En grupos de cinco alumnos, cada uno de los cinco equipos votó la historia a desarrollar de entre las propuestas de sus integrantes y vivieron la interesante experiencia de utilizar una herramienta como la inteligencia artificial, descubriendo sus límites y ventajas.

Entre las cuestiones que han aprendido, está que muchas veces es más eficaz grabar directamente el plano con una cámara que generarlo con inteligencia artificial, ya que, a menudo, se requería de más de veinte intentos hasta obtener un resultado bueno, comentó el profesor de Fotografía, Ramón Peco, que destacó el gran esfuerzo a nivel de redacción realizado por los alumnos, describiendo con sumo detalle a los personajes y las acciones que debían realizar. En este sentido, valoró el ejercicio de comunicación con la IA, algo parecido a buscar la máxima precisión con alguien que “no te acaba de entender del todo”.

En cuanto a las ventajas, las amplias posibilidades para incorporar todo lo que se quiera, como por ejemplo una calle repleta de gente y de palomas en una escena apocalíptica de uno de los cortos, que sin la inteligencia artificial no se podría llevar a cabo a menos de que se contara con un altísimo presupuesto.
‘Cambio de aguas’, ‘Tinieblas’, ‘Plumas y fuego’, ‘La casa de sauces’ y ‘Tiempo muerto’ son los títulos de los cinco trabajos resultantes de esta iniciativa pionera, puesta en marcha con Sora de OpenAI, prácticamente en cuanto estuvo disponible la inteligencia artificial generadora de vídeos.

La puesta de largo de estos trabajos vino acompañada de una exposición de carteles realizados con fotografía a partir de collages y de una muestra de dibujos de escenas y personajes generados para los cortos con la inteligencia artificial.