Con los deberes hechos, el Caserío cierra este sábado la temporada ante el Melilla, con poco más en juego que mejorar los puntos de la pasada temporada en una liga en la que ha habido un equipo menos. Así que es momento de empezar a pensar en el futuro porque en el Caserío, al menos el Caserío de las últimas dos campañas, el final de temporada es un punto y seguido, no un punto final. El club capitalino se asienta en lo deportivo en la labor que está realizando Santi Urdiales y el cántabro lo tiene “claro. La idea es que siga. Soy muy feliz en el Caserío y creo que estamos haciendo las cosas bien”. Lo siguiente será dar continuidad a un bloque muy joven, con muchos estudiantes, que ha crecido durante la temporada para llegar al final en su mejor momento. “Llevamos trabajando en ello desde después de Navidad”, dice Urdiales, “pero es difícil para el 80% de la plantilla, porque no sabe qué es lo que va a hacer y este es un club muy exigente. Entrenamos cuatro días a la semana y con intensidad. Por eso me gusta hablar con la gente antes y exponerle lo que pedimos. Si alguien tiene dudas, no soy partidario de forzar la situación”.
Uno de los que seguirá es David Gallego, que como su entrenador también lo tiene “claro. La pasada temporada no sabía si seguir o no, pero en esta he trabajado más duramente y sobre todo en la segunda vuelta las cosas me han salido bien, así que tengo ganas de seguir en este proyecto. Si mantenemos el bloque, el equipo puede ir hacia arriba. A partir de ahora pueden venir los éxitos”.
Pero antes que nada hay que cerrar la temporada ante un Melilla “que no es el rival que más me gusta para terminarla”, dice Urdiales, “porque es un equipo que mete muchos goles, que ya nos ganó la pasada temporada y ésta en su casa”. Vamos, que los norteafricanos bien pueden aguar la fiesta que el Caserío quiere que aloje el Quijote Arena el sábado a partir de las 19:00, con entrada gratuita y homenaje a los cadetes de Marianistas incluido.