Conferencias, exposiciones, diversos cultos religiosos…, han configurado el programa de actos que hoy ha sido clausurado con una Eucaristía de Acción de Gracias, en el templo de las Maddres Carmelitas, y un solemne Víacrucis por las calles de la ciudad, presididos ambos actos litúrgicos por el sacerdote Enrique Galán Ruedas, natural de Valverde, que actualmente ejerce su ministerio en la Parroquia de la Asunción, de Valdepeñas y que durante varios años ha sido consiliario de esta hermandad, que cada tarde de Jueves Santo, siempre que el tiempo lo permite, realiza su Estación de Penitencia, dentro de la procesión pasionaria de Santiago.
Varios centenares de fieles, -los mismos que luego acompañaron a Jesús en su recorrido por las calles y plazas ciudadrealeñas-, ocuparon el templo. Los canto corrieron a cargo de los hermanos Carlos y Luis Oraá.
Homilía
En una breve, pero jugosa homilía, el sacerdote comenzó diciendo que lo importante está en el corazón y en la forma de vivir de las personas, y no en la gente, en el lugar, en los actos…, sino en la pasión que ponemos en lo que hacemos y en seguir a Cristo. Igualmente, pidió a la hermandad que sigan siendo cómo son; sencillos, creyentes, consecuentes…, “pilateros”, en definitiva. Finalizaba su alocución con un ruego. Que los que hoy forman parte de la cofradía dejen un buen camino a los sucesores.
Víacrucis
Una vez hubo terminado la Santa Misa, al filo de las ocho de la tarde-noche, y tras el estandarte guía de la Hermandad del Ecce-Homo, comenzaban a avanzar representantes de las distintas hermandades de Pasión y Gloria, que previamente habían sido invitadas, portando insignias y atributos de cada una de ellas, dando paso a un considerable número de “pilateros”, a los que sucedía, en su caminar, el trono sobre el que resplandecía la figura de la imagen de Illanes, presentando una artística iluminación a base de cuatro faroles, uno en cada esquina, con cirios rojos, y un exorno floral compuesto por tres centros de rosas rojas.
Tras éste, llevado a varal, por fuera, por ocho portadores, ocupaba la presidencia religiosa el referido Enrique Galán, acompañado por miembros de la junta de gobierno de la hermandad de “Pilatos”, a quienes seguía un nutrido grupo de hombres, mujeres y niños, en riguroso silencio. Durante el recorrido por la Plaza del Carmen, Estación Víacrucis, Estrella, Norte, Plaza de Santiago, Ángel, Jacinto, Toledo, Rosa, Caballeros, y de nuevo Plaza del Carmen, se fueron meditando las “estaciones” del Víacrucis, -por distintos hermanos de ambos sexos-, a excepción de la primera y la última, que a las puertas del templo fueron leídas por Antonio Oraá, hermano mayor, y por el sacerdote presidente, el referido Enrique Galán. Cómo único acompañamiento musical se escucharon diversos cantos, a través de una perfecta megafonía móvil.