Hay supermercados que a las 9.30 horas se quedan sin productos cárnicos frescos y en cuanto se reponen los palés con los paquetes, ya sean de 12 a 48 rollos, de papel higiénico ‘vuelan’. Por las redes sociales, se comparten con cierto humor imágenes de estanterías vacías en las que han desaparecido la mayoría de artículos a excepción del brócoli y los preservativos. A muchos sorprende que sea tan demandado el papel higiénico y lo complicado que se ha puesto encontrar en oficinas de Farmacia artículos como alcohol, guantes, mascarillas y desinfectantes de manos.
Dicen que hay ‘avispaos’ que se olieron en enero lo que podía pasar e hicieron acopio de estos últimos artículos que se sitúan entre los más anhelados.
‘La calle desierta’, decía Alaska en una canción, mientras que en otra cantaba ‘Terror en el hipermercado’, y en estos días hay horas por las calles ciudarrealeñas en las que apenas hay almas paseando mientras que las grandes superficies comerciales se abarrotan y se perfilan colas ante comercios de barrio.
La inquietud, con noticias relativas que no paran de emitirse por los medios de comunicación, se ha convertido en viral y el coronavirus reina entre las preocupaciones de los manchegos.
El aumento en las ventas de clásicos como ‘La peste’, de Albert Camus, y ‘Ensayo sobre la ceguera’, de José Saramago, muestra el renacimiento del interés por obras literarias sobre pandemias y el ‘confinamiento’ recomendado recuerda a canciones como ‘Autosuficiencia’ de Parálisis Permanente.
En los estancos, se percibe el interés por no quedarse sin tabaco; se han instalado pantallas de plástico transparente en negocios para favorecer que no se produzcan contagios; el coronavirus ha hecho que bastantes tiendas regentadas por chinos cerraran hace unos días, algo impensable en otras circustancias; y todos los ciudadanos piensan cómo van a pasar el período en el que la actividad va a quedar suspendida entre paréntesis.