El que fuese Pandorgo de Ciudad Real en 1993, Vicente Calatayud, ha dado voz a la fiesta, a través de la Conferencia «La Pandorga, fiesta y folclore», que ha tenido lugar en el salón de baile del Centro Cultural Antiguo Casino de la localidad.
Decenas de vecinos se han dado cita en una de las primeras actividades organizadas por la Hermandad de Pandorgos de Ciudad Real para conmemorar esta Pandorga 2022, que supone la vuelta a la normalidad, después de dos años donde la fiesta se vio reducida a pequeños actos testimoniales.
Así, el hermano pandorgo y prestigioso Catedrático Emérito de Neurocirugía de la Universidad de Zaragoza, Vicente Calatayud, ha incidido durante su alocución en la cercanía de esta fiesta con las tradiciones, la cultura y el folklore de la Mancha “que además sirve para unir a la sociedad con la naturaleza misma y las dos Castillas, la húmeda y la árida”. «La Pandorga nos hermana en el ayer, nos estimula en el presente y nos invita a construir el futuro».
Sus 87 años sirven como testimonio vivo de una fiesta que ha ido creciendo, desde que en 1964 se declarase fiesta institucional, hasta convertirse en un Bien de Interés Turístico Regional que ahora aspira a dar un paso más para serlo a nivel nacional, en las que Calatayud observa valores como «la solidaridad y la esperanza, donde se atesoran los frutos de la madurez, los logros de la esperanza y la sensación del deber cumplido».
En este camino, el Hermano Pandorgo, ha enfatizado la fuerza de los recuerdos «que se vuelven más vibrantes con el tiempo, pues el cerebro, en el que me hice especialista, acaba por conservar únicamente lo esencial», invitando a mirar con perspectiva una fiesta como la Pandorga. «Los años da lo que la juventud no tiene, perspectivas de las cosas. Con el tiempo uno descubre la necesidad de conservar el sentimiento por los antepasados que nos han traído hasta donde estamos».
“La Pandorga es su gente, su yantar, sus raíces en la sociedad. Es una fiesta que nos hace sentir con orgullo a la que hemos crecido en ella”, rememorando su nombramiento como Pandorgo en el año 1993 “reconocimiento que siempre he desempeñado con orgullo en mi larga vida como mi profesión de ser manchego”. Sobre esto, ha añadido que «ser manchego octogenario ha condicionado mi forma de ser, pensando en la grandeza de quien me precedió y me dio la vida».
En sus palabras ante los congregados en el Antiguo Casino, Calatayud ha recordado a la Virgen del Prado, añadiendo sobre el sentimiento pandorgo que quiebra la distancia a través de la lealtad. «La distancia entre los corazones es la lealtad, que los pandorgos valoramos en la relación con nuestro pueblo, con una llaneza que simbolizamos con la entrega de los puños y la limoná», de las que ha destacado la conservación de la tradición, «pese los ajustes a los que nos invita el tiempo».