Ya no hay que recurrir a los tebeos de Zipi y Zape para encontrar esas grandes calabazas con las que el estricto Don Minervo ‘obsequiaba’ a los dos hermanos más famosos de nuestra infancia cada vez que sacaban un 0 en los exámenes, ni asistir al musical infantil ‘La Kalabaza de Pippa’ para presenciar las bondades de esta gran fruta o sumergirse en las entrañas de la fiesta de Halloween para que el universo naranja de las calabazas inunden todo a su paso.
Mucho se ha dicho y escrito sobre calabazas gigantes, pero pocos han sido las personas que han nacido para contarlo en primera persona. Eso es lo que debió pensar el manchego Joaquín García-Consuegra, natural de Daimiel cuando por causas ajenas a su voluntad, quien sabe si como consecuencia del azar, la casualidad o la propia naturaleza, recolectó hace algunos días en su huerto una calabaza gigante de 80 kilos de peso.
Ni en sus mejores sueños Joaquín podía pensar recoger una calabaza de semejante tamaño y que a buen seguro se incluirá entre las más grandes que ha dado la tierra dentro de la provincia de Ciudad Real.
Joaquín, que profesionalmente se dedica al transporte de cemento, confiesa a Lanza que siempre le ha gustado plantar productos de la huerta, una afición que en primer momento le vino al ver a su padre y a su suegro, pero que con el paso de los años ha ido adquiriendo como propia para plantar frutas y hortalizas dentro de un terreno que tiene en Daimiel, donde suele cosechar tomates, pepinos y algunos productos más, entre los que se encuentran las calabazas.
“Las calabazas que solemos sacar otros años siempre han sido más pequeñas, explica, Joaquín, pero en esta ocasión la calabaza en cuestión ha salido tremenda, tanto de tamaño como de sabor, pues a pesar de sus dimensiones está muy tierna y requiere de poco esfuerzo al partirla”.
Centrándose en el terreno, y analizando la jugada a pie de campo, indica que una vez que cogió la calabaza, tuvieron que subirla entre varias personas a una carretilla para poder transportarla, pues “pesaba mucho”. Posteriormente, decidieron meter la calabaza dentro de un cubo con el fin de pesarla. Y se quedaron sorprendidos cuando comprobaron que la calabaza llegó a pesar 80 kilos.
Joaquín no encuentra un razonamiento lógico que explique al motivo por el que la famosa calabaza, que ya ha despertado el interés entre los amigos y vecinos de la zona, haya salido tan grande y pesado tanto: “Para ser sincero, no puedo encontrarle una explicación. Pienso que quizás haya podido influir el hecho de que la calabaza se encontraba plantada dentro de un terreno donde había residuos sólidos, es decir basura, lo que ha podido influir en su crecimiento a base de nutrientes. Todo ello aderezado con un poco de agua, pues yo no utilizo productos químicos ya que lo que planto es para consumirlo yo y mi propia familia”.
Aclara que generalmente no suele ponerle mucho empeño a la hora de sembrar y cultivar calabazas y otros alimentos, al señalar que “muchas veces cuando más empeño le pones peor te salen las cosas. Y en este caso, dedicándole un tiempo normal, hemos podido sacar esta gran calabaza, algo que recordaré toda la vida”.
Para Joaquín este gran hallazgo, a modo de fruta gigante, le ha servido de estímulo aún más si cabe para que el próximo año vuelva a plantar frutas y hortalizas. Evidentemente, cuando así lo haga no le faltarán las semillas de esta gran calabaza, al indicar que “he decidido quedarme con simientes y pepitas de calabaza para poder plantar el año que viene. Esperemos que pueda seguir triunfando”.