Salir en busca de setas se ha convertido, como otras tantas propuestas ligadas a la naturaleza, en una actividad que cada día congrega a más personas en toda España; sobre todo, en esta época del año.
Sin embargo, coger hongos y lanzarse a comerlos sin tener cierta experiencia y conocimiento, puede resultar una actividad de riesgo que puede hacerte vivir momentos desagradables, que pueden ir desde tener una vomitera pasajera hasta necesitar un implante de hígado; o en los casos más graves, certificar tu propia muerte.

Cada año, señalan las estadísticas, en España 400 personas sufren intoxicaciones graves por ingesta de hongos venenosos. Sin ir más lejos, el pasado 3 de noviembre, en Castilla-La Mancha, se ha tenido que contabilizar la muerte de una mujer de 81 años en Cuenca.
Para evitar este tipo de casos, los expertos advierten de la importancia de no consumir aquello que no se conoce, porque según tiene catalogado el propio Gobierno de España, en la Península pueden encontrarse hasta 1.500 tipos de hongos, de los que 100 “contienen sustancias tóxicas más o menos potentes”.
Las más venenosas y causantes del 90% de las muertes por intoxicación se deben a las amanitinas, presentes en especies como la phalloides, la virosa, la verna o la gemmata.
“El Ilustre Minero” sí conoce de hongos y setas
Una de las personas que más conoce de setas y hongos en la provincia es Mercedes Lara, presidenta de la Asociación Ilustre Minero de Puertollano, que cada año organizan una serie de jornada micológicas para la recogida de setas y hongos por toda la provincia de Ciudad Real.
“Nosotros organizamos este tipo de jornadas precisamente para que la gente aprenda a identificar las especies más comunes en su entorno. Siempre recomendamos que si no estamos seguro de lo que hemos recogido no se consuman”.
Es muy importante, dice “que las primeras veces que vayamos a recoger setas, vayamos con personas que las conozcan. También es muy importante elegir un buen lugar, donde la recolección sea sostenible y segura; porque si nos quedamos en un parque de ciudad o una cuneta, son zonas con mucha absorción de metales pesados y todo lo que recolectemos, aunque sea comestible, nos va a hacer consumir esos metales pesados”.
Por tanto, subraya Lara, “es imprescindible elegir una buena zona, ir bien equipados y de recoger la seta entera, tanto la parte que se consume como el tallo para poder observar todas las propiedades”.
Otras de las claves para no sufrir episodios de intoxicación, pasaría según enumera la presidenta del Ilustre Minero, “por fijarnos en la edad de la seta, su olor, o su sabor”. Lo primordial, destaca, “es que si no conocemos el tipo de seta que hemos encontrado, la dejemos ahí y la disfrutemos con la vista, con una fotografía, sin necesidad de comérsela”.
“Recoger lo conocido, lo que se vaya a consumir en un par de días y cocinarlas”, son algunas recomendaciones de los expertos
En el serial de recomendaciones para evitar los sustos frente a la ingesta de setas, la presidenta del Ilustre Minero, recomienda que “cojamos sólo las que vayamos a consumir en un par de días porque es un alimento que tiende a pudrirse rápidamente”.
A la hora consumirlas, advierte, “es muy importante cocinarlas. Aunque esté de moda la comida en crudo, nos aconsejan los expertos médicos que participan en nuestras Jornadas, que vayan cocinadas porque son alimentos de difícil digestión, ricos en oligoelementos y es necesario que estén bien cocinadas para evitar también posibles intoxicaciones”.
Así, si acabas de comprarte una guía sobre setas y te enfrentas a tu primera recolección, el siguiente paso sería conseguir a alguien que sepa. “Salir el primer día al campo, coger unos hongos y comértelos, no es muy recomendable”. Si esa era tu intención, aporta Lara, “en la frutería hay unas setas fantásticas y no es necesario jugársela”.
Recoger setas también puede acarrear sustos legales
Por otro lado, Mercedes Lara avisa que los sustos por la recolección de setas no sólo pasan por el ámbito sanitario, sino también por el legal.
“Es muy importante conocer la regulación legal que hay en cada espacio, porque no en todos los sitios se puede recolectar libremente”. Así, se debe tener en cuenta si el paraje forma parte de un Parque Natural, si hay montería, si es una finca privada, etc; no vaya a aparecer un agente medioambiental y les enseñe una nueva “receta”, como sinónimo de multa, de algo más de 200 euros, que es el precio que bien podría pagar usted en un menú degustación gourmet con tres estrellas Michelín, sin necesidad de mancharse las botas.