Una exdrogadicta identifica a Sergio G.A., su mujer Manuela A.C. y su hijo mayor Sergio G.A., detenidos en Ciudad Real en la operación antidroga ‘Feria’ en mayo de 2021, como la familia de San Antón 22 en la que compraba cocaína “casi a diario”, en su época de mayor adicción.
La mujer, que ha declarado por videoconferencia en el juicio a la familia ante la Audiencia Provincial, reconoce a los tres como sus proveedores. En especial a la mujer, Manuela, conocida como ‘Loli’; también al padre, Sergio, y en menor medida al hijo que comparte banquillo con ellos, que era «un mocito» cuando frecuentaba la casa.
La testigo, rehabilitada de las drogas, ha detallado que los acusados le vendían el gramo de cocaína a 70 u 80 euros y la micra a 10 euros, y reconoce a los tres porque ha llegado a consumir en su casa, alguna vez, y según ha contado ha hecho encargos por dinero y droga (cien euros y un gramo), trayendo droga de Puertollano a Ciudad Real. “Eso fue hace seis años, cuando me compré el coche”.
Había cola en la puerta de su casa
La ex toxicómana, que ha testificado con bastante aplomo, le ha explicado a la fiscal del caso que el domicilio de los acusados, padres de cuatro hijos, ha sido un punto de trapicheo de cocaína y heroína muy frecuentado en Ciudad Real. “Había cola para comprar en ese piso e incluso vender objetos”. Ella misma -siempre según su declaración- dejó unas joyas en prenda en pago a la cocaína en una ocasión. Un año después, en mayo de 2021, las identificó en la fotografía publicada por los medios de comunicación de los enseres intervenidos en la operación ‘Feria’ y presentó facturas para recuperarlas.

Reconoce que compró droga y empeñó joyas
Ha sido la única de los tres supuestos clientes del grupo que ha reconocido haber comprado droga a la familia. Otros cuatro adictos o exadictos, a los que la Policía Nacional les decomisó droga en las inmediaciones del bloque en los seguimientos a los acusados, han negado que les compraran a estas personas. Dicen que iban a esos bloques de San Antón “a pillar” y han identificado a una tal ‘Loli’, del tercero B, como la persona a la que le compraban.
Otra de las testigos ni reconoce a los acusados ni se acuerda de cuando la paró la policía y levantó un acta de denuncia por posesión de sustancias. “Estaba tan enganchada entonces que no recuerdo nada”, ha dicho.

Los acusados de tráfico de drogas y blanqueo lo niegan
Los principales acusados lo niegan todo, Manuela A.C., a la que la policía identifica como la jefa del negocio, ha negado hasta que se llame como dicen. “Yo no soy Loli, me llamo Manuela”, ha insistido.
Acusada de tráfico de drogas y blanqueo de capitales, Manuela se ha presentado como un ama de casa, al cuidado de su marido y sus cuatro hijos, que vive “en un barrio marginal en el que se vende droga”, ha remarcado. Ella misma ha consumido, igual que su marido, dice, de ahí que en el retrete de su casa hubiera restos de cocaína cuando la Policía irrumpió en la entrada y registro del 14 de mayo de 2021, cuando fueron detenidos.
Un día antes de los registros los agentes sorprendieron al suministrador de la mercancía, de Madrid, Eduardo F.R., en el rellano de su vivienda, con un paquete de 300 gramos de cocaína. Este hombre, imputado en el mismo sumario, ha fallecido en el último año y el matrimonio lo ha señalado como un hombre siniestro, que le ofrecía a Sergio padre vender droga para él, y los tenía amenazados.
Manuela sobre el fallecido: “Yo a ese señor le tenía miedo”
“Yo a ese señor le tenía miedo, no quería que mi marido tuviera tratos”, ha insistido Manuela para desvincularse de la droga que incautó la policía a este hombre un día antes de que estallara la operación.
Blanqueo con coches e inmuebles
A Sergio G.A. y Manuela A.C. la fiscalía los acusa también de blanquear el dinero de la droga que presuntamente han ‘lavado’ al menos entre los años 2016 y 2020 comprando inmuebles (dos pequeños pisos en el barrio por 15.000 euros) y cinco vehículos, dos de ellos de alta gama, que pusieron a nombre de menores de edad de su familia, entre ellos sus hijos.
Las compras concretas las han explicado diciendo que los pisos los pagaron con dinero de una herencia, uno de los coches de un premio de lotería, otro con una indemnización por un accidente, y en general endeudándose, si bien han dado vagas explicaciones sobre su actividad laboral en esos años, excepto los cortos periodos de tiempo entre 2019 y 2020 que Sergio padre trabajo como ayudante del dueño del hostal y bar La Frasca, negocio al que también estuvo vinculada como limpiadora unos meses Manuela.
Sergio G.A. asegura que ha sacado adelante a su familia de seis miembros, él incluido, “buscándose la vida” con la compraventa de vehículos, la chatarra, el comercio de perfumes y la hostelería. Versión que confirman su mujer y su hijo, que se dedica a lo mismo que el padre desde que es mayor de edad.
Respecto al testimonio de la exclienta, han contado que lo hace por despecho, porque fue amante de Sergio padre, Manuela se enteró y lo echó de casa.
Josefa se retracta en el juicio de sus primeras declaraciones
Josefa S.S., que guardaba en su casa, un pequeño piso de San Antón 20, trescientos gramos de heroína envasada al vacío, supuestamente de Sergio y Manuela, ha negado que la guardara para ellos. Su testimonio, junto a los acusados con los que comparte banquillo, ha sido para retractarse de lo que declaró cuando la detuvo la policía hace tres años y repitió una vez más ante el juez instructor. En otra ocasión volvió a cambiar y alegó que tenía miedo por lo que le pudieran hacer a su familia.
Josefa, adicta de muchos años a la cocaína y la heroína, ha contado hoy que esa droga se la entregó con amenazas Eduardo y era para la ‘Loli’ desconocida. “El jefe de Estupefacientes de la Policía Nacional me aturdió. En esa época estabas muy enganchada”, ha explicado.
Lo que sí ha dejado claro esta imputada es que ella jamás ha vendido droga, al contrario, la ha comprado. Ante la retratación de toda su declaración previa la fiscal ha pedido escuchar su testimonio ante el juez de guardia en el que parece hablar sin que nadie la presione.
En esa declaración contó que le compraba la droga a Sergio y Manuela, que no trabajaba y tenía al cargo a su madre mayor, y aceptó el trató que le ofrecieron: veinte euros diarios y diez en droga a cambio de que guardara en su casa la mercancía y acudiera cuando la necesitaban.
Entonces contó hasta cómo, supuestamente, operaba la familia. Sin necesidad de hablar, le daban unos toques al teléfono, y ella se presentaba en casa de los G.A. Si le pedían el paquete pequeño, lo llevaba, que era el grande, lo cogía y se lo entregaba. Sacaban lo que consideraban y luego volvían a envasar al vacío el paquete para que ella, como adicta, no lo tocara sin que se dieran cuenta.
Dinero en efectivo, joyas y enseres vinculados al trapicheo
Aparte de la droga intervenida a Eduardo y en casa de Josefa, la policía encontró dinero en efectivo en la vivienda del matrimonio2.475 euros en efectivo, un kilo de joyas valorado en 48.000 euros, dos básculas de precisión, una pistola, relojes de lujo, tres vehículos, once teléfonos móviles y ordenadores de última generación. También laboradas de último modelo (cuatro), una televisión de plasma valorada en cuatro mil euros y una cadena de música, entre otros enseres.
A la policía también le llamó la atención el blindaje de la puerta principal del domicilio. “Tenían la típica casa de narcotraficantes a los que les va muy bien el negocio”, contó en la primera sesión del juicio el inspector jefe Castiblanque, al mando de la operación.
Hasta una decena de policías participaron en la investigación de esta familia, uno de los intentos más serios de acabar con el tráfico de drogas en ese grupo de viviendas, encajonadas entre el rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha y la comisaría de la Policía Nacional.
Indisimulado trasiego de toxicómanos en el bloque
La operación culminó con la incautación de 650 gramos de droga (cocaína y heroína) en 2021 y la detención de la familia. La policía reconoce que hasta la operación ‘Feria’ no habían dado resultado los intentos de conseguir alguna aprehensión de droga notable y llegar hasta los proveedores de esta familia, pese al indisimulado trasiego de toxicómanos.
9 años y medio de cácel para Sergio padre y 8 para Manuela
La fiscalía solicita nueve años de prisión y seis meses por narcotráfico y blanqueo de capitales para el padre, Sergio G.A, que tiene antecedentes por tráfico de drogas de 2015 pero no ha ido nunca a prisión, excepto los meses que estuvo en preventiva por esto. Entonces fue condenado a dos años, una pena que se suspendió con el requisito de no delinquir los siguientes tres años.
A Manuela A.C. la fiscalía pide 8 años de prisión, también por narcotráfico y blanqueo de capitales, y cuatro años al hijo, Sergio G.A, por trapicheo de drogas.
La supuesta cómplice, Josefa S.S. también está acusada de tráfico de drogas. En el caso de esta mujer concurre la atenuante de drogadicción, por lo que la fiscalía reclama tres años y medio de prisión.
Relación con otros conflictos en San Antón
La familia G.A. está vinculada a otros conflictos en el barrio; Manuela es la mujer herida con una catana en febrero del año pasado, en una riña con su cuñado y su sobrino, que ingresaron en prisión preventiva por lesiones y tiene pendiente otro juicio por tráfico de drogas, en una detención posterior a este asunto, cuando salió en libertad provisional.
Al juicio solo le quedan los informes finales de las partes y se reanudará en las próximas semanas ante la sección primera de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que tiene que buscar una nueva fecha.