Un día otoñal soleado y templado ha acompañado a los ciudadrealeños que se han acercado durante este viernes, festividad de Todos los Santos, hasta el cementerio municipal para cumplir con la tradición de visitar a sus difuntos llenando sus tumbas de flores y recuerdos.
El trasiego de gente ha sido continuo en el camposanto ciudadrealeño en las que todas sus puertas han permanecido abiertas, dentro del dispositivo especial que pone en marcha el Ayuntamiento con motivo de esta festividad.
Gente de manera individual, parejas, familias enteras se han dado cita en el cementerio para visitar y honrar a los que ya no están, pero permanecen en la memoria de los suyos, en un ir y venir de centros florales, ramos, pero también cubos, cepillos y fregonas ya que las lluvias de esta semana han retrasado las labores de limpieza típicas de los los días previos a la celebración del primero de noviembre.
Un mar de flores es lo que se ve en el horizonte cuando entras en el camposanto. Gente sentada encima de las sepulturas solas o en grupo recordando, rezando e incluso alguna lágrima que se escapa mojando esos recuerdos. Un hombre mayor se ha llevado su silla y sentado en un lateral de la tumba de su ser querido se dispone a pasar largo rato.
En la calle de atrás una familia en circulo rodea la del suyo y la mujer más mayor le cuenta al más joven del grupo alguna historia sobre el familiar que ya no está. Y es que esta jornada es de recuerdo y de traspasar la tradición a los más jóvenes.
Una pareja, Teodoro Sanz y Prado Estrada, arreglan una de estas sepulturas cuando han contado a Lanza que se trata de la sepultura de la madre de Teodoro. Ella era la que siempre venía a arreglar las de los suyos, “con mi padre de acompañante” apunta Teodoro, pero ahora que falta y que el padre está mayor, han sido ellos los que han cogido el relevo. Prado añade que “a ella le gustaba siempre tenerlo muy en condiciones y lo hacemos con mucho gusto y de la mejor forma posible”.
Este año han aguardado para arreglar la sepultura hasta el día de Todos los Santos por las lluvias y cuentan que es tradición venir este día en particular a ver a los que ya no están.
Ideas similares son las que expone Maite Carmona, que también ha venido en familia a ver las sepulturas, en este caso de sus abuelos. “Es una tradición que a mi me gusta conservar, de hecho hoy le he dicho a mi hija que se viniera y ella ha querido venir también. Me parece una manera muy bonita de recordar a los que no están y que este día sea un día especial para el recuerdo aunque te acuerdes de ellos todos los días. Además no solo por venir a ver a tus familiares, sino que es una experiencia”.
Le gustaría que esta tradición se mantuviera en las nuevas generaciones, por eso, afirma, que anima a su hija a que venga y que sea una cosa de la que en se habla en casa. Su hija, Irene Casero, manifiesta que no suele venir todos los años pero que cuando lo hace le gusta.
Las flores, colorido contraste a la sobria piedra
Prácticamente ningún color queda por ver en el cementerio de Ciudad Real durante esta jornada de Todos los Santos en la que las flores tratan de poner el contraste a la sobria piedra de tonos grises, blancos o marmolados que domina esta construcción. La rosa es la preferida para engalanar la sepulturas además de las variedades primaverales, aunque aún perduran aquellos gustos más tradicionales en la que variedades como los crisantemos tienen su protagonismo.
En un simple vistazo se ve la flor natural gana a la de plástico en esta jornada en el que las floristerías de rodean al cementerio tienen un lleno absoluto y donde las principales ventas se han realizado entre ayer y hoy.