Algunos críos no pueden estar ni un minuto quietos o tranquilos. Tienen un gran nivel de activación personal que tienen que evacuar inmediatamente. Es normal, están acostumbrados a esa sobreexcitación que la propia sociedad nos produce sin darnos cuenta. Nuestros hijos son los más vulnerables a estas circunstancias más que probadas. Observamos niños muy pegados a la televisión prácticamente a todas horas porque a los padres nos molestan sus carreras y juegos en nuestra propia casa. Utilizan las nuevas tecnologías porque aprendimos que a la hora de comer, utilizar un ratito la Tablet es necesario y así están tranquilos y controlados. Nunca relajados. Todo el tiempo que nos ha costado conseguir un objetivo cuando les hemos colmado todas sus necesidades y más con regalos y compromisos que no valen para nada, sobre todo, porque no saben valorar lo que realmente eso significa. El stress se apodera de nosotros y no sabemos que hacer… Sobre todo relajarse es muy difícil porque están acostumbrados a la sobreexcitación permanente. Fíjense… Los dibujos animados cada vez más surrealistas, más complejos, más excitantes, más movidos. Los planos rápidos, la animación 3D y alguna temática que deja mucho que desear, infantiliza más aún al pensamiento y futuro comportamiento de los nuestros. La modas de los videojuegos la tenemos al alcance, están prácticamente todo el día con ello. A mi juicio, y respetando casi todo, la actitud de los padres es de buscar la calma, tranquilízate y enseñemos a nuestros hijos a comportarse aceptando a veces la frustración de no conseguir siempre lo que queremos.