La verdadera igualdad de las mujeres está todavía por conquistar, incluso hay quien la ve como una amenaza para los hombres, porque desde los ancestros humanos han estado excluidas de la vida pública y política, en base a un marco teórico que justifica su condición inferior frente a sus iguales varones.
Esta es la ‘idea fuerza’ en que Concha Roldán, la presidenta de la Asociación Transversal de Estudios de Género (GENET) y directora del Instituto de Filosofía del CSIC, ha centrado su intervención en el ciclo ‘Feminismo, retos y debates’, abierto esta tarde en la Facultad de Letras de Ciudad Real.
Roldán ha abordado las causas, antecedentes y consecuencias de la inferioridad y exclusión femeninas, que una vez estereotipadas fueron convertidas en prejuicios ya en las primeras teorizaciones sobre el papel de los géneros.
Ir al origen del problema es esclarecedor para esta especialista, porque permite contextualizar “qué pasa en nuestra sociedad con temas tan sangrantes como la violencia de género o doméstica”.
La inferioridad de las mujeres empezó, ha expuesto Roldán, a “tematizarse desde la antigüedad con el mito de hombre cazador y mujer recolectora”, principios que calaron en Aristóteles y otros filósofos, que achacaron a la diferencia biológica una mirada asimétrica entre sexos. Las mujeres eran más débiles por tener menor dimensión corporal, mientras que la fuerza en los hombres los hacía más poderosos.
Esta consideración, ha recordado Roldán, llegó a la modernidad a través de los análisis de autores como Rousseau y Kant, “que teorizaron la exclusión de las mujeres de la vida pública”, mientras que aún quedan posos en la actualidad.
“Todavía cuando hoy entramos a desempeñar un trabajo en el mundo público, ha reflexionado, se nos ve como advenedizas” porque “ocupamos un lugar que por naturaleza no nos corresponde”.
Y cuidado, advierte la filósofa: hay líderes de partidos políticos que redundan en esta idea y “manifiestan que las tareas se han de diversificar y las mujeres tienen que volver a sus labores tradicionales”.
Se trata de un discurso discriminatorio, similar al que se aplica a los inmigrantes, basado en que “queremos quitar el sitio a los hombres en el trabajo y en otros espacios”.
“Es una falacia, una fake news, no es verdad porque hay espacio en la vida pública para todos y hay que repartirlo”, de la misma forma que en el ámbito doméstico, “los hombres han de entrar en el cuidado”. “La igualdad se mide por los dos raseros”, ha precisado.
Respecto a las funciones del Ministerio de Igualdad, Roldán ha visto positivo que “se visibilicen” políticas porque “las mujeres hemos avanzado en las últimas décadas y tenemos una igualdad de iure, jurídica, pero no de factum”.
“Todo aquello que pueda suponer un respaldo ético, político y social para que haya una verdadera igualdad es muy importante”, ha reiterado la experta.
Revertir las desigualdades
Las jornadas, que se prolongarán hasta el próximo 27 de febrero, están organizadas por la Delegación de Estudiantes de la Facultad de Letras, y su responsable Jorge Rojas, ha visto la oportunidad de que los jóvenes y alumnos participen en las actividades programadas y “contribuyan a revertir las desigualdades”.
“Debería ser más habitual que los estudiantes estén al pie del cañón en las luchas sociales”, y que sean los jóvenes “los que procuren transformar la sociedad y desmontar los prejuicios”.
Según Rojas, el objetivo del encuentro es debatir los retos y preguntas que se plantean hoy desde el feminismo, tras la explosión del Me Too, y como antesala al 8-M, Día Internacional de la Mujer, y la Universidad “debe ser un espacio abierto a la reflexión”,
El ciclo, en palabras del delegado de Estudiantes de Letras, aborda temas “muy diversos” que van desde el abolicionismo de la prostitución, a la diversidad sexual, la masculinidad, la relación del feminismo con las religiones monoteístas o la exclusión de la mujer, entre otros.
Espera que en los tres días de debates de académicos, expertos, activistas y víctimas supervivientes de prostitución, el resultado sea exitoso en participación y movilización del alumnado, y también del profesorado.
En la segunda parte de la primera jornada ha participado Amelia Tiganus, la activista feminista de origen rumano, que ha hablado de cómo abolir la lacra social que supone la prostitución.