Varios cientos de personas, sobre todo niños y jóvenes de Ciudad Real, han vuelto a cumplir con la tradición de acompañar a San Blas, protector de las enfermedades de la garganta, en el día de su onomástica.
Ha sido en la procesión del último ‘santo viejo’ que en la tarde de este 3 de febrero ha recorrido el centro de la ciudad, acompañado por un buen puñado de fieles, como los miembros del grupo Scouts de la Parroquia de San Pedro, que es la que organiza los actos en su honor.
El sacerdote Pablo Martín del Burgo ha valorado la devoción que tienen los ciudarrealeños más jóvenes a quien fuera mártir y obispo de Sebaste y que ha se ha convertido en una cita fija en el calendario de prinicpios de febrero, que cierra la celebración de los tres primeros santos de la Cristiandad, junto a San Antón (13 de enero) y San Sebastián (20 de enero).
Ha abierto la salida procesional el estandarte con la imagen de San Blas, seguida por la bandera de los scouts y el santo sobre sus andas, representado con la palma del martirio -“murió derramando su sangre y perdonando a quienes lo mataron por su creencia en Jesucristo”-, el báculo y el anillo de obispo.
El recorrido se ha recortado (han vuelto a San Pedro por la calle Carlos Vázquez) al celebrarse la onomástica en día laboral, y en su transcurso también ha habido personas alumbrando con velas.
Martín del Burgo ha recordado el alcance espiritual de un santo “al que Dios llamó curar el cuerpo y el alma”, muy conocido por la leyenda sobre que sanó al hijo de un centurión romano que se había herido la garganta con una espina de pescado. Desde entonces “es protector de las enfermedades de la garganta y de los laringólogos”.
Tras la procesión, los fieles han podido venerar la reliquia del santo que se guarda en San Pedro, un trozo de fémur que llegaría a la parroquia ciudarrealeña en torno al siglo XV, y que se guardia en un relicario de 1604.
Ha vuelto a destacar la presencia del grupo de los Scouts, que desde hace varios años organizan la festividad de San Blas, entre otros actos de la parroquia.
Juan Sánchez Marín, de 16 años, uno de los miembros de este grupo, que ha portado esta tarde a la imagen durante tramos, ha subrayado su acercamiento a este santo, vinculado a niños y jóvenes.