‘Pregón de combate para jóvenes de espíritu’, primer libro de Raúl Mayoral, se ha presentado en el Museo López Villaseñor, en un acto organizado por Rotary Club.
Se trata de “un libro políticamente incorrecto” que Mayoral ha decidido dirigir de modo especial a los jóvenes “para que tengan juicio crítico”. Ya que, según considera, “son los más expuestos y zarandeados” en la actual “convulsión” y “cultura irracional” actual. Según señala, “el mundo en el que vivimos está intentando cambiar la cosmovisión cristiana que ha tenido occidente desde siglos, y la está intentando cambiar por una opuesta, a través de la denominada Agenda 2030, que lo que pretende es crear una gobernanza mundial, una ciudadanía mundial, una cultura mundial uniforme y, por supuesto, una religión mundial”.
Por ello, en esta especie de manual de resistencia para jóvenes que es su primer libro, Mayoral habla de la “batalla espiritual entre las fuerzas del bien y del mal” que se libra bajo la actual “batalla cultural”. En opinión del autor, esta batalla cultural es previa a la batalla política. Pero una política con mayúsculas, no la política del menudeo que considera “un campo embarrado, con tanta farsa, tanta mentira y tanta pose”.
El libro muestra en su portada un caballo de Troya, “el de la corrección política”, dice Mayoral, “que se ha colado en la ciudadela de la civilización occidental y a extramuros de la fortaleza y en complicidad -señala- actúan tres arietes que intentan derribar los portones”. Estos arietes son para el autor, la ideología de género, la memoria histórica y el mito del cambio climático. Todo ellos “de pura fabricación marxista”. Mayoral opina que “el Estado Mayor de toda esta operación es el laicismo implacable, que pretende arrinconar a la Iglesia Católica”.
Un “laicismo beligerante”, añade, “cuyo objetivo es alterar la identidad sexual, desordenar el sistema de procreación natural y dinamitar la familia; manipular el pasado, reescribiendo la Historia y dominar el futuro, atribuyendo a la Tierra una condición divina”. En definitiva, considera que lo que se pretende es “alumbrar una religión al revés, falsa, sustitutoria”. Por eso, “para la salvaguarda de Occidente, -opina-, “resulta urgente librar la batalla cultural por el rearme moral y la defensa de la libertad”.