalgo es la exposición de piezas originales de gran valor, y que han sido cedidas por prestigiosos museos españoles, como el del Ejército; el Museo de Santa Cruz y el Museo Nacional de Artes Decorativas, por citar a algunos de los más representativos.
El recorrido por algunos de los espacios museísticos de la provincia de Ciudad Real bien puede finalizar en el Museo López Torres de Tomelloso.
Antonio López Torres dedicó la mayor parte de su vida a representar la realidad de su pueblo, sus gentes, sus paisajes, y de este gran compromiso con su tierra surgió el deseo de donar su obra a la ciudad que lo vio nacer, Tomelloso. De esa idea nace el proyecto por parte del Ayuntamiento de edificar un museo que guardase este tesoro.
El próximo 19 de abril cumplirá treinta y ocho años el Museo López Torres de Tomelloso. La pinacoteca, que se inauguró en vida del artista que le da nombre, resplandece en uno de los jardines más queridos de la ciudad, la Glorieta de María Cristina, a escasos metros de la casa donde el pintor vivió sus últimos años junto a sus hermanas. Es un lugar que para el visitante a Tomelloso es obligatorio conocer, acoge y muestra la obra de una de las figuras artísticas más relevantes e importantes del panorama nacional.
El terreno que hoy ocupa el museo más emblemático de Tomelloso fue durante la mitad del siglo XIX el cementerio municipal y en 1899 se construyó el Teatro Echegaray. Posteriormente el Consistorio adquirió lo terrenos y edificó un colegio y un jardín público. En 1981 se iniciaron las obras de lo que hoy son el Auditorio y el Museo López Torres.
El diseño del museo es del arquitecto madrileño Fernando Higueras, gran admirador de Antonio López Torres. Contó con el arquitecto tomellosero José Benito en la ejecución y dirección de la obra. La pinacoteca, de 1.000 metros cuadrados, se distribuye en dos plantas con módulos simétricos. A la derecha se encuentra un auditorio en el que se celebran todo tipo de actos culturales. A la izquierda está la sala que alberga la colección de dibujos de Antonio López Torres. Esta sala de dibujos comunica con la segunda planta, en la que se pueden contemplar los óleos del pintor ordenados cronológicamente, por medio de una espectacular escalera central.
Destaca en el diseño del museo los encofrados de hormigón blanco que Higueras empleó en techumbres y escaleras. La sala superior recoge la luz natural a través de una bóveda cuya singular estructura guía la luz de forma homogénea por toda la estancia, impidiendo que el sol incida sobre las pinturas.
La colección que hoy día se expone en el museo la componen 65 óleos y 41 dibujos y se llevó a cabo en dos importantes donaciones, en 1978 y 1983, además de otras que se sucedieron tras la muerte del artista.
El visitante puede disfrutar de la obra única e irrepetible de Antonio López Torres, el pintor que fue capaz de reflejar la luz de La Mancha, el calor de esta tierra calcinada, los ocres desnudos, la desolación manchega y tomellosera. Un artista que ha logrado la excelencia del paisaje manchego y que sin él no existiría Antonio López García ni el arte en Tomelloso tal como se conoce en la actualidad.
