La compañía madrileña Teatro Xtremo representará el viernes 19 de octubre, a las 21 horas, y el sábado 20, a las 21.30 horas, el montaje ‘Oblivion o cisnes que se reflejan como elefantes’, una pieza en cuyo título se mezcla una composición de Monteverdi y una de las obras más famosas de Salvador Dalí, lo que advierte del carácter lírico y onírico del espectáculo, en el que una soprano comparte con el público sus miserias acompañada de una pianista y un cámara que registra lo que ocurre.
En la obra, sobre un suelo de espejos, Susana interpreta al piano ‘Spiejel im Spiejel’, de Arvo Pärt. Ruth, soprano, se prepara para salir a escena. Ricardo, con sus cámaras comparte en tiempo real su mirada con el público. A través de íntimas confesiones, imágenes, acciones performativas y arias de ópera, el encuentro de los tres sobre el escenario llevará a descubrir una necesidad compartida: Oblivion. La propuesta es una investigación en torno a la lírica, el teatro y la performance que habla del sueño, el olvido y la muerte.
Ruth es soprano y diserta sobre su vida, las luces y sombras que la constituyen, confiesa sus miserias, se pregunta cuándo empezó todo y expone su cansancio prematuro ya que la vida le pesa, planteándose la pregunta de si ¿alguna vez se ha estado tanto tiempo solo, que nadie volviera a pronunciar tu nombre?
Cisnes que se reflejan como elefantes es una obra de Salvador Dalí, en ella se ven tres cisnes que flotan armoniosamente sobre un lago, su reflejo, producto de la mezcla con unos árboles secos confunden y muestran a tres majestuosos elefantes. No sabemos quiénes somos, los cisnes o su reflejo, si estamos presentes o somos sólo un recuerdo. De ahí, que se plantee la cuestión de si “¿nunca has estado tan dolorido, tan cansado que has deseado intensamente dejar de pensar, dormir o incluso morir?”.
Por otra parte, en ‘L’incoronazione di Poppea’, de Monteverdi, Arnalta canta a su señora una nana, ‘Oblivion soave’, que dice así: “Recuéstate Poppea. Serénate, alma mía, que estarás bien custodiada. Que el suave olvido de los dulces sentimientos te adormezca hija mía. Cerraos, ojos ladrones, ¿qué hacéis aún abiertos si también robáis cerrados? Poppea, reposa en paz. Queridos y dulces luceros, dormid ahora, dormid. ¡Amantes, admirad este nuevo milagro! ¡El día es luminoso a pesar de que el sol se ha dormido!”.
La compañía expone, en este sentido, la cuestión de ¿por qué somos una sociedad de individuos llena de dolores tempranos, presa de un cansancio crónico?, e indica que las arias elegidas, su sonoridad y textos hablan de ese peso y la búsqueda del descanso.