Las temperaturas estaban por los suelos y la humedad del pantano invadía la basílica de Alarcón, pero el “calor del acuerdo, de la unidad, de saber escuchar al que tiene una posición distinta”, fue el mejor fuego para caldear el ambiente. Cuarenta años hace desde que 161 políticos de 5 provincias de interior movidos por el “espíritu de la Transición” alumbraron el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha y cambiaron el curso de la historia para los ciudadanos de esta tierra, de todos, incluidos los que habitan los lugares más recónditos. “Quien más gana con la autonomía no son las capitales de provincia, sino los pequeños municipios”. Pablo Bellido lo tiene claro.
Senadores, diputados nacionales y provinciales, principalmente de UCD y PSOE, estuvieron detrás de este incipiente estatuto, “bastante homogéneo a otros estatutos redactados en otras comunidades autónomas” e impulsado desde el mismo Gobierno de Adolfo Suárez para acabar con el centralismo heredado de la dictadura. El texto rubricado en Alarcón, que luego fue aprobado de forma definitiva por las Cortes Generales como Ley Orgánica 9/1982 por mayoría cualificada y sancionado por el rey Juan Carlos I en el Palacio de Marivent de Palma de Mallorca el 10 de agosto de 1982, no fue cosa de un solo día, pues desde 1978 hubo reuniones, de Toledo a Manzanares.
Apenas cuatro días antes de asistir al acto institucional por el Día de la Constitución Española, que acogerá por primera vez este viernes la basílica de Alarcón, la gratitud invade al presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha. Recuerda a Blas Camacho, Miguel Ángel Martínez y a Antonio Fernández-Galiano, primer presidente del ente preautonómico y paisano suyo. Pablo Bellido explica en entrevista para Lanza que “era de Sigüenza y recibió la encomienda de presidir el órgano que gestionaba la región cuando aún no tenía ni gobierno ni parlamento democrático”. No lo conoció personalmente, aunque sí a alguno de sus hijos. Para él, su trabajo como “constituyente”, si se puede llamar así, fue “impecable”.
En pleno siglo XXI, para Pablo Bellido no solo queda celebrar lo ocurrido en Alarcón y reivindicarlo, “sino ser capaces de emular esa gesta de la Transición, que en Castilla-La Mancha, y en el resto de regiones, fructificó en estatutos de autonomía que han conseguido dar a España un marco constitucional complejo, pero profundamente eficaz”. El político comenta que el resultado de ese estatuto “se podría discutir en matices, pero no en su conjunto”, precisamente por ese “pálpito por el reencuentro que tuvo toda la ciudadanía y los representantes públicos”, que fueron capaces de renunciar a planteamientos maximalistas.
La España de las autonomías, un “éxito colectivo” que ha favorecido la cercanía en los servicios públicos
“La España constitucional de las autonomías, que ha querido organizarse acercando los servicios y los derechos a la ciudadanía es un éxito colectivo”. Desde el despacho de presidencia en el convento de San Gil en Toledo, Pablo Bellido cree que la descentralización de competencias ha hecho que la gestión de servicios públicos sea “más eficiente”. Cabe recordar que Castilla-La Mancha no consiguió de una todas las competencias y que no fue hasta entrado el nuevo milenio cuando se produjeron las transferencias de sanidad, educación y políticas sociales. El presidente explica que “entre 1979 y 1983 no se concebía a la comunidad autónoma como depositaria de las grandes competencias”, aunque a lo largo del tiempo el estatuto fue perfeccionado con sucesivas reformas para adaptarlo a las necesidades de la región.
Sin cortapisas, Pablo Bellido opina que “hubiera sido difícil que municipios de comarcas muy despobladas de Castilla-La Mancha hubieran llegado a tener, por ejemplo, un centro de especialidades médicas”, como lo tiene Almadén, en el caso de continuar el centralismo, “porque el Estado organizado desde Madrid no habría visto la necesidad”. Las comunidades autónomas, sin embargo, al tener la presión del ciudadano más cerca, “se han visto obligadas a ofrecer esos servicios públicos”, en coordinación con los gobiernos municipales y las diputaciones provinciales. Ahí reside el acierto.
Asumir más competencias sería “un error” sin una “financiación justa”
Estaba cantado en 1978 que las regiones históricas reconocidas en la Constitución iban a apostar por el autogobierno a través de la vía rápida del artículo 151. Por eso, el presidente de las Cortes asegura que “gracias a que tenemos autonomía, hoy no somos menos que el resto”, y, de hecho, llega a afirmar que “las comunidades autónomas no se crearon para dividir España, sino para ser más iguales”, para que todos los ciudadanos tuvieran la misma voz a nivel nacional, no solo el País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía o las grandes capitales.
Ahora bien, igual que defiende la transferencia de competencias que ha existido desde el Estado a las comunidades autónomas hasta ahora, no está de acuerdo en que haya “más centrifugación” y defiende lo que durante la pandemia han denominado “cogobernanza” entre los gobiernos autonómicos y el Gobierno de España, “un espacio de entendimiento para tomar las grandes decisiones”. El presidente de las Cortes afirma que “hoy por hoy las comunidades autónomas no deben asumir más competencias”, y subraya que, “desde luego no deben hacerlo hasta que al menos exista una financiación justa y equilibrada que atienda al coste real de los servicios que prestan”. A Bellido le parecería “un error” asumir competencias sin la financiación necesaria procedente del Gobierno central.
De plena actualidad está el debate de la financiación autonómica, sobre todo tras la reunión de ocho presidentes autonómicos de diferente signo político que hubo la semana pasada en Santiago de Compostela. Pablo Bellido explica de forma cristalina el problema de financiación que sufren las comunidades autónomas con gran dispersión de población, como es el caso de Castilla-La Mancha, con 2 millones de habitantes y 79.463 kilómetros cuadrados de extensión. Pide más recursos “no para cualquier cosa, sino para lo necesario”.
No es lo mismo llevar la sanidad a la comarca del Señorío de Molina, en Guadalajara, “la más despoblada de toda Europa y que tiene prácticamente la dimensión territorial que la provincia de Guipúzcoa”, con apenas 8.000 habitantes empadronados y menos de 5.500 residentes reales, que Alcalá de Henares en Madrid, “que tiene prácticamente la población de toda la provincia de Guadalajara y que con un hospital, un centro de especialidades y 4 centros de salud grandes da servicio a toda la población”. En el primer caso la sanidad es mucho más cara.
Lo mismo ocurre con la educación. En Castilla-La Mancha hay centros escolares abiertos para 6 alumnos, como el de Cobeta en Guadalajara, que requiere 3 profesores, mientras que en la Comunidad de Madrid “cada profesor atiende a una media de 65 o 70 alumnos”. “Evidentemente no cuesta lo mismo”, repite. Por eso, el presidente de las Cortes, al igual que el Gobierno regional de Emiliano García-Page, recalca que “el único criterio razonable para la financiación es el coste real de los servicios”. “Aquellos que dicen que tiene que ser en función del número de ciudadanos que habitan un territorio no comprenden la dispersión territorial”, concluye.
“Disfunciones” del sistema autonómico: de los nacionalismos a la gestión tributaria
Pese a las opciones de defensa de los intereses de los ciudadanos del territorio, Pablo Bellido reconoce que esto no significa que la España de las autonomías esté exenta de problemas, “de disfunciones”. No solo hace referencia a las formaciones nacionalistas, que a su juicio “intentan utilizar el autogobierno para dividir y confrontar”, sino que también señala que “algunas comunidades autónomas están utilizando de manera torticera la capacidad normativa en materia tributaria”. De acuerdo al artículo 14 de la Constitución, que hace referencia a que “los españoles son iguales ante la ley”, afirma que “las comunidades no deberían contribuir a crear desigualdades objetivas entre los españoles, ya sea desde el punto de vista cultural, social o económico”.
Partidario de que la gestión de los tributos caiga en el Estado, y que luego sea éste el que transfiera los recursos para así no dejar manga ancha, Bellido expresa que “algunas comunidades tienen muchos beneficios por disfrutar de enormes infraestructuras públicas y de servicios públicos pagados por los impuestos de todos los españoles, y tienen ventajas competitivas que, si además pueden regular tributariamente, les permite hacer dumping fiscal”. Es una de las prácticas que diferentes gobiernos autonómicos atribuyen a la Comunidad de Madrid, por la política fiscal de bajada de impuestos llevada a cabo por la presidenta Isabel Díaz Ayuso.
La salud del parlamento regional más pequeño del país
La buena salud domina en las Cortes de Castilla-La Mancha. “Creo que están en un momento de madurez joven o joven madurez, y creo francamente que están consolidadas en el panorama regional”, expresa el político, natural de La Línea de la Concepción, pero que ha vivido la mayor parte de su vida en Azuqueca de Henares. El parlamento ha abierto sus puertas para que los castellano-manchegos lo conozcan, de hecho, a partir de este sábado habrá jornadas de puertas abiertas una vez al mes, y los diputados regionales también han empezado a ir a los pueblos, de ahí la reunión que hubo hace unos días de la Comisión de Discapacidad en Tomelloso. Gran parte de la ciudadanía “comprende y reconoce” la institución, y estas medidas caminan en la misma dirección, pues, al fin y al cabo, allí deciden cuestiones que tienen que ver con la sanidad, las carreteras, la educación, la agricultura, el medio ambiente y el resto de esferas de la vida.
Los días que hay pleno, los diputados van y vienen por los pasillos, donde hay colgados cuadros de todos los presidentes que ha tenido la cámara. A pesar de que el Covid ha marcado reducciones de aforo, y que ha disminuido el número de periodistas que acuden, siempre hay actividad: comisiones, reuniones, ruedas de prensa y plenos. Si la pandemia “borró” del mapa la acción de ciertos parlamentos regionales, Bellido destaca con orgullo que el de Castilla-La Mancha “fue el que más plenos celebró”, con la intención de “afrontar el problema e intentar ser útiles a la sociedad”. “La situación exigía que la democracia fluyese a través de todos sus cauces y había que aprobar leyes importantes”, señala.
Treinta y tres diputados ocupan el salón de plenos. Las Cortes de Castilla-La Mancha son el parlamento regional más pequeño de toda España, junto al de La Rioja, aunque su población es inferior. Pero es que, destaca el presidente, además “somos el parlamento con menos funcionarios y creo que el que tiene menos presupuesto”. Frente a grandes parlamentos como el de Cataluña, Madrid o Andalucía, con más de un centenar de diputados, el castellanomanchego destaca por su austeridad. Bellido no estuvo de acuerdo con la reducción de diputados llevada a cabo por María Dolores de Cospedal durante su etapa como presidenta del Gobierno regional y cree que debería haber una normativa estatal que estableciese la ratio por habitantes, pero considera que hay debates más inmediatos.
Delante de una librería en la que están colocados libros de sesiones y varias estatuas del Quijote, Bellido expresa que lo relevante es que “el rendimiento de los diputados sea el máximo, que no regateemos esfuerzos, que no seamos perezosos a la hora de estar al servicio de la sociedad”. El “compromiso ético” de los diputados y de las diputadas, advierte, “no solo debe de estar en el pleno, sino en su provincia, con su circunscripción, con los alcaldes y alcaldesas”. El presidente destaca que una de las grandes aportaciones que tiene el estado de las autonomías, frente a otras configuraciones descentralizadoras del Estado, es la representación de la pluralidad de la sociedad a través de estos parlamentos, ya que, de no existir, la ciudadanía tendría que elegir directamente un gobierno autonómico y la oposición política no tendría atril.
En Castilla-La Mancha no ha aparecido la “antipolítica”
La “antipolítica” no ha entrado en la “casa de la democracia” de Castilla-La Mancha. Eso dice Pablo Bellido, que alude a “los planteamientos negacionistas de la España de las autonomías, de la igualdad entre hombres y mujeres, y de los derechos de la infancia” que recorren otros parlamentos autonómicos. “No solo están produciendo quebraderos de cabeza, sino que están distorsionando la vida institucional y cuestionando los valores intrínsecos de la Constitución”, señala. Eso sí, considera que la eliminación del sueldo de los diputados que realizó el Partido Popular en Castilla-La Mancha contuvo “un sustrato de antipolítica”, porque, a su juicio, “quiso minar la capacidad de la oposición de control del gobierno, crítica, propuesta y búsqueda de acuerdos”. “El trabajo de la oposición hay que respetarlo”, añade. En la actualidad los diputados han vuelto a cobrar.
El número de leyes aprobadas por unanimidad es la mejor muestra de la buena relación del Gobierno con la oposición. Incluso se nota en las relaciones de tú a tú, donde Bellido admite que domina el “respeto”, salvo contadas excepciones que atribuye al “seguidismo político” de la estrategia de la ultraderecha y la derecha a nivel nacional. A pesar de que el PSOE tiene mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, “de las 25 leyes aprobadas en esta legislatura, 18 no han tenido votos en contra y 10 han logrado unanimidad”. Para el presidente de las Cortes, “eso significa que aquí hay capacidad de diálogo, que el Gobierno tiene la mano tendida a la oposición, que incorpora sus propuestas, y que la oposición se presta a acordar y sumar”. Compara la situación con el panorama nacional y lamenta que “cualquier ley está siendo una subasta, porque es dificilísimo sacarlas adelante por la atomización parlamentaria”.
Los enormes costes para sacar adelante leyes en el Congreso de los Diputados, donde 16 partidos tienen representación a diferencia de las Cortes de Castilla-La Mancha donde solo hay 3, han obligado a los parlamentos autonómicos a reforzar la actividad legislativa. El que fue alcalde de Azuqueca de Henares entre 2007 y 2015 admite que “hay cuestiones como la sanidad que son nuestra competencia y no podemos estar esperando a que venga una ley del Estado, que puede llegar o no, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de España”. Como consecuencia, por ejemplo, las Cortes han aprobado la primera ley autonómica que blinda una reserva estratégica de material sanitario.
“Castilla-La Mancha es pionera en muchas normativas y además profundamente progresista en la protección social de las personas vulnerables”. Pablo Bellido destaca otras leyes aprobadas en el seno de lo que fue la antigua iglesia del convento de San Gil, como es la Ley de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y el Desarrollo del Medio Rural, aprobada este mismo año, o la Ley de Protección y Apoyo Garantizado a las Personas con Discapacidad, de 2018. El presidente de las Cortes insiste en que “siempre nos hemos caracterizado por ser una región valiente y avanzada”.
La Constitución es “lo mejor que le ha pasado a España”
Solo hay que comparar la imagen de cualquier pueblo de la región hace 40 años con la de ahora para comprender que “la Constitución Española, de la que es fruto el Estatuto de Autonomía, ha sido un acelerador de modernidad que nos ha permitido estar a la altura de las grandes naciones de Europa”. Puede que Europa tenga competidores en el ámbito económico con otros países, pero, sin duda, insiste el presidente de las Cortes, “es el espacio de libertad y de estado del bienestar más sólido que hay en el planeta”, y España forma parte de él. Con la vista puesta en el Día de la Constitución, Pablo Bellido anima a celebrarla el 6 de diciembre, porque “no solo organizó territorialmente el país a través de las comunidades autónomas, sino que nos dio un marco de convivencia, de derechos y libertades”.
Todo en la vida es objeto de mejora y “habrá que cambiar las cosas, no digo que no”, destaca Bellido, pero “en ningún momento podemos devaluar el magnífico resultado y menospreciar el esfuerzo que hicieron los ciudadanos a través de sus partidos y representantes en la Transición”. Por eso considera que los españoles con menos de 50 o 55 años tienen “una deuda de gratitud” con las generaciones anteriores, que “a pesar de padecer la Guerra Civil, la posguerra de pobreza y desigualdad, la tiranía y la limitación de derechos, se pusieron de acuerdo cuando murió el dictador para que avanzásemos en paz”. Pese a los posibles cambios, considera que los principios esenciales de aquel acuerdo tienen que sobrevivir, pues son los que consiguieron “una democracia consolidada que hoy prácticamente nadie discute”. “Creo francamente que es lo mejor que le ha pasado a España y tenemos que estar orgullosos de nuestra Constitución”, apostilla.
Castilla-La Mancha y su identidad “inclusiva”
Cuarenta años después, Pablo Bellido, que considera que la presidencia de las Cortes “es uno de los cargos institucionales más bonitos que puede haber en la política”, subraya que “Castilla-La Mancha es un hecho consolidado, como lo son todas las comunidades autónomas de España”. Pablo Bellido celebra que “hoy tenemos una identidad propia”, que “no es excluyente, sino inclusiva”. Cuando pocas personas recuerdan lo que ocurrió en Alarcón, aquel lugar donde los ‘constituyentes’ sentaron las bases de una comunidad autónoma que nació sin bandera, ni lengua propia, el parlamento regional celebra que la identidad de Castilla-la Mancha sea “positiva, constructiva e integradora” dentro de una realidad más amplia, donde cualquier ciudadano de cualquier municipio de las 5 provincias, consciente de su historia, “se siente castellano-manchego, en tanto que español y europeo”.
