La Santísima Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, lucirá una estampa histórica en los próximos dos meses. La representación de la Virgen siempre lleva en los brazos al Niño Jesús, el cual ha sido retirado temporalmente del culto para llevar a cabo a un proceso de restauración de la talla. Al igual que la imagen de la Santísima Virgen del Prado, el Niño Jesús es una imagen barroca, de escuela valenciana, tallada en madera policromada por los escultores levantinos José María Rausell y Francisco Llorens.
Este viernes, Francisco Javier Moyano, mayordomo de la Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Prado, y Celia Casado, presidenta de la Corte de Honor de la Santísima Virgen, han retirado la imagen del Niño de Jesús. El proceso de retirada se ha hecho con “sumo cuidado”, ya que la talla del Niño data de los años 50.
El pasado verano, la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado encargó un estudio “pormenorizado” para saber cómo se encontraba la imagen del Niño Jesús “con la mayor exactitud”. La pierna izquierda, donde hubo un pequeño percance, era una de las partes más afectadas. A partir de ahí, y con el permiso del Obispado de Ciudad Real y del Cabildo Catedral, comenzó el movimiento para buscar un restaurador. La restauración se debe a que la talla en cuestión tiene varias partes “muy deterioradas”.
El trabajo lo realizará Francisco Pérez Vargas, licenciado en Bellas Artes y en Restauración del patrimonio artístico. El coste aproximado será de 3000 euros y lo va a sufragar la Corte de Honor de la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado. Aunque ha sido la propia cofradía la encargada de todos los trámites previos, ha salido de los hermanos y hermanas que conforman la Corte de Honor aportar el dinero para llevar a cabo la restauración.
El Niño Jesús de la Virgen del Prado ha sido embalado en el Museo de Ciudad Real
El Niño Jesús ha sido trasladado al Museo de Ciudad Real, donde su director, José Ignacio de la Torre, ha sido el encargado de embalar y guardar la imagen de manera correcta y protegiendo las partes más afectadas. De la Torre ha comentado lo “deterioradas” que están algunas partes de la policromía de la imagen, como “las rodillas, manos o muñecas”. El director del Museo de Ciudad Real ha señalado que es “probable que el restaurador haga una reintegración de todas esas partes para que tengan el mismo aspecto”, siempre respetando la policromía original de la talla.
Una vez embalado con los materiales necesarios para su protección, una comitiva de hermanos de la Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Prado viajarán a Fregenal de la Sierra (Badajoz) este sábado, localidad en la que se sitúa el taller de Francisco Pérez Vargas. Si todo transcurre con normalidad en el proceso de restauración, la Virgen del Prado tendrá al Niño en brazos de nuevo antes de la Semana Santa.
Cabe resaltar la importancia de la talla del Niño Jesús, que queda 3 de enero hace que las puertas del Camarín de Nuestra Señora del Prado se abran para la veneración del Niño en los días previos a la Epifanía del Señor y que va acompañada de una recogida juguetes que la Hermandad entrega a los niños que atiende durante el año.
El informe del restaurador Francisco Pérez Vargas
Lanza ha tenido acceso al informe que el restaurador Francisco Pérez Vargas envío a la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado. El informe revela que la obra, esculpida en madera, presentaba desafíos significativos, como el desensamble de algunas piezas debido a fluctuaciones de humedad y temperatura, así como la manipulación a lo largo del tiempo.
Uno de los aspectos más delicados de la intervención se centra en la capa de preparación, donde un estuco blanco de grano fino, compuesto por sulfato de cal aglutinado con colas orgánicas, muestra desgastes, pérdidas y levantamientos. Estos daños son atribuibles, en gran medida, al roce de los vestidos de la imagen, provocando lagunas en las zonas más prominentes.
En cuanto a la policromía, compuesta por óleo bruñido, se identifican desgastes y cambios de color, afectando la apariencia general de la imagen. Intervenciones anteriores, algunas de ellas realizadas de manera burda, han generado reintegraciones cromáticas que requerían atención especial.
La propuesta de intervención del restaurador Pérez Vargas aborda cada uno de estos desafíos en varias fases, desde la limpieza general y fijación de zonas con riesgo de desprendimiento hasta el desmontaje de la pierna suelta. La consolidación de la materia soporte y el ensamblaje de piezas fueron esenciales para garantizar la integridad estructural de la obra.
El proceso incluye también una minuciosa limpieza química y mecánica, con especial énfasis en la preservación de reintegraciones cromáticas previas. La propuesta de restauración concluye con una cuidadosa reintegración cromática y aplicación de barniz, devolviendo al Niño Jesús de la Virgen del Prado su esplendor original y asegurando su preservación para las generaciones venideras.