Una luminosa estela circular con sus velas describen en Ciudad Real los miles de fieles que acuden a alumbrar a la Virgen del Prado. Cuando la Patrona de la ciudad comenzaba a avanzar por el Paseo por el Prado, una hora y cuarto después de que comenzaran los fieles a alumbrar por las calles de la ciudad, ya había tres bidones llenos de velas medio consumidas en las proximidades de la Catedral dejadas por personas que habían culminado el recorrido procesional.
Recién restaurada, la ‘carroza’ de la Virgen del Prado vuelve a brillar con máxima intensidad este martes 15 de agosto por las calles de su ciudad. Lisianthus y gladiolos y anthoniums blancos conforman el exorno floral del trono de la Virgen que luce el manto, que pagó Elisa Cendrero con motivo de la Coronación, de tisú de plata de Lyon con bordados en oro y piedras semipreciosas.
La Corte de Honor ha recuperado la tradición de colocar lazos rojos en las campanillas, tal y como aparecía representada la Patrona en los siglo XVII y XVIII, y se puede presenciar la restauración realizada en el paso procesional, en el que se procedió a desmontar y volver a montar la orfebrería para la limpieza de todas las piezas recuperando su esplendor el baño de plata original, además de bañar en oro las letanías, querubines situados entre los paños y apliques dorados del trono y la balaustrada.
También se sustituyó la tablazón de la mesa del paso, para lo que se levantaron y volvieron a colocar, casándolas bien, las más de trescientas baldosas de orfebrería repujada que la componen; se han incorporado varales telescópicos para empujar; se ha recuperado la placa fundacional de la carroza que se ha situado en el exterior de la parte trasera; y uno de los paños con letanía repuestos se ha marcado con una mariquita como muestra de ser una pieza nueva. Siguiendo las técnicas del repujado, fundido y cincelado se ha acometido la restauración del paso en los talleres de Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava.
El animoso paso de los fieles alumbrando hizo que se abriera un hueco durante el recorrido procesional al que se sumaron la Asociación de Dulcineas y Damas, tras la que alentó con sus marchas el recorrido la Agrupación Musical Santa Cecilia de Calzada de Calatrava con unos ochenta músicos, justo delante del estandarte de la Hermandad de la Virgen del Prado, de la que alumbraron cerca de 800 hermanos vestidos con traje oscuro. Entre los últimos hermanos situados más próximos a la Virgen, por su antigüedad en la Hermandad, avanzaron la Dulcinea y sus Damas, el Pandorgo y las Juntas Directivas de la Corte de Honor y la Hermandad de la Virgen del Prado, presidiendo la procesión tras la Virgen el obispo, Gerardo Melgar, precedido y rodeado de sacerdotes, a quienes siguieron representantes de la Corporación Municipal, la alcaldesa, Pilar Zamora, y responsables de otras instituciones civiles y militares, para cerrar la procesión con solemnes y emotivas marchas 85 músicos de la Banda de Música de la Agrupación Musical de Ciudad Real.
La salida de la Virgen, esperada por numerosas personas en el Prado; su majestuoso avance por la calle Toledo; el regreso por la Plaza Mayor y la entrada en el Prado con el repique de campanas y la cascada de fuego con bengalas de color blanco al aproximarse a la Catedral, que da paso el arrebato festivo de baterías de colores con remate en trueno en la Plaza de los Mercedarios, son algunos de los momentos más emocionantes de la procesión vivida con intensidad y devoción por muchos ciudarrealeños y fieles llegados de otras localidades.