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Pasión, economía y gastronomía: la caza vista por mujeres que viven de ella

cafe amfar CM 08

Nadie ama más la naturaleza y la respeta que un cazador. “Yo soy cazadora porque la caza es mi vida. Madrugar, salir al campo, las tardes en contacto con la naturaleza me lo dan todo”. Ana Belén Parra, cazadora y organizadora de monterías en la comarca de Viso del Marqués habla así de la actividad cinegética, un sector que en muchos pueblos de Ciudad Real es casi el único medio de vida, y que cree que no tiene la proyección mediática que merece. Opinión que ha compartido esta tarde con otras ocho mujeres más en torno a un café coloquio organizado por la Asociación de Mujeres y Familias de Ámbito Rural, Amfar, todas ellas con algo en común: su relación con la caza, bien como empresarias, o científicas o aficionadas, dentro de la Feria de la Caza de Ciudad Real, Fecircatur, que se celebra este fin de semana en la capital.

A medio camino entre un campo y otro se encuentra Ángela Ormeño, una de las pocas rehaleras de España que compatibiliza su trabajo en una oficina bancaria con su pasión: el amor a los perros y la caza. Hija de rehalero, Ormeño dedica la mayor parte de su tiempo de ocio al cuidado de una rehala de 70 perros (le ayuda su marido) a los que entrena, cuida y saca de montería en cuanto empieza la temporada.

No es un deporte de ricos

“La caza no es un deporte de ricos, hay monterías de cotos sociales muy asequibles y otras desde 250 euros”, añade Teresa Piqueras, cazadora de Los Yébenes (Toledo), para la que cazar “es una forma de vida”. Madrileña sin conocimiento de lo que suponía salir al campo, matar una pieza, cocinarla y comerla, llegar a Los Yébenes le cambio la vida, “los cazadores somos los que más amamos la naturaleza”, asegura.

En el coloquio también ha participado Gloria Jordán, científica que impulsó el máster de Estudios Cinegéticos del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), de la Universidad de Castilla-La Mancha. Sin disparar un solo tiro Jordán ha hecho grandes aportaciones por una actividad que en su opinión “hay que poner en valor” e incluso “enseñar en las escuelas”, ante el avance del papanatismo con el que, según dice, “los medios de comunicación y buena parte de la sociedad miran sin conocer la actividad cinegética”.

El cazador no es malo

Jordán también desarrolló el proyecto ‘Caza y escuela en las aulas’, para familiarizar a los escolares con la caza y el respeto a la naturaleza, y de paso desmontar el mito del cazador/a como esa persona “mala” que mata animales, un juicio de valor que enerva  también a las otras participantes en el coloquio: Belén García Castro, hostelera del Mesón Octavio de Ciudad Real; Pilar Pozo, comerciante de carne de caza de Agudo, Victoria Díaz-Patón; veterinaria y artesana, Angelina Ruiz, especialista en moda y propietaria de una escuela de modelos que se atrave con la moda cinegética, y Mareli García-Arévalo, periodista de caza que ha denunciado “el acoso” al que están siendo sometidos los aficionados en las redes sociales.

Más platos de caza en los menús

Pese a importancia en cifras que tiene el sector en Ciudad Real y Castilla-La Mancha, a Belén García Castro, dueña del Mesón Octavio, criada “a base de carne de caza”, dice, le sorprendió cuando llegó a Ciudad Real los pocos platos de caza que se podían consumir en los restaurantes de la provincia, pese a la abundancia de la materia prima. El suyo según dice es casi una excepción y recomienda a la gente que compre, cocine y pruebe carne de caza, “a la carne de caza se le puede sacar muchísimo partido. Animo a todos los jefes de cocina de los restaurantes de la provincia a cocinar más platos de caza”.

Victoria Díaz-Patón, veterinaria y artesana, además de aficionada a la caza ha sabido convertir en arte materiales únicos procedentes de las piezas de caza. “Lo aprovecho todo, cuernas, huesos, dientes”, ha explicado esta tarde en el café. Díaz-Patón ha hecho hincapié en lo cotizadísimos que están los desmogues de los venados (las cuernas que se les caen cada primavera) en el mercado internacional. “En muchos países asiáticos se utilizan machacados como afrodisíacos”.

El café-coloquio ‘Mujer y caza’ lo ha moderado la presidenta de Amfar Lola Merino que ha elogiado “a las de mujeres que han sabido encontrar el valor añadido que ofrece la caza para el desarrollo de distintas actividades económicas”.

 

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