“Facilitamos el espacio para que ellos se vean pero esto no es una ‘paquetería’ sin más de niños”. Cristina Fariñas, coordinadora del punto de encuentro familiar de Ciudad Real (único en la provincia), quiere que quede claro desde el principio de la entrevista el trabajo “delicado”, “bonito” y “muy necesario”, adjetiva, que presta este centro ubicado en un discreto piso bajo de la calle Lentejuela del barrio de La Morería.
Esta trabajadora social forma parte del personal del centro desde 2007, unos años después de su apertura (2003), cuando la violencia de género obligó a los gobiernos a replantearse otra cuestión colateral derivada de las rupturas peligrosas, ¿qué pasa con los niños? Los puntos de encuentro familiar, en este caso creado por el Gobierno de Castilla-La Mancha, a la par que otros en el resto de comunidades, dieron respuesta a esa pregunta.
Todo tipo de parejas con rupturas complicadas
Quince años después estos lugares atienden “a todo tipo de parejas con rupturas complicadas, no sólo por problemas de malos tratos”, matiza, y se han consolidado como un servicio cada vez más util: “Si no fuera necesario no estaríamos aquí, no llevaríamos tanto tiempo trabajando y no tendríamos tanto trabajo. Cada vez hay más derivaciones y casos más complicados que reflejan la complejidad de las sociedad en la que vivimos”.
Pero, ¿qué es un punto de encuentro familiar? Técnicamente “un espacio neutral y acogedor donde se facilita el encuentro del menor con el progenitor no custodio, con el fin de cumplir el régimen de visitas, en aquellos casos en los que las relaciones son conflictivas”.
Un espacio neutral pero acogedor
Precisamente esa sensación de “espacio acogedor” es lo primero que sientes al cruzar el vestíbulo del discreto bajo de la calle Lentejuela. “En la puerta ya recibimos a las parejas y a los menores, aquí sólo entran madres y padres a entregar o tener una visita supervisada, los citamos con unos minutos de margen. Para que no coincidan cuando uno entrega al niño el otro permanece en una sala esperando y al recogerlo lo mismo. Nunca hay contacto, al menos que la situación vaya cambiando”, describe Fariñas.
El punto de encuentro familiar funciona con la precisión de un reloj. “Tenemos que ser muy estrictos con los tiempos para que se cumplan las directrices judiciales”, de modo que si alguna de las partes llega tarde se comunica al juzgado. No es lo más frecuente, lo normal son casos de padres que llevan años sin ver a su hijo y para ellos estas reuniones son una parte muy importante de sus vidas hasta que consiguen normalizar la situación”.
La asociación Colabora (también lleva centros de protección y de primera acogida de menores) gestiona el punto de encuentro familiar de Ciudad Real desde que abrió en 2003. “Yo no estaba aquí pero por lo que me han contado fue una cosa bonita, era un proyecto totalmente nuevo, no se sabía si iba a ir bien y estaba todo por hacer y regular, el punto de encuentro tal y como lo conocemos hoy lo fueron construyendo desde la nada”.
No hay lista de espera
El volumen de trabajo no significa que haya lista de espera, el servicio busca hueco en su agenda para dar cobertura a todos los casos, aunque admiten que intercambios entre familias de poblaciones como Tomelloso, Villanueva de los Infantes o Almadén es complicado, de hecho prácticamente no hacen. “Sencillamente porque no pueden desplazarse, estaría bien en el futuro poder disponer de un recurso como este en Alcázar o Manzanares, para la población de la zona este de la provincia; y sobre todo nos gustaría hacer más intervención con las familias”, detalla la coordinadora.
Al frente de un equipo compuesto por ella misma como trabajadora social y coordinadora, una plaza de psicólogo y tres educadores, el punto de encuentro trabaja miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo de diez a dos y de cuatro a nueve. Los lunes y martes está cerrado.
La semana se distribuye por servicios, las mañanas de los miércoles, jueves y viernes se dedican a atender a las familias, ver necesidades, escuchar propuestas, o a comunicarse con el juzgado. El trabajo fuerte es el de las tardes de miércoles, viernes, sábado y domingo, en esas horas se hacen los intercambios y las visitas supervisadas, mientras que el jueves se utiliza para resolver trámites a nivel interno.
¿Cómo se accede al recurso?
Nadie que tenga problemas con su pareja puede pedir voluntariamente pasar por aquí. En estos momentos hay dos tipos de derivaciones, las que llegan desde el juzgado a través de autos o sentencias, y las de la Dirección General de Bienestar Social (para menores en protección o acogida que mantienen contacto con su familia biológica).
Para lo que más se utiliza el centro es para las separaciones conflictivas, malos tratos o cualquier otro problema grave entre las familias. “Muchas veces el conflicto no es entre los padres en sí, sino por la familia de uno u otro o la nueva pareja. Al final vemos que es mucha gente la que entra dentro del conflicto. En ocasiones comprobamos que ellos serían capaces de llegar a acuerdos por el bienestar de su hijo, pero el entorno lo complica”.
¿Cómo se hace una derivación?
“La mayoría nos llegan a través del juzgado que nos remite el auto o sentencia con los datos de las partes. En cuanto lo recibimos lo damos de alta y contactamos con las partes. Lo primero es citarlos a ellos para tener una entrevista. Intentamos no perder mucho tiempo”. Después se celebra la entrevista, se les facilita la documentación y se les cita para una la visita ya con un día y hora fijos que se puede cambiar por causas justificadas.
Explicado así parece sencillo pero no lo es tanto, hay que cuadrar las agendas y comprobar que las salas, tanto las de espera o intercambio como las de visitas, estén libres para que no coincidan ni los progenitores que no se pueden ver ni varias familias. “Cada persona que entra al punto de encuentro tiene su régimen de visitas y nosotros tenemos que adaptar las agendas semanales a esa situación”.
Los puntos de encuentro familiar prevén siete tipos de visitas clasificadas: entrega y recogida, supervisadas, no supervisadas, mixtas, visitas no realizadas con justificación, visitas no realizadas sin justificación (incumplimientos) y otros.
Las visitas supervisadas significan que el padre o la madre que no tiene la custodia del menor pasa una hora con su hijo en una de las salas del centro, bajo la supervisión de un técnico neutral que observa.
Conseguir la normalización
“Ahora nos están llegando muchos casos que son regímenes progresivos. Por ejemplo, un caso que establece un mes de visitas supervisadas y si hay evolución favorable, que nosotros detectemos, pasamos a entregas y recogidas en el día, sin pernocta; así durante tres meses, y si eso va bien vamos a pernoctas en las que el progenitor no custodio se lleva el niño el viernes y lo devuelve el domingo, entramos en un régimen más normal. De lo que se trata al final es conseguir la normalización”.
¿Y qué es lo que más abunda en el punto de encuentro de Ciudad Real?, según Fariñas hay de todo. “Esto va por rachas, hay veces que son visitas supervisadas y otras que son muchos casos de entregas y recogidas, depende”.
El perfil de las personas que lo utilizan también es cambiante, “tenemos familias de todas las edades, igual que niños hay veces que muchos bebes y otra más adolescentes”.
El nivel económico no cuenta
Otro aspecto que destaca la trabajadora social es la variedad de familias que tienen que pasar por él. “Se puede pensar que al punto de encuentro viene gente con pocos recursos económicos pero no es así, el nivel económico que tenga la familia no tiene nada que ver que no que no te entiendas con tu pareja”.
53 nuevos casos en 2017
El año pasado por el punto de encuentro familiar de Ciudad Real entraron 53 nuevos casos derivados por los juzgados (en su mayoría por el juzgado de instrucción y primera instancia número 5, con competencias en Violencia sobre la Mujer) y 11 enviados por el Servicio de Familia y Menores de la Dirección Provincial de Bienestar Social.
En paralelo se dieron de baja 56, quince por normalización, doce por resolución judicial, nueve por incumplimiento, uno por no evolución positiva y el resto por otros motivos. De todos los casos tratados el 79% corresponde a familias derivadas por el juzgado y el resto de la Dirección Provincial de Ciudad Real.
Prado Zúñiga, la directora provincial de Bienestar Social, indica que por el momento no está previsto abrir ningún punto de encuentro familiar más “pero lo tenemos presente para cuando sea posible hacerlo”.
Por su parte Cristina Fariñas considera que disponer de más personal permitiría hacer más intervención con las familias y poder prestar más atención a los menores. “También estaría bien tener espacios más grandes para intentar llegar a acuerdos hacer algo de mediación familiar. Creo que las familias que tienen que venir aquí al final valoran lo que les ofrecemos”.
El menor como prioridad
Y todo esto con una prioridad clara: “poner un poco de cordura y favorecer al menor, que el niño se encuentre bien, que no esté raro con un ajeno, que nos vea a nosotros los técnicos no como enemigos, que puedan confiar para que les podamos ayudar y echar una mano. Para nosotros lo primero siempre es el menor”.
El punto de encuentro familiar de Ciudad Real es el único de la provincia. Castilla-La Mancha dispone de un centro de este tipo en cada una de las capitales de provincia, además de Talavera de la Reina.