Rosa Solana es una de las enfermeras de aquella primera promoción de la entonces escuela universitaria de Enfermería Nuestra Señora del Carmen de Ciudad Real de la que se celebra este año su cincuenta aniversario. Cuyo acto de conmemoración se ha celebrado este viernes en el Paraninfo ‘Luis Arroyo’ de la capital. De sus tres años de estudiante dice que tiene muchos recuerdos porque ella y sus compañeras los vivieron «muy intensamente». En primer lugar porque eran muy jóvenes y se enfrentaban «a algo que no habíamos visto nunca» y además porque les dieron mucha responsabilidad «tanto en el trabajo cotidiano, como a la hora de organizar».
Esta enfermera ya jubilada ha explicado que es cierto que «no había muchas enfermeras tituladas y entonces nuestra promoción, que fue la primera, desde el minuto uno empezamos a desarrollar labores de enfermera titulada prácticamente. No teníamos toda la responsabilidad pero sí tuvimos mucha, pero además nos la exigían».
Sus principales recuerdos tienen que ver con el ambiente que se desarrolló estos años, ha añadido que en aquella época no había ni la infraestructura que hay ahora. «Era un hospital muy antiguo con unas salas inmensas y con muchos pacientes que llamábamos hospitalarios porque realmente vivían en el hospital, sobre todo en los periodos invernales, porque había mucho paciente silicótico que venían de las minas de Almadén. Entonces en cuanto empezaba la temporada de otoño-invierno sus pulmones los sufrían mucho y prácticamente estaban allí todo el año. Eran ya como una familia y a nosotras nos veían tan jovencitas que nos llamaban siempre niñas»
Ha recordado con mucho cariño y emoción una anécdota sobre uno de los pacientes que le dijo sobre ella y sus compañeras a una supervisora, que era hermana de la Caridad: «Tus hijas que bien se portan con nosotros».
«Ha sido una carrera de fondo que me ha hecho crecer como persona»
Poder estudiar en Ciudad Real le facilitó mucho ser enfermera. Ha admitido que cuando acabó el colegio como mucha gente de su edad el ideal era marcharse fuera y tener experiencias nuevas, pero como surgió la oportunidad intentó aprovecharla. «Tengo que reconocer que estoy enormemente contenta porque ha sido una carrera de fondo que me ha hecho crecer como persona y que la he desarrollado con mucho entusiasmo. Es muy importante que cuando te dedicas a algo ha que dedicarse de lleno y que te guste, porque sino lo vas a llevar bastante regular».
La profesión ha cambiado mucho, ha explicado, porque antes los medios eran muy escasos. Ha recordado que por ejemplo que las jeringas no eran de un solo uso, eran de cristal que tenían que hervirlas y el material era muy escaso. «También era otra mentalidad y todo ha ido evolucionando para bien y ha cambiado mucho».
Uno no deja de ser enfermera nunca a pesar de esta ya jubilada, ha confesado porque es algo que va innato, te marca y no dejas nunca de serlo.