Carmelo Izquierdo, el hombre que mató a su padre octogenario hace un año en Socuéllamos en el fragor de una discusión, acaba de ser condenado a diez años de cárcel, dos menos que los que pidió al final la fiscalía, a la vista de la sentencia del jurado que lo declaró culpable de homicidio con atenuantes y agravantes hace dos semanas en la Audienica Provincial.
La pena la ha dictado la magistrada de la sección primera y presidenta de la Audiencia Provincial de Ciudad Real María Jesús Alarcón que presidió la vista.
El jurado declaró culpable de homicidio a Izquierdo, de 44 años ahora y una discapacidad intelectual del 35%, tras tres sesiones de juicio y una jornada de deliberación. Consideró probado que era culpable del homicidio con la agravante de parentesco y abuso de superioridad, pero también las atenuantes de retraso mental leve y arrepentimiento.
La defensa, “muy satisfecha”
“Estoy muy satisfecha con la pena impuesta, consideró que se han valorado todos los argumentos de esta parte y se ha aplicado la pena mínima que cabía imponer en base al veredicto”, ha declarado a Lanza la abogada defensora Gema Pozuelo.
La letrada tiene intención de comunicarle el fallo al imputado este jueves. Izquierdo sigue en prisión preventiva desde mayo del año pasado, al poco de ser detenido.
Seguía viviendo con sus padres en Socuéllamos
El tribunal popular consideró probado que Carmelo Izquierdo, que a sus 43 años no trabajaba y vivía en el domicilio familiar, con sus padres y dos de sus hermanas, mantenía una mala relación con su progenitor, con el que ni siquiera coincidía a la mesa (hacía vida aparte en una habitación, aunque bajo el mismo techo).
Consumidor de alcohol y drogas
Consumidor de alcohol y drogas, esta circunstancia generaba broncas entre padre e hijo. Es lo que pasó la noche del homicidio. Carmelo Izquierdo, que en el juicio ha reconocido que atacó a su padre Domingo Izquierdo, de 81 años, pero no que quería matarlo, llegó a las tres y media de la madrugada, al parecer bebido y posiblemente drogado al domicilio familiar y se puso a comer en la cocina.
El padre murió de un navajazo en el cuello
Su padre lo sorprendió y le recriminó las horas de llegar, su estado y que no trabajara, se empujaron y forcejearon. El padre se retiró a su habitación hasta la que lo siguió el acusado con un cuchillo que le clavó en el cuello, una escena que presenció una de sus hermanas que interpretó como que lo estaba ahogando.
Domingo Izquierdo murió en el acto como consecuencia de ese navajazo en el cuello y su hijo Carmelo huyó con unos pocos enseres de la vivienda, desoyendo la orden de que se detuviera de la Guardia Civil, que acudió al aviso de socorro de la hermana. No fue detenido hasta doce horas después, según él porque no sabía que su padre estaba muerto y le tenía miedo.