Un pulmón que respira por todos, escenario de juegos infantiles, paseos tranquilos y charlas sin prisa, eso es el Parque municipal de Herencia. Aquí, cada banco tiene memoria, cada árbol guarda secretos. El aire sabe a pueblo y la vida transcurre a otro ritmo.
Lo que hoy es un remanso de paz y encuentro, en el siglo XVIII fue un espacio de innovación agrícola. En 1782, se plantaron cerca de 4.000 moreras en esta zona, conocida entonces como La Serna, con el fin de criar gusanos de seda destinados a la Real Fábrica de Tapices de Aranjuez.
Un paraje tan importante para Herencia no podía estar exento tampoco de leyendas, como la que afirma que fue en este lugar donde don Quijote de La Mancha, tras romper su lanza en el incidente de los molinos, se forjó una nueva con la que hacer innumerables hazañas imitando al caballero español Diego Pérez de Vargas.

Con una superficie de más de 36.000 metros cuadrados y una longitud de 315 metros, este rincón verde, que en 1946 se convirtió oficialmente en parque municipal, ha evolucionado con el tiempo, pero sigue siendo el alma verde de Herencia, donde la historia y la naturaleza se entrelazan en cada rincón.
Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago, historiador y trabajador del Ayuntamiento de Herencia, además de autor de distintos escritos sobre el parque, afirma con rotundidad, “el parque es uno de los elementos de los que más orgullosos se sienten los herencianos, todos nos identificamos con el parque, la misma puerta del parque ya es un icono para el pueblo”.
Y no es algo de ahora, viene de lejos, “Es un lugar de encuentro y entre los más mayores del municipio aun más ya que el parque de Herencia hace 40 o 50 años era un referente de la comarca puesto que entonces no había parques de esta envergadura. Era un lugar de esparcimiento, de salir, de encontrarse”.
Orígenes del Parque Municipal
Lo que hoy la mayoría conoce como el Parque de Herencia son los restos de un lugar conocido como La Serna, que comenzaron siendo tierras de sembradura. Su origen se remonta a finales del siglo XIII, cuando la Orden de San Juan de Jerusalén se hizo cargo de esas tierras para repoblar. A principios del siglo XIV La Serna se convirtió así en uno de los principales motores económicos de Herencia y consistió en 80 fanegas de tierra.
En sus orígenes, La Serna no era un lugar arbolado ni frondoso, en las referencias del año 1578 se hace referencia solamente a unos pocos álamos junto al camino que la delimita y un humilladero con una cruz en su interior. Hasta mediados del siglo XVIII, La Serna fue principalmente un espacio dedicado a tierra de labor y como lugar de pasto para el ganado, refiriéndose a ella en alguna ocasión como “prado”. De su explotación se beneficiaban entonces pocas personas, frecuentemente las más pudientes de la localidad.

Este método de explotación cambiará en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se convierta en una de las principales fuentes de ingreso para el prior. En 1753 se decidirá dividir La Serna en una serie de tierras de labor y es entonces cuando se abren 8 nuevos pozos de piedra (a finales del siglo XVI se sabía de la existencia de un pozo) para rentabilizar al máximo la labor de la tierra y fomentar el regadío.
Los pozos se construyeron con piedra traída de Villafranca de los Caballeros al ser la de mayor calidad de la zona. A partir de ese momento se deja de usar La Serna como lugar de pasto y se dedica principalmente al uso agrícola y, más adelante, a la explotación maderera. Así, a principios del siglo XIX La Serna es descrita como un espacio dividido en cuatro tramos, que a su vez se reparten en suertes, que son arrendadas por campesinos pudientes para la plantación de cereales como trigo, cebada o avena.
Orígenes de la arboleda de La Serna
Aunque en el siglo XVI todavía no era una zona forestal de importancia sino todo lo contrario, a mediados del siglo XVIII ya existe una arboleda. Se fomenta su repoblación hasta el punto de que se convertirá en poco tiempo en una significativa zona arbolada y una importante unidad de explotación maderera que dará muchos beneficios a las arcas del prior.
En el año 1761, La Serna ya cuenta con 6.000 álamos y, según las descripciones del Cardenal Lorenzana en 1786, se refieren a ella como “poblada de álamos negros y blancos y en medio algunas moreras”. La plantación de moreras se debe a que el prior busca constantemente nuevos rendimientos económicos y se plantea entonces la explotación de la seda.
En noviembre de 1782 don Esteban Boutelo, Jardinero Mayor del Real Sitio de Aranjuez, visita La Serna y aconseja la plantación de moreras destinadas a la cría de gusanos de seda. Un año después de esa visita el número de moreras asciende a 4.000, realizándose para su riego dos nuevas norias movidas por caballerías y diferentes canalizaciones de agua. Aunque en un principio era una actividad bastante alentadora, finalmente a finales de siglo cayó en desuso al tener que destinarse la producción por orden del prior a Tembleque, lo que impedía el desarrollo de una nueva industria sedera en Herencia.

La arboleda de La Serna continuó creciendo hasta que llegó la Guerra de la Independencia, en el año 1817 se cortaron más de 5.000 árboles y su fin llegó al mismo tiempo que el fin del Priorato, en el año 1836, puesto que, aunque continuó la venta de madera esta ya no se regaba y desaparecieron todas las norias. En el año 1864 La Serna saldrá a subasta y será comprada por el Marqués de Perales, uno de los grandes propietarios de Herencia. En la subasta La Serna fue descrita como una finca de 39 fanegas de tierra de labor de primera, segunda y tercera clase que incluía 8.584 álamos negros, 8 pozos con noria, una casa para el guarda y una cuadra.
La fundación del parque municipal
Tras la compra de La Serna por parte del Marqués de Perales no hay demasiada información, pero en 1910 ya es propiedad de la Sociedad Fontanera de Herencia, institución creada a mediados del siglo XIX por los principales contribuyentes de la localidad para encargarse del abastecimiento del agua potable del municipio y que durante más de 70 años fue un ente fundamental en el desarrollo tanto económico como social del municipio.
Se utiliza entonces ya como recreo de la población, existiendo en su interior por lo menos un paseo por el que la gente podía deambular como lugar de esparcimiento. Seguía siendo entonces una importante alameda y su madera se seguía vendiendo a subasta. Esto cambia en los años de la II República, en 1934, cuando la Sociedad Fontanera, propietaria de La Serna, no puede abastecer de agua a la población y se ve obligada a ceder sus propiedades al Ayuntamiento, presidido entonces por Amador Rodríguez de Tembleque. El 12 de septiembre de 1934 se formaliza esta cesión, que tiene como cláusula la construcción de un gran parque municipal en La Serna, con un campo de deportes y una piscina. Un proyecto que quedó truncado con el estallido de la Guerra Civil, periodo en el que la alameda quedó gravemente deteriorada, llegando casi a su desaparición.
A pesar de todo ello, la idea nunca cayó en el olvido y en 1942 se decide la repoblación forestal y convertirlo en parque municipal, pero hay parcelas alquiladas y distintos proyectos sobre la mesa, lo que hace que no sea hasta el año 1945 cuando se afiance la idea. Con ese objetivo en mente, el 31 de marzo de 1945 se pone un anuncio tanto en el Boletín Oficial de la Provincia como en el diario Lanza, para contratar a un guarda-jardinero. El sueldo anual era de 4.500 pesetas e incluía casa-habitación para habitar, una clara referencia a la antigua casa del guarda de La Serna.

La ejecución del parque se convierte en un hecho ese 31 de marzo en el que aparece el anuncio puesto que ese mismo día se acuerda designar a don Manuel Gómez, vecino de Linares (Jaén), como encargado del estudio, proyecto y presupuesto de las plantaciones de arbolado y flores del parque municipal, así como del plano para la plantación de futuros trabajos de reforestación y ajardinamiento. Un proyecto supervisado en todo momento por el delegado de Parques y Jardines, Ángel Fernández Conde.
Durante el resto del año 1945 las inversiones en las obras del parque municipal son constantes, destacando entre ellas la delimitación del parque mediante una cerca, encomendado al maestro albañil Antoni Moreno Romero y visado por el aparejador municipal Ismael Torres Quirós. Ellos se encargaron también de la construcción de la arcada principal de entrada al parque, hoy en día todo un icono para la localidad.
Las inversiones en arbolado y plantas se retoman a principios de 1946, especialmente tras cubrirse la vacante del cargo de Jardinero Mayor de la localidad, con el nombramiento de Vicente García Lozano, antiguo subjefe del parque Gasset de Ciudad Real y residente en Malagón, de donde llegó junto a su familia para instalarse en la antigua casa del guarda de La Serna.

Las obras se intensifican cada vez más y en los primeros seis meses del año llegan a trabajar en La Serna cerca de un centenar de obreros en tareas de albañilería, acondicionamiento de paseos, realización de zanjas y un largo etcétera. Cabe destacar entre estos gastos diferentes trabajos para llevar una línea eléctrica hasta el parque y dotarlo de varios puntos de luz, con un total de veinte lámparas ‘Zenker’ para iluminar las zonas principales y hacerlo más seguro.
El 11 de junio de 1946 el hasta entonces delegado de Parques y Jardines, Ángel Fernández Conde, es nombrado Alcalde del Ayuntamiento de Herencia y en su primera sesión plenaria como presidente de la Corporación Municipal el 13 de junio, fija la fecha de la inauguración del parque municipal para el día 20 de junio de 1946 a las 19 horas, tras la procesión del Corpus Christi, afirmando que lo hace “con todas las solemnidades debidas, ya que se trata de un sitio admirablemente hermoso para el recreo de este vecindario”.
Tras la inauguración oficial del parque continúan las obras para dotarlo de todo el mobiliario y ornamentación, y también se siguen adquiriendo plantas y trabajando en la instalación eléctrica. Por otra parte, al maestro albañil Petronilo García-Navas Jerez se le encargó la construcción de bancos de cemento con destino el parque municipal y algunos de ellos aun se conservan en el pequeño paseo de acceso a la antigua casa del guarda, hoy la sala de exposiciones ‘Agustín de Úbeda’.

La evolución del parque municipal
Tras la inauguración, las distintas corporaciones fueron invirtiendo en él para mejorar sus instalaciones, reponiendo plantas, árboles y flores. Así, si en la inauguración contaba con chopos, aligustres y olmos, poco después se plantaron también pinos y setos.
La ornamentación mejoró también, una de las primeras acciones fue la colocación, en el año 1948, de una fuente en la glorieta central del parque, lugar que se decide denominar Plaza de la República Argentina como manifestación de alegría y gratitud a la firma del protocolo Franco-Perón, mediante el que Argentina daba un crédito a España de cerca de 4.500 millones de pesetas para comprar víveres y materias primas en los años de aislamiento internacional por la dictadura de Franco.
Se establece también junto a la antigua casa del guarda de La Serna, un vivero o invernadero donde se cultivaban plantas y flores de temporada. Se instala también un grupo motobomba en el pozo del parque para posibilitar el riego de pie y por aspersión de las plantas y flores, llegando incluso a colocarse alumbrado fluorescente. También se construye un templete con un bar en la parte baja y una terraza abalaustrada en su parte superior para que pudieran subir a tocar agrupaciones musicales y así amenizar las verbenas.

En los años 70 también se realizan trabajos de reforma, como una valla metálica para rodear el parque y varios arcos de hierro, un teleclub piloto, así como un parque infantil con toboganes y columpios. En los años 80 y 90 hubo una importante pérdida de árboles, especialmente olmos, por la grafiosis, enfermedad que afecta a los olmos y que enfermó a muchos y obligó a la tala de otros tantos para evitar su propagación. Esto supuso la introducción de nuevos árboles, principalmente pinos, pero también plataneros, melias, cercis o prunos.
El fin del siglo XX trajo consigo de nuevo importantes obras e inversiones en el parque municipal gracias al Plan de la Diputación Provincial del año 2000, con el que se instaló una nueva iluminación, el riego por goteo y se rehabilitó la antigua casa del guarda de La Serna, que posteriormente se convertiría en sala de exposiciones. El inicio del nuevo siglo trajo consigo la rehabilitación, mejora y ampliación del parque infantil, así como a la instalación en él de iluminación y riego, mobiliario urbano y de recreo.
Se produce otra importante remodelación en el año 2002, con la construcción en las inmediaciones de la antigua casa del guarda de La Serna de un auditorio al aire libre. Contaba con un escenario de 130 metros cuadrados, un semisótano para camerinos y una pérgola de 150 metros cuadrados que discurría paralela al paseo central y un quiosco-bar próximo al escenario. Gracias a esta inversión, el parque se convirtió en un hervidero cultural, realizándose allí todo tipo de espectáculos y eventos de ocio.
La siguiente gran remodelación se dio con motivo del 65 aniversario del parque municipal, e incluyó una consulta a los ciudadanos y la puesta en marcha en el año 2012 del plan de modernización del parque, que contemplaba la renovación del alumbrado público, la creación de un parque canino, la ampliación de la red de riego, la implantación de un circuito de entrenamiento con aparatos biosaludables, el acondicionamiento y mejora de edificios o la creación de puntos de acceso wifi gratuitos.

El parque municipal de Herencia hoy
La bienvenida la da un álamo blanco centenario y de gran tamaño situado muy cerca de la entrada principal. Es uno de los últimos testigos de los cientos de álamos que ocupaban la antigua Serna, lo que hace que sea muy querido en Herencia y, tal y como nos relata Claro Manuel Fernández-Caballero “es conocido popularmente por los mayores de la localidad como ‘el Abuelo”.
La entrada principal del parque está compuesta por una puerta de tres cuerpos, siendo los dos laterales de inferior altura que el central. Corona el conjunto la inscripción ‘Año Parque Municipal 1946’, haciendo alusión al año de su fundación. Atravesando esta puerta principal nos encontramos con un amplio paseo central flanqueado por prunos y cercis. A partir del paseo central, se ramifican otros paseos que van articulando el espacio, caracterizado por zonas de pradera de césped natural y muchos árboles, lo que dota a todo el recinto de una constante sombra. Siguiendo el paseo principal llegamos hasta una amplia plaza octogonal, con una fuente en la que confluyen los principales paseos del parque. Antiguamente, ese espacio era la plaza de la República Argentina y hoy se conoce como Plaza de la Constitución y se caracteriza por ser el centro articulador de todo el parque.
Desde ahí continúa hasta la salida del parque el paseo principal, que lo divide, dejando a un lado la sala de exposiciones Agustín Úbeda, el auditorio de verano y más adelante el parque infantil, y al otro el teleclub y el parque canino.

La sección del parque infantil está delimitada por un pequeño arroyo y un subsector con pistas de minigolf donde los más mayores de la localidad juegan a la petanca por las mañanas. Otra mas amplia, la de los juegos infantiles, cuenta a día de hoy con suelos de caucho y grandes olmos para dar sombra.
En la actualidad, el parque cuenta con más de 30 paseos arbolados, 27 praderas de diferentes tamaños y formas con césped natural y más de 650 árboles entre los que destacan 100 pinos de distinta edad y tamaño, más de 60 olmos, más de 60 sóforas, más de 80 melias, cerca de 50 arbolillos de aligustre y otros tantos de cercis, así como prunos y plataneros. También se pueden contar más de 30 chopos o álamos blancos, más de una veintena de palmeras y algunos cedros, cipreses, olivos, granados y moreras. Entre las plantas, jazmín, rosales, yedra, salvia real y otras muchas como una variedad de aromáticas entre las que destacan el romero y el tomillo.

Dentro del Parque Municipal existen distintos edificios y monumentos de interés:
- Antigua casa del guarda: hoy está completamente reconstruida y remodelada. Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando necesitaron un guarda para La Serna. En 1946 se acondicionó para que la habitara Vicente García Lozano, jardinero mayor del parque municipal y, posteriormente, sus sucesores. En el año 2000 fue remodelada y desde 2001 hasta hoy se utiliza como Sala de exposiciones bajo el nombre de Agustín de Úbeda.
- Antiguo teleclub: inaugurado en el año 1969 por Manuel Fraga, entonces ministro de Información y Turismo, es el primer edificio de estas características que se construía en la región. Contaba con salón de actos, biblioteca, sala de exposiciones y aplicaciones múltiples al contar entonces con los medios audiovisuales más modernos del momento. Allí se instaló a finales de los años 70 la asociación Maritornes, así como la emisora de radio local en diferentes ocasiones. Las salas del teleclub también han albergado aulas de kárate, actividades juveniles…siendo hoy punto de encuentro como sede del taller de restauración de la Universidad Popular y, durante las ferias y fiestas espacio de la muestra de fotografía antigua y escultura de ‘Jesús Chamusca’.
- Antigua bomba de agua: este monumento tiene como objetivo recordar la importancia del agua en el municipio, siendo también un guiño a los diferentes pozos de agua que existieron en La Serna.
- Monumento a la mujer maltratada: obra de bronce del escultor Francisco José Arráez, representa una mujer encogida en actitud de proteger su cuerpo ante una agresión. Bajo la mujer, aparecen grabadas las siluetas de una multitud de personas sin rostro con los brazos levantados, queriendo lanzar un grito sordo de auxilio, de protesta, rabia e impotencia.
- Escultura homenaje a Agustín Úbeda: inaugurado en 2008, un año después del fallecimiento del homenajeado, también es obra del escultor Francisco Arráez, que esculpe de forma realista la figura del pintor.
‘¡Eres más viejo que La Serna!’
Un espacio con tantos años de historia da para muchos recuerdos e incluso para inventarse un refrán. Y es que, tal y como nos relataba Claro, “en Herencia existe el dicho ‘Eres más viejo que La Serna’ para referirse precisamente a eso, a una persona con muchos años”. Pero esa no es la única historia que alberga, “el parque también fue motivo de discusión en un Pleno de Herencia porque no se ponían de acuerdo en el nombre que debía llevar el paseo principal”, también es un lugar de recuerdos dulces, “en su misma puerta se ponían a vender el paloduz”, así como los puestos de la feria del libro o incluso se utilizaba como photocall, y fondo perfecto para bodas, bautizos y comuniones. Un lugar de encuentro por el que pasaron muchas orquestas y que “incluso contó con un pequeño camión de bomberos para apagar las hogueras que se hacían por las distintas fiestas”.

El 75 Aniversario del Parque Municipal
En el año 2021, con motivo del 75 aniversario de la creación del Parque, el Ayuntamiento planificó una serie de actividades para celebrarlo. Entre ellas, la reforestación de ciertas zonas del parque con el alumnado del CEIP Carrasco Alcalde aprovechando la celebración del Día del Árbol. También se celebró una Noche del Patrimonio con rutas patrimoniales guiadas y teatralizadas en el entorno del Parque Municipal, iluminando de forma artística los árboles centenarios. Se realizó también la presentación de un estudio científico de carácter histórico sobre el Parque Municipal.