Interesantes las disquisiciones de Rafael Cantero sobre los orígenes, trayectoria y proyección de las seguidillas, no sólo en España sino también en el mundo. Fruto de un trabajo bien elaborado que evidencia el amor que siente por esta tierra, que por cierto no le vio nacer, pero que ha recogido los vientos mamados antes en Andalucía. Una tierra manchega que ha sabido insuflarle energía propia, y una poderosa atracción por todo lo nuestro.
Ha sido la persona de Cantero una interesante labor de importación y captura, de un personaje que como pocos ha conseguido situarse en las primeras filas del amor a la Mancha y a sus gentes. Creo que “etnografía” es como le llaman los sesudos expertos en la materia y, desde luego, es una asignatura que Rafa ha superado con nota.
La convocatoria obedecía a la lectura del Discurso de Ingreso como Consejero de Número del Instituto de Estudios Manchegos. Pero a esa convocatoria obedecieron muchos ciudadanos de la capital que llenaron por completo el coqueto Salón de Baile del Antiguo Casino de Ciudad Real (Santiago Rebollar, 1887).
En la mesa presidencial, el titular del IEM, Alfonso Caballero, la Alcaldesa de Ciudad Real Pilar Zamora, y la Secretaria del IEM Ana Fernández. Junto al estrado, los consejeros del IEM, los miembros de la Corporación Municipal, y el numeroso público comprometido con la cultura y el folclore de la ciudad.
En la apertura, el presidente del IEM, Alfonso Caballero Klink, se felicitó por encontrarse en un local con tantas connotaciones culturales, para un acto del Instituto. “Agradezco la cesión de esta Sala ya de referencia en lo cultural, como es de agradecer -dijo- la cesión de dos dependencias del edificio tanto para la sede del IEM, como para el almacén de publicaciones”.
En justa reciprocidad, reiteró Caballero “la especial disposición y experiencia en materia cultural y científica de todos los consejeros, para cuantas labores sean requeridas por la Corporación Local”. Acto seguido la Secretaria Ana Fernández procedió a la lectura del Acta de elección del nuevo consejero, Rafael Cantero Muñoz, quien hizo su entrada en la Sala acompañado por sus padrinos, Pilar Serrano de Menchén y Ricardo Ayala López, para comenzar su defensa y loa apasionada de la Seguidilla, bajo el título “La Seguidilla, la copla que nos une. (Alma, expresión y sentimiento de una cultura)”.
La seguidilla
De la importancia que ha tenido la seguidilla a lo largo de la historia, da fe su definición en el DRAE “Un canto y baile popular español que se ejecuta al compás de las seguidillas, siendo métricamente una composición que puede constar de cuatro o de siete versos, heptasílabos y libres el primero y el tercero, y de cinco sílabas y asonantes los otros dos. Cuando consta de siete, el quinto y el séptimo tienen esta misma medida y forman también asonancia entre sí, y el sexto es, como el primero y el tercero, heptasílabo y libre”.
Aunque soy de la Mancha
No mancho a naide
Más de cuatro quisieran
Tener mi sangre.
También la Enciclopedia Britannica se ocupa de la seguidilla como “Baile popular español con muchas variantes regionales, y una forma de verso ampliamente utilizada en la canción popular española”. La define como una “Danza de cortejo de comportamiento orgulloso, con pasos pequeños, pies ligeros y variados patrones de suelo. La canción consiste en cuartetas con el patrón silábico 7-5-7-5 y rima asonante en la segunda y cuarta líneas. Una copla es seguida frecuentemente por un estribillo, un terceto con el patrón silábico 5-7-5, que rima asonantemente en la primera y la tercera línea”.
Finalmente, la enciclopedia Flamencópolis la define como una “Estrofa de cuatro versos muy común en la música popular española y base poética de numerosos estilos del folklore ibérico. Los versos primero y tercero heptasílabos, y segundo y cuarto pentasílabos, con rima según el modelo ABAB, bien consonante, bien asonante.
En el flamenco, las seguiriyas y las cabales se guían por la cuarteta de seguidilla, aunque añadiendo al tercer verso un ripio donde el heptasílabo se convierte en endecasílabo. Por su parte las serranas y las sevillanas se guían por el modelo tradicional: la seguidilla castellana.
El discurso
Comenzó Cantero con una hermosa muestra de estas seguidillas:
Hogaño voy a verte
ciudarrealito,
a la Virgen del Prado
lo primerito.
Aclarando que las hay con estribillo y sin él, llamándose estas últimas seguidillas compuestas, y añadiendo: “En opinión de Pedro Echevarría Bravo, Consejero que fue de este Instituto, el estribillo es como una especie de sentencia o moraleja, que el pueblo añade al cantar, para unir una copla con otra. A veces, el estribillo o estrambote redondea el sentido de la copla, e introduce un matiz burlesco o picante”.
“Quisiera estar tan largo
de las mujeres,
como están las estampas
de las paredes.
Y de las suegras
como estamos nosotros
de las estrellas”.
Se centró en definir algunas de las características de las seguidillas: “En 24 sílabas, se integra la brevedad, simplicidad y retención. Como la oralidad condiciona a la memoria, la simplicidad facilita la retención. Esta sencillez en la composición y la retención, hizo que aparecieran muchas, se propagasen con rapidez, y adquiriesen una popularidad desbordante”.
Álvarez de Sotomayor, (prólogo de “El Refranero General Español”, finales del XVIII), dedica unos renglones a la seguidilla: “…Ingeniosa y elocuente; siendo lo más admirable, que algunas están compuestas por mujeres y jóvenes que no supieron ni saben leer, y explican perfectamente sus sentimientos, los vicios que reprenden, o las virtudes que celebran… un ingenio español, aún sin cultivo, muy propio para tratar con las Musas…”.
Pero “la Seguidilla a partir del siglo XV –según Rafael Cantero- se expandió con gran celeridad por todas partes y ambientes, convirtiéndose en la base poética de numerosos estilos del folclore español y americano, siendo el armazón donde los músicos y poetas vertieron buena parte de sus letras más enjundiosas”. Tengamos en cuenta que la seguidilla es de las pocas estrofas del cancionero popular que prescinden de los versos octosílabos.
Remoto origen
Menéndez Pidal afirma en su libro Cantos románicos andalusíes: “Junto a la cuarteta octosílaba, es la seguidilla la segunda copla que más se canta hoy en toda España”. Y a este respecto, Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins , escribía en 1882: “las coplas y versos octosílabos no aventajan a la métrica y rima de la seguidilla, porque tiene en su poética, en su lírica y en su coreografía un metro y un ritmo que es muy querido y familiar, que hacen acomodarse a todo y a todos”.
Durante siglos se ha estado buscando el germen y raíz de la seguidilla, afirmando el propio Menéndez Pidal que no se remontaba más allá del siglo XVI (Poesía árabe y poesía europea, 1941). Sin embargo, siete años después el hebraísta Samuel M. Stern echó por tierra estas conjeturas, al dar a conocer veinte jarchas escritas en lengua romance, y algunas anteriores al año 1042, que utilizan en sus composiciones la métrica y la rima de la cuarteta octosílaba y de seguidilla. Una aportación ratificada posteriormente por otros trabajos de investigación de Emilio García Gómez y la profesora mejicana Margit Frenk Alatorre. Dámaso Alonso afirmaba en 1949, que la seguidilla y la cuarteta era: “el venerable tesoro, que debe ser la base común de toda la poesía tradicional de Portugal y España”.
“De todo lo cual se concluye -afirma Cantero- que el molde métrico de la seguidilla, no era nuevo, sino que era tan antiguo como las propias jarchas, luego las raíces de esta copla popular que nos identifica, hay que buscarlas en los siglos IX y X”. Las Jarchas Mozárabes fueron pequeñas estrofas, muy populares a partir del siglo IX, que se incluían a modo de estribillo, al final de cantares principales, como era el caso de las “muaxajas”.
Ejemplos de Jarchas:
Ya Mamma, me-w-l-habibe
bais e no más tornarade.
Gar ké fareyo, ya mamma:
¿No un bezyello lesarade?
Podemos traducir lo siguiente:
(Madre, mi amigo
se va y no vuelve.
dime qué haré, madre:
¿no me dejará [siquiera] un besito)
Para Cantero, “despejada la incógnita del origen y ascendencia de la métrica y rima de las seguidillas, se nos plantea el nuevo interrogante de su nombre Y resulta obvio que si las jarchas eran cantares breves, de extremada sencillez, que se agregaban al final de cantares principales, “la misma función tuvieron en origen las seguidillas”. Luego, el paralelismo entre jarchas y seguidilla, no sólo está en su estructura métrica, “sino también en su función y finalidad”.
Curioso nombre
Las seguidillas eran coplas que “seguían” a los cantares principales. Francisco Rodríguez Marín lo matiza aún más: “…llamándose alguna vez las seguidas, bien porque seguían a cada una de las coplas principales, bien porque se cantaban con aire más vivo que ellas”. Juan Díaz Rengifo justifica que el nombre le viene porque “se cantaban seguidas”.
El primer testimonio escrito de la seguidilla, lo encontramos en el Cancionero de Palacio, recogido en tiempos del reinado de los Reyes Católicos, donde aparecen obras recopiladas durante un periodo de cuarenta años, desde el último tercio del siglo XV hasta principios del XVI. En dicho cancionero aparece con el nº 449 una canción anónima cuyas coplas constituyen unas seguidillas dobles.
Al surgimiento, desarrollo y expansión de la seguidilla contribuyeron todos, no sólo el pueblo, sino también poco a poco los poetas, novelistas y dramaturgos. Estos últimos a través de las comedias, los entremeses, las jácaras, los bailes y las mojigangas, pero el pueblo manchego tenía una acertada e improvisada facilidad para crear seguidillas, le bastaba con cuatro versos para encerrar en ellos la más extensa de sus inspiraciones. El folklorista Rodríguez Marín, decía: “A todo le hacen coplas en La Mancha”, y no le faltaba razón si nos atenemos al contenido de las siguientes seguidillas que citamos como ejemplo:
Si quieres saber coplas
vente a mi pecho,
que se ha vuelto poeta
mi pensamiento.
En este caso de desventuras:
Al pasar por tu calle
tropiezo y caigo;
me levanta tu madre
de un ladrillazo:
Vuelvo la cara,
y venia tu padre
con una vara.
En ocasiones la musa popular, generalmente amorosa, se hace sentenciosa, y de sus letras se desprenden útiles advertencias, como la seguidilla siguiente:
El amor es un niño
que cuando nace,
con poquito que coma
se satisface.
Pero en creciendo
cuanto más le van dando
más va queriendo.
Queja distinta, era la de aquel enamorado, víctima de los caprichos de su mujer:
La mujer y la cuerda
de la guitarra,
es menester talento
para templarlas;
flojas no suenan,
y suelen saltar muchas
si las aprietan.
O esta otra seguidilla, llena de ironía:
No hace mucho he oído
que estas encinta,
aún cuando a tu marido
tocó la quinta.
Pero te escribe,
y así es que tu embarazo
bien se concibe.
Curiosamente, en el cancionero titulado Jardí de Ramelleres (Gavino Branca, Barcelona, 1635) que consta de 440 poesías, 240 de ellas son seguidillas. He ahí su importancia y protagonismo.
Su proyección
En resumen, tras abundosos datos y atinadas puntualizaciones a lo largo de 60 minutos de reloj, Rafael Cantero repasó la influencia de la Seguidilla por toda España y América, vía Sevilla por donde pasaba el comercio e influencia con aquellas tierras. “En un principio a nuestras seguidillas se les llamaba en esa ciudad “seguidillas sevillanas”, quedándose finalmente con “sevillanas”. Pero la seguidilla ha nutrido de letras muchos estilos del flamenco: alegrías, bulerías, tangos, serranas, martinete, seguiriya…, todas ellas utilizan la métrica de la seguidilla.
También en las Islas Canarias encontramos un centenar de géneros lírico-musicales que utilizan el molde métrico de la seguidilla en sus coplas (seguidillas de la Gomera, saltonas, baile de la Cunita, Tanganillo, Isa Canaria, Folias…). Y en Murcia son seguidillas las célebres parrandas, como en Cantabria las pasiegas, y otras formas existentes en Castilla, Aragón, Valencia, Extremadura, e incluso Galicia y Cataluña.
Se detuvo ampliamente Cantero en los tiempos renacentistas, modernos y contemporáneos, haciendo un estudio de las diferencias entre las danzas –más antiguas- y el baile, más moderno y con nuevos elementos. Aquellas protagonizada fundamentalmente por hombres, de una mayor adustez, “y los bailes, con la incorporación de la mujer y el correspondiente coqueteo y galanteo, que fue toda una revolución en la sociedad tradicional y moralista del momento”.
A pesar de que, como señala esta seguidilla:
Tres géneros de gente
no van al baile:
hipócritas, celosos
y miserables.
Igualmente hizo referencia a los antiguos bailes (zapateado, pipironda, gallarda, zorongo, zarabanda y chacona). Y en los albores del Barroco, y paralelamente a esta disputa entre lo honesto y deshonesto de las danzas y bailes, se produce el apogeo de la Seguidilla Manchega. Un prototipo de bailes alegres, que destacaba por su gracia y donaire, y con unos rasgos estilísticos que perduran en la actualidad.
No olvidó Rafael Cantero glosar algunas letrillas populares en tono cómico y satírico, ni tampoco otras más doctas de autores tan clásicos como Cervantes o Lope de Vega, y otros contemporáneos como Ramón de la Cruz, Alberti, García Lorca, Antonio Machado, Gerardo Diego… o Miguel Hernández en sus Nanas de la cebolla:
“La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda”.
Rafael Alberti, también utilizó la métrica y rima de la seguidilla con cierta frecuencia. En Seguidillas a una extranjera:
“Todos los torerillos
que hay en Sevilla
te arrojaron, al verte
la monterilla”.
García Lorca, también nos regala poemas por seguidillas, como por ejemplo en su popular composición, Los cuatro muleros:
“De los cuatro muleros,
que van al rio,
el de la mula torda,
es mi marío”.
Y Antonio Machado, tiene muchos poemas siguiendo la estructura de la seguidilla, como por ejemplo, canciones del Alto Duero.
“Molinero es mi amante,
tiene un molino
bajo los pinos verdes,
cerca del río”.
Otro poeta, Gerardo Diego, en Torerillo de Triana:
“Torerillo en Triana
frente a Sevilla.
Cántale a la sultana
tu seguidilla”.
Pero también en la religión están las seguidillas. En un antiguo Libro de Horas, el himno para las Completas de los miércoles está escrito en seguidillas:
“Tras las cimas más altas
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce”.
Rafael Cantero sentenció “En la seguidilla tenemos una de nuestras más poderosas señas de identidad, el arte de nuestra tierra. La Mancha fue el pilar que sustentó a las seguidillas y el manantial donde brotaron las más bellas y ocurrentes coplas… Todos debemos adquirir el compromiso de conservar, fomentar y transmitir la herencia que hemos recibido de generaciones anteriores…”. Deseó que en un futuro próximo también la seguidilla sea estudiada en nuestros textos educativos, “máxime ahora que ha sido declarada B.I.C. en Castilla La Mancha”.
Cantero finalizó su aplaudida intervención, recibiendo la medalla y título como Consejero de Número del IEM de manos del presidente de la entidad, y de la alcaldesa de Ciudad Real.
Loatio y clausura
Una vez investido, pudimos escuchar el perfil humano y profesional de Rafa Cantero de labios de Pilar Serrano, quien por espacio de quince minutos glosó en tono poético y sentido la personalidad del recipiendario, describiendo las “Señas y signos de la Mancha, fundidos en un crisol excepcional que, dulcemente ha pervivido en el fondo del corazón, arropado por el mandil primoroso del tiempo”. Y concluyendo que “la luz de esta verdad se halla en la realidad de Cantero Muñoz; pues, desde bien temprano ha compaginado su trabajo habitual con una larga hilera de aportaciones, expuestas en foros universitarios y otras instituciones de relevancia”.
Enumeró Pilar Serrano los estudios de Cantero que han dado pie a un buen número de libros “que nos hablan muy certeramente de la Mancha en dos vertientes que nos definen, la que nos late debajo de la piel y la que se proyecta y pervive dentro del corazón. Que suma verdad y emociones a partes iguales: una más profana, y en la otra nos habla a través de sus creencias religiosas”. Recordó Pilar Serrano que Cantero, con su particular esfuerzo y junto a otros especialistas, ha logrado que la Seguidilla sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC), como representativa de la Cultura Tradicional y del Patrimonio Inmaterial en Castilla-La Mancha.
Por último, las palabras de clausura de la alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, estuvieron dirigidas a agradecer el ofrecimiento del IEM, congratulándose en nombre de la ciudad de contar con instituciones tan notables, y agradeciendo a Rafael Cantero que haya querido estudiar y trabajar por Ciudad Real, “estando siempre donde se le necesita, y yendo a veces por delante de esas necesidades”.
La sorpresa de la noche y el broche de oro final, vino de la mano de la rondalla de la “Asociación de Coros y Danzas Mazantini”, que como colofón de los doctos parlamentos interpretó tres conocidas seguidillas: de don Salomón Buitrago, las Manchegas, y las Seguidillas de Membrilla, en claro y merecido homenaje al objeto del encuentro.
Finalizó así en el Antiguo Casino de Ciudad Real el acto de reconocimiento de paternidad de la seguidilla. La prueba irrefutable y evidente indicio de la su manchega filiación, y la causa que la ha convertido en la madre de todas las danzas españolas. Como felicitación y despedida, los amigos y deudos de Rafael Cantero, compartieron un vino español en Los Faroles de Tomás, de la céntrica Plaza del Pilar.
