El olor a humo no ha desaparecido en las alas más cercanas al incendio, dos pasillos siguen clausurados y los usuarios de la residencia de mayores de Carrión todavía continúan con el miedo en el cuerpo.
Siete minutos tan solo bastaron para desalojar la residencia de mayores Virgen de la Encarnación el pasado sábado de madrugada por el incendio que se desató en una de las habitaciones. Había 96 personas, de edad avanzada y muchas con movilidad reducida.
Dos auxiliares en el turno y un fuego que parecía que iba a arrasar la residencia
“Llegamos a pensar que se quemaba toda la residencia”, comenta tres días después la directora del centro, Delia Sosa. A ella la pilló en casa cuando una de las dos auxiliares que cubrían el turno de noche le alertó de las llamas.
Las dos trabajadoras fueron claves para evacuar a los mayores en los primeros minutos y para guiar por los pasillos a los bomberos. “En palabras del personal de emergencias, lo que se hizo aquí fue sobrehumano y servirá de ejemplo a nivel nacional”, explica.
También fue “milagroso” que, en tan solo unas horas, a las tres de la tarde del mediodía, consiguieran realojar en las zonas de la residencia no afectadas a 65 personas, las que tienen más autonomía. Insiste en que «fue un ejemplo de coordinación».
Hasta el lugar acudió una UVI móvil, Protección Civil, Cruz Roja, el Ayuntamiento, vecinos de Carrión, trabajadores que estaban en vacaciones y otros que ya están jubilados que participaron en las labores de limpieza. “Todo estaba limpio el primer día. No hay palabras de agradecimiento para todos ellos”, explica.
La ‘zona cero’ está calcinada
La habitación donde comenzó el incendio, que se llevó la vida de una mujer de 67 años, acabó calcinada. También se vieron afectadas las dos habitaciones colindantes, donde por suerte no había usuarios.
En el pasillo del foco, Delia Sosa confirma que “tan solo vivían 4 personas, una de ellas, la fallecida”, algo que fue clave para reducir el número de víctimas. “Tuvimos suerte de que son los pasillos con menos residentes”, añade.
Este pasillo y el contiguo, con entre 8 y 9 habitaciones dobles o individuales cada uno, siguen acordonados, a la espera de que la policía judicial realice las investigaciones necesarias para dilucidar las causas del incendio. Ella mismo recorrió la ‘zona cero’, acompañada de la Guardia Civil.
Sacaron a dos usuarios encamados: las señales todavía se ven en el suelo
Las labores de limpieza empezaron según acabaron las llamas, compraron máquinas de ozono y desde entonces no han dejado de ventilar. La directora confiesa que todavía “hay zonas cercanas a los pasillos clausurados donde huele a humo». En el resto de la residencia, apenas se nota”.
En el suelo quedaron impresas las marcas de las camas de dos usuarios a los que tuvieron que sacar a rastras sin poderlos levantar. “La adrenalina te permite hacer cosas increíbles”, comenta.
Los residentes, impactados y desorientados
Los residentes que hacían vida en estos pasillos han sido reubicados en otras habitaciones. Hay que tener en cuenta que la residencia, de carácter privado, dispone de 137 camas, por lo que no estaba “al 100 por cien de su capacidad”.
En las zonas comunes la actividad se ha reanudado “como siempre, trabajando con máxima normalidad, con las terapias, atención psicológica, fisioterapeuta y demás”, añade Sosa. También han vuelto los mayores acogidos por familiares.
“Los residentes están afectados. Los que fueron conscientes de todo, están muy impactados, y el resto están desorientados”, confiesa la directora, que sin embargo asegura que en la residencia “están bien atendidos”.
Las dos auxiliares “están descansando”
Los quince mayores reubicados en la residencia Gregorio Marañón siguen a la espera de volver a su hogar. «No sabíamos cuanto tiempo íbamos a estar en el pabellón a donde les trasladamos tras el desalojo y necesitaban una atención más inmediata», explica.
Todavía no hay fecha de vuelta y la decisión depende de las actuaciones de la Guardia Civil y de la coordinación entre las dos residencias.
La directora confiesa que “probablemente hasta que no se reabran las zonas clausuradas, no volverán”. Tampoco han vuelto las dos auxiliares que fueron imprescindibles en los primeros minutos del desalojo. “Están descansando”, añade Delia Sosa.
