PREGUNTA.- Fecir está a punto de cumplir seis años desde su creación. ¿Está todo bien engranado ya?
RESPUESTA.- Siempre faltan cosas. La empresa que no tiene como objetivo seguir creciendo y solo busca mantenerse acaba desapareciendo. Aquí hay gente muy perfeccionista y muy inconformista, yo estoy entre estos últimos, y nos quedan muchas cosas por hacer. Hay que seguir creciendo, seguir incorporando a asociaciones territoriales. Se ha avanzado mucho y, si miramos a los inicios, esto está ya mucho más tranquilo. Ir a los pueblos y que ya no te hablen del pasado, si no que te hablen de futuro, que te felicitan, eso te da la vida.
P.- ¿Qué falta para que los empresarios tengan una sola voz en la provincia?
R.- Seguir creciendo, seguir coordinándonos con nuestras territoriales. Hemos sido siempre un Reino de Taifas. Si se nos compara con el resto de provincias de la región, existen pueblos, Tarancón, Azuqueca, Talavera o Villerrobledo, que hacen una especie de contrapesos en cada una de sus provincias. Aquí no. Aquí hay movimientos empresariales en muchos pueblos y esa, por otro lado, es la fuerza que tenemos. Ese arraigo empresarial en muchas zonas. En seis años haber conseguido 12.500 asociados es una fuerza tremenda. Nuestra asignatura pendiente es meter en Fecir a todos aquellos que quieren estar en Fecir, que yo creo que son todos los empresarios de la provincia.
P.- ¿Se ha aprendido de los errores de la antigua CEOE-Cepyme en relación a la gestión, a la propia organización de la patronal?
R.- Hemos aprendido porque mucha gente nos ha querido hacer pagar facturas que no eran nuestras. Cuando he recibido críticas, yo siempre respondo que yo pago las facturas de lo que me como, pero no de lo que no me he comido. Si yo meto la pata, o soy maleducado en un restaurante, la culpa es mía. Pero si han sido otros anteriores, a lo mejor, sin querer, incluso, lo que no podemos desde Fecir es pagar platos que no hemos roto nosotros. Nos ha costado mucho recuperar la confianza del empresariado y esto ha sido así porque Fecir ha ido pagando, cumpliendo con sus asociados y con la provincia, con los representantes sociales y, al final, ir haciendo las cosas como hay que hacerlas nos ha hecho ganar la confianza de la gente.
P.- La voluntad de volver a la sede de la Ronda de la Mata, cómo está. Además de ganar espacio, ¿tiene algún componente sentimental, el deseo de cerrar un círculo?
R.- Sí, si lo tiene. La primera vez que vine a la sede de la Ronda de la Mata, yo tenía 17 años y aquello era una institución para nosotros. El cambio a Miguelturra para muchos de nosotros fue un trauma, porque era nuestra sede. ¿Por qué no podíamos seguir en el mismo sitio si era patrimonio sindical? Ahora, si algo de esperanza nos tiene que dar este nuevo Gobierno es que se aprueben unos Presupuestos y que esos Presupuestos contemplen partidas para este tema. La cuestión es que se ha tardado tanto que, por parte del Ayuntamiento, se nos ha dicho que la estructura no va a estar como estaba cuando hicieron el primer análisis, ha habido derrumbe. Yo me fío de los constructores que están en la asociación y creo que lo más rápido sería derribarlo y hacerlo nuevo, pero doctores tiene la Iglesia y técnicos las administraciones.
P.- ¿Qué significaría volver allí?
R.-Es un poco restaurar el honor de los empresarios. Antes no se atrevían a decirlo, pero desde que nació Fecir lo decimos claramente: nunca debimos salir de allí. Fue un error grande, pero esa era una época en la que esos errores se cometían. Ni fuimos la primera que hizo eso, ni tampoco fuimos la última, hay otras organizaciones empresariales que lo están pasando francamente mal. Es cierto que la antigua CEOE fue la primera que entró en concurso de acreedores, pero creo que el espíritu fundacional es el que tiene que recuperar Fecir. Las cosas se hicieron muy mal al final, pero hubo un tiempo en el que las cosas se hacían muy bien y Ciudad Real tenía su fuerza. Vamos a recuperar esa capacidad de las asociaciones, ese espíritu fundacional.