En tiendas de alimentación de proximidad y en el propio Mercado de Abastos, se percibe que, tras la ‘histeria’ por llenar a rebosar frigoríficos y despensas de los primeros días de la alarma sanitaria, “la gente se ha tranquilizado”.
Influyen también que nos encaminamos a finales de mes y que se ha hecho un gran gasto previo para que no faltara de nada por ‘si las moscas’, pero también se está con ‘la mosca detrás de la oreja’ por la gravedad de la situación actual y lo que puede durar el confinamiento en casa.
Se decía que la cuarentena apenas eran dos semanas pero ya la medida, con los quince días de añadidura, alcanza la treintena y bastantes se temen que pueda prolongarse más.
En los estancos también se percibe un descenso respecto al ‘subidón’ en la demanda de acopiamiento de tabaco de la primera semana de aislamiento y muy pocos se pasan por las lavanderías, cuya demanda, al estar la gran mayoría de la población en casa, ha caído en picado.
Las fruterías atienden a su clientela de siempre, buena parte de la cual hace compras más grandes y más espaciadas en el tiempo priorizándose los productos de mayor durabilidad.
El responsable ‘retiro’ está proporcionando más tiempo para estar con la familia, y a afanarse por desde tener la casa como “los chorros del oro” y ordenar esos cajones que de siempre estaban desorganizados, a leer más, ver más películas y practicar muy diversas aficiones como el yoga o el cuidado de las plantas.
También hay menos contaminación desde ‘el parón’ y la solidaridad se percibe en cada aplauso de las ocho de la recién entrada noche con ánimos entre vecinos para continuar con la causa común de aplacar el avance del coronavirus.