Una absurda pelea entre compañeros de una fábrica de Pedro Muñoz hace dos años podría acabar con uno de ellos en la cárcel. J.A.E.L., el presunto agresor mantiene su inocencia: se defendió de la agresión, y cuestiona las “lesiones con deformidad” que según la fiscalía le han quedado a la víctima A.J., tuerto de un ojo antes del golpe.
La discusión jurídica no es baladí, de ser declarado culpable J.A.E.L. podría ser condenado a 4 años de cárcel, algo que considera una exageración. La víctima, que perdió el globo ocular completo, se ha implantado una prótesis a raíz del golpe y su aspecto físico ha mejorado notablemente, han declarado varios compañeros de trabajo, testigos de la defensa.
A.J., el perjudicado, ni siquiera ha reclamado indemnización por la lesión, lo que según el fiscal del caso Carlos G. Santorum evidencia que no le mueve la revancha.
No hay testigos de la pelea
La pelea, sin testigos aparte de los dos protagonistas, se desató a la salida del trabajo, sobre las dos de la tarde del 7 de julio de 2017. J.A.E.L., que ya no trabaja en la fábrica y A.J., que sigue en ella, no se llevaban del todo mal, aunque la relación se había deteriorado unos días antes.
El caso es que ese día supuestamente J.A.E.L. le dio un puñetazo en “el ojo malo” (sin visión y medio cerrado, desagradable de ver según sus compañeros) a A.J. que le provocó el hundimiento del globo ocular que perdió por completo.
“Braceé para liberarme”
¿Pero cómo pasó? El acusado, que ha declarado por primera vez hoy en el juicio en la Audiencia Provincial, ha explicado que ese día tuvieron una discusión tonta en el trabajo. Su compañero J.A. le esperó a la salida, le hizo bajar del coche, y le agredió. “Yo no le iba a agredir, solo braceé para liberarme”, ha declarado. Y lo hizo –según el acusado- tumbado en el suelo y braceando hacia atrás, sin mirar.
Se bajó del coche, me pegó y se marchó
A.J. lo cuenta de otra forma. Reconoce que tuvieron un discusión muy fuerte y que a la salida de la fábrica el acusado fue hacia él con su coche, se bajó, le dio un puñetazo brutal y se marchó. No recuerda nada más, “estaba más pendiente de mi ojo, no veía”, ha recalcado.
Como consecuencia del golpe A.J. perdió el globo ocular (antes lo tenía pero sin visión) y estuvo imposibilitado para trabajar durante 54 días con secuelas que según la fiscalía le han dejado un perjuicio estético.
No hay perjudicio estético dice la defensa
La defensa ha cuestionado ese perjuicio estético, porque la realidad –el tribunal lo ha visto- es que A.J. lleva una prótesis en el ojo y su aspecto es mejor que el anterior al incidente.
La defensa solicita la libre absolución por falta de pruebas y en caso de que A.J. sea condenado que se aplique el delito básico de lesiones, no el agravado.