Con un ejercicio de percusión corporal, que recordó al haka maorí de los jugadores neozelandeses de rugby para insuflar ánimo, valor y estima, comenzó en la pista deportiva del IES Maestre de Calatrava las I Jornadas de Educación Emocional y Actividad Física en la que en torno a 150 alumnos pasaron por didácticos talleres encaminados a un mayor conocimiento y la resolución de trabas a nivel físico y emocional.
La pandemia, como en otros colectivos, ha supuesto un “palo muy grande” para los adolescentes y se han incrementado en un alto porcentaje las situaciones de angustia y ansiedad. La restricciones en cuanto a socialización, el gran número de pérdidas y fallecimientos y el vacío en cuanto a dinámicas colectivas durante bastante tiempo han influido, a lo que pueden sumarse las dificultades económicas, en este nuevo escenario postpandemia en el que los profesores perciben que buena parte de los alumnos vienen con “una carga emocional que les priva de hacer las actividades con más ganas y entusiasmo”.
Organizada con motivo de la celebración el 10 de octubre del Día de la Salud Mental, la iniciativa buscó que, durante tres horas, los alumnos “trabajaran sus emociones”, resaltó Sonia Cacho, profesora y jefa del Departamento de Educación Física, que subrayó el objetivo de proporcionar a los alumnos “herramientas saludables” como el ejercicio físico al aire libre, la música, el arte y disciplinas de relajación como el yoga que puedan utilizar para canalizar sus emociones, atajar las causas de la desmotivación y evitar crisis de ansiedad.
Muchos vienen “como sin pilas” y la primera recarga de energía fue con un dinámico “combate musical” en el que estudiantes de 3º y 4º de la Eso y 1º de Bachillerato realizaron una exhibición de percusión y expresividad corporal, coordinados por Jorge Muñoz, profesor de Música, que destacó la implicación de los alumnos en una actividad en la que los participantes “forman grupo” y “se crecen”. Hacerlo “a nivel de un gran grupo, sentirte parte de un todo, te hace sentir fuerte y confiar en los demás, ya que sabes que responden”.
“Nos ha encantado hacer algo distinto, salir de la rutina”, “te lo pasas bien y te evades”, y “cooperas con los demás y ayuda a conectar mejor con la gente”, fueron algunas de las impresiones de los alumnos, que fueron luego rotando por otros tres talleres. En el de autoestima, dirigido por el Departamento de Orientación del centro, visualizaron el vídeo ‘El circo de las mariposas’ y pusieron en práctica dinámicas grupales para exteriorizar emociones.
El propósito es que “aprendan a darse cuenta de que, igual que hay que cuidar diariamente nuestro físico, también hay que trabajar nuestro bienestar emocional y psicológico: seguir una dieta equilibrada, hacer deporte y tener relaciones sociales adecuadas”, señaló Nuria García, orientadora y jefa de Estudios, que resaltó la importancia de “aprender a identificar cuándo una situación te está superando y no eres capaz de gestionarla”, para lo que es esencial contar con estrategias que eviten “llegar a una crisis de ansiedad o de pánico en la que puedan incluso autolesionarse”.
Se parte de la premisa de aprender “a ver cuál es la dificultad” y valorar si les supera o no y trabajar pautas de relajación y de respiración para “no desbordarse”, así como mostrarles que pueden contar con apoyo psicológico para “darnos cuenta de que esa situación no es tan compleja como parece y que con una serie de estrategias podemos controlarla y volver a la normalidad”.
En otro de los talleres, la arteterapeuta Ana María Cabrera Manso les proporcionó este recurso que, a través de actividades artísticas como la pintura, se tienden “puentes entre lo consciente y lo inconsciente para sacar cosas que nos hacen daño y que tenemos que elaborar”, ya que, a veces, “no sabemos por qué nos comportamos” de una determinada manera. Sin la expresión de la palabra, “podemos ir trabajando poco a poco los problemas que vayan surgiendo en esta etapa, al igual que en cualquier otra” con una disciplina en favor de una mayor autoconocimiento que “se puede realizar con cualquier tipo de personas, de cualquier colectivo y edad” y que logra cambios poco a poco, a largo plazo, “como cualquier terapia”.
Por su parte, Marina García-Muñoz López, monitora de GoFit, impartió un taller de yoga que comenzó con diez minutos de relajación y meditación para que, desde la calma, tomaran conciencia de su cuerpo, dejaran los problemas atrás y pensaran “sólo en ellos”. Luego llegaron ejercicios de movilidad, para la columna, la espalda, las caderas, posturas básicas de yoga como el guerrero 1 y 2 o la cobra, apertura de pecho y hombros y, al final, regresar a la calma con relajación y estiramientos.
La propuesta persiguió que se pararan a “pensar en ellos mismos, tomasen su respiración” y se encaminaran a “tener en línea el cuerpo y la mente”.