El calendario avanza y el peligro de incendios forestales se dispara en una campaña 2024 que hasta ahora discurre por los cauces habituales con trabajos preventivos para evitar los temidos ‘megaincendios’ del verano en Ciudad Real. Los últimos, quemas prescritas en la sierra de Viso de Marqués, quemas programadas de vegetación con pequeños incendios para despejar la zona a tratar material combustible.
Este trabajo, realizado la semana pasada, es de uno de los cuarenta y siete proyectados en la campaña de este año, en los que sigue inmerso el grueso del personal -unas cuatrocientas personas- a una semana para que empiece la época de riesgo medio de incendios. Son 3.500 las hectáreas afectadas.
Con las lluvias extraordinarias de marzo que han humedecido la tierra las altas temperaturas de la mitad de abril no han cambio mucho el nivel de riesgo, explica Juan Pedro García, coordinador del centro operativo provincial de incendios forestales.
Dos aeronaves de apoyo para toda Castilla-La Mancha, y tres patrullas y un retén en la provincia de Ciudad Real están alerta para la extinción, por si se producen fuegos importantes antes del 1 mayo, cuando empieza la época de peligro medio.
De momento se permiten las quemas de rastrojos y restos agrícolas, según el índice potencial de incendios (IPP) hasta el 31 de mayo, después estará completamente prohibido.
Otros trabajos preventivos de la primavera han sido la retirada de arbolado afectado por el fuego del verano de 2022 en las Lagunas de Ruidera.

Culmina la renovación de la flota de autobombas
Las novedades para la campaña de extinción 2024, que empieza oficialmente el 1 de junio, dependiendo que cómo siga evolucionando la meteorología, son más cualitativas que cuantitativas. “Partimos de un dispositivo bien dotado, con la posibilidad de apoyar a una provincia desde otras. En Ciudad Real este año hemos terminado de renovar la flota de autobombas terrestres, con la incorporación de la novena y última; y seguimos con el salto tecnológico, con más herramientas informáticas para mejorar la gestión de nuestros recursos”, explica Juan Pedro García, coordinador del Centro Operativo Provincial de
Incendios Forestales de Ciudad Real.
Los técnicos forestales asumen que por “muy bien” que se diera la Semana Santa a efectos del fuego (suelos húmedos, etc) la campaña veraniega será muy dura, “nos preparamos para tener incendios en junio, julio y agosto cada vez más devastadores”, afirma García.
Preparados para un 2024 duro tras el anómalo 2023
Lo del año pasado (poquísimos incendios) no fue normal. 2023 pasará a la historia reciente de la extinción de incendios forestales en Ciudad Real como un año anómalo, “tuvimos una sequía extrema al final del invierno y la primavera, que impidió hasta que creciera la siembra, pero llovió en junio, al inicio de la época de peligro alto, lo que refrescó suelos sin pasto en los que las pocas igniciones no se propagaron”.
El experto en extinción todavía recuerda cómo hace un año, “en el hall de entrada de una campaña catastrófica”, refiere (la Semana Santa en abril fue muy cálida) la climatología dio un giro inesperado. La consecuencia es que hubo poquísimos incendios, incluso en el mes crítico de julio, y se quemó un 97%
menos de superficie forestal.
Este año las cosas irán por otros derroteros, los normales que implican un verano meteorológicamente duro, y una primavera por ahora “normal”. Hasta ahora no ha sido necesario utilizar vehículos autobomba, como el año pasado, y la campaña discurre “dentro de lo previsible”.