Como hiciera Charles Dickens retratando la sociedad victoriana de la Inglaterra del XIX, en bastantes ocasiones a través de la mirada de niños, el piedrabuenero Manuel Cabezas Velasco describe el universo de Ciudad Real a través de la relación entre un abuelo y su nieto, ambos con una necesidad de apoyo emocional que encuentran a lo largo de quince escapadas a diversos escenarios de la ciudad en la que viven.
En el salón de actos de su ‘casa’, ya que trabaja en el Museo López Villaseñor, Cabezas Velasco presenta este viernes, a las 19.30 horas, ‘Vaya cuento que tiene el abuelo. Se acabó la infancia’, novela estructurada en diecisiete capítulos, con prólogo del historiador Carlos Sánchez y un epílogo que deja abierta la posible continuidad de esta obra que no deja de ser una guía para conocer mejor Ciudad Real.

El parque de Gasset, las Terreras, la plazuela de la Merced, la Puerta de Toledo, la catedral, la Casa de Hernán Pérez del Pulgar, el Torreón y la iglesia de Santiago son algunos de los lugares donde suceden estas escapadas, que también son un guiño literario a las de Don Quijote y Sancho, y en las que ambos personajes se van, poco a poco, abriendo y evolucionando.
El abuelo ha sufrido el fallecimiento de su mujer, que cayó en depresión por la pérdida de dos hijas en un accidente, y el niño, en la etapa final de Primaria y justo antes de entrar en la ESO, se muestra retraído y arrastra un bajón en las notas de clase, puede que por los reproches entre sus padres que escucha en casa, de manera que los encuentros entre ambos van forjando una saludable conexión de la que los dos aprenden.
Datos históricos, artísticos, arquitectónicos, patrimoniales e incluso leyendas de los distintos espacios de Ciudad Real que visitan aparecen a lo largo del recorrido ilustrado por la artista ucraniana Natalia Zhylitska, que recrea el mundo, con un halo mágico y onírico, que está descubriendo el chaval a partir de las explicaciones de su abuelo.

Tanto en colegios como residencias de mayores, por el contenido sobre la historia de Ciudad Real como por la conexión intergeneracional, sería ideal la lectura de esta nueva entrega de Cabezas Velasco, que se inspira en un amigo mayor, ya fallecido, para el personaje del abuelo, mientras que el nieto es un alter ego del propio autor, quien contempla con la curiosa mirada de un niño el entorno.
Editada por Serendipia, la novela tiene su origen en los artículos sobre patrimonio histórico publicados por Cabezas Velasco, autor de dos novelas previas sobre los judíos conversos de Ciudad Real, ‘La huida del heresiarca’ y ‘Las pesquisas del trapero’, que espera convertir en trilogía con un tercer volumen, proyecto al que ha dado una tregua ya que también está inmerso en su tesis doctoral sobre la geografía urbana de Ciudad Real en el siglo XVIII.