En la Parroquia de San Pablo de Ciudad Real, se ha celebrado esta mañana la Convivencia Diocesana, anual, del movimiento laico Vida Ascendente, colectivo que surge en París, a mediados del pasado siglo XX, y que se convierte en asociación en los años sesenta gracias al impulso del obispo Stanislas Courbe, que fue prelado auxiliar de la capital francesa y primer secretario general de la Acción Católica de aquel país.
Comenzaba la jornada con una Eucaristia, presidida por el obispo de la diócesis, Gerardo Melgar, con quien han concelebrado Juan Antonio Castañeda Hueso, consiliario de Vida Ascedente en nuestra iglesia diocesana, además de Tomás Villar, vicario general, Pedro Antonio Ramírez, de Puertollano, Valentín Sánchez Rojas, de Daimiel, y Vicente Gómez Zamora, de nuestra ciudad.
En la celebración litúrgica, a la que han asistido alrededor de un centenar de personas, -mayoritariamente mujeres-, procedentes de nuestra capital, Daimiel, Herencia, Valdepeñas, Puertollano, Manzanares, o Albacete, hemos podido ver al presidente nacional de la Asociación, Álvaro Medina; Inmaculada Escribano, coordinadora de Vida Ascendente en Castilla-La Mancha, y presidenta de la diócesis de Albacete; Juan Manuel García de La Camacha, delegado diocesano de Apostolado Seglar; Conchi Martínez Prado, presidenta diocesana en nuestra provincia…, siendo los propios fieles los encargados del acompañamiento musical.
Homilía
A modo de tres puntos cabe destacar de la homilía de Melgar Viciosa. En primer lugar la invitación, a comienzos de curso, a desarrollar la misión de la Iglesia de una forma más responsable, al tener más tiempo para responder a la llamada al anuncio del Reino.
De otra parte, la exhortación al agradecimiento por todo lo que de Dios hemos recibido y recibimos cada día, teniendo de este modo la oportunidad de poder seguir siendo sus apóstoles. En un tercer momento, -decía el prelado-, nadie puede ser apóstol de algo que no vive. Los miembros de Vida Ascendente, remarcaba Gerardo Melgar, tienen la responsabilidad de cuidar su vida, a la luz de la fe.

Los mayores en la pastoral diocesana
Unos minutos después de terminar la Santa Misa, y en el salón de actos del complejo parroquial, daba comienzo la charla «Participación y aportación de los mayores en la pastoral diocesana», a cargo del delegado diocesano de Apostolado Seglar, Juan Manuel García de La Camacha, cuya intervención, -con sus propias palabras para este medio-, podemos resumir de la manera siguiente: «En primer lugar reconocer que Vida Ascendente es un movimiento muy importante, dentro del campo que abarca el Apostolado Seglar, con el que cada vez hay que trabajar más, a la vez de no dejar de potenciarlo.

En concreto, la charla pretende destacar los valores, los aspectos…, que tienen las personas que forman este colectivo, y ver de qué manera, -activa y no solamente contemplativa-, pueden contribuir al funcionamiento de nuestra diócesis, de nuestras parroquias…, siendo algo que considero que hay que destacar y valorar mucho».
Primer Congreso de la Pastoral del Mayor
Cerraba el turno de intervenciones Álvaro Medina, presidente nacional de Vida Ascendente, que resumía así sus palabras para Lanzadigital: «Mi intervención se centrará en un evento que se aproxima, y que yo considero muy importante, y es que el Papa Francisco ha convocado el Primer Congreso de la Pastoral del Mayor, que ya iba tocando, -se sonríe-, después de veinte siglos de Iglesia».
Y creo -continuaba- que va a ser un momento verdaderamente importante para que la Iglesia pueda visualizar a los mayores que tanta luz dan, o damos, en el camino, entendiendo que sus frutos nos van a ayudar muchísimo a realizar la parte de ese camino que nos quede.
El Congreso se celebrará del 28 al 31 de enero, en Roma, aseguraba, para continuar diciendo que «quiero decir que todos debemos rezar mucho por los resultados de ese congreso, porque aprender a caminar a su luz, o aprovechando su ayuda, en los últimos pasos hacia la Casa del Padre es de vital importancia. Dentro de la realidad de los mayores, hay muchas cosas que se van a tocar: la relación con la familia, la relación con el mundo actual, la relación entre jóvenes y mayores…, y aprender a abrazar la realidad en el camino de la vida. Creo que es un hito importante que merece nuestro acompañamiento y nuestras oraciones.
Una tercera parte de la convivencia, antes de la comida de clausura, la constituyeron el coloquio de los distintos grupos, por cierto muy interesantes.