Lejos de ser una vasta extensión de tierra con apenas accidentes geográficos, La Mancha surge como un territorio de más de 30.000 kilómetros cuadrados marcado por los contrastes paisajísticos y con mucho por descubrir.
Gloria Herrero, profesora de Biología y Geología interesada en divulgar la educación ambiental, explica las diferencias paisajísticas de las seis comarcas naturales que existen en la provincia de Ciudad Real y propone varias rutas perfectas para disfrutar de la naturaleza en estos tiempos del Covid.

El Campo de Calatrava, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, el Campo de Montiel, Sierra Morena, los Montes de Ciudad Real y Toledo, y La Mancha propiamente dicha son las seis comarcas que hay que tener en cuenta para conocer los secretos de la provincia.
Así pues, Gloria Herrero explica que estas unidades naturales “presentan unas características climáticas, litológicas y biogeográficas” propias, en base a las que se agrupan los términos municipales.
Entre árboles milenarios en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona

Crestas, valles, gargantas y hoces en macizos de gran interés. Son las claves del paisaje del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, reconocido como parque natural. Almodóvar del Campo, Abenójar, Hinojosas o Cabezarrubias del Puerto pertenecen a esta comarca.
La educadora ambiental además hace referencia a los bosques de encinas, alcornoques, quejigos, rebollos, enebros y madroños, “entre los que se encuentran árboles centenarios y milenarios”.
La ruta propuesta, de 8 kilómetros, parte del área recreativa de San Isidro en el término municipal de Fuencaliente, e incluye la chorrera de Las Sierpes, el Robledo de las Hoyas y la visita al roble conocido como ‘El abuelo’. Es de dificultad baja, con tramos de dificultad media, y con un desnivel de 313 metros.
El vulcanismo del Campo de Calatrava

El vulcanismo es el componente geográfico que dota de gran singularidad al Campo de Calatrava, según Gloria Herrero, “una región natural con una fuerte impronta geomorfológica”.
Herrero destaca que “es una de las zonas volcánicas más importantes de la Península Ibérica, junto a Cabo de Gata y Olot”. Combina otros dos elementos estructurales básicos: “el zócalo paleozoico y las cuencas sedimentarias y cuaternarias”.
En este caso, propone dos rutas, una en Valverde, por la laguna y el volcán de la Posadilla, “un cráter de 500 metros de diámetro y una profundidad en algunas zonas de hasta 100 metros”. Parecida es la laguna de Calderón en Moral de Calatrava.
Así pues, para la profesora resulta de gran interés conocer el origen volcánico de las lagunas “e imaginar la violenta explosión que las generó cuando el magma entró en contacto con el agua subterránea”.

Otra alternativa es contemplar “en directo” la actividad volcánica en los Baños del Emperador de Peralvillo, a apenas unos kilómetros de la capital, donde “se pueden observar las burbujas producidas por la desgasificación de las cámaras magmáticas de los antiguos volcanes”, y que fueron utilizados en el pasado como termas.
Por las vías pecuarias del Campo de Montiel

Las vías pecuarias, las sendas y los ríos cruzan el Campo de Montiel, que goza de una “amplia red de caminos con paisajes de monte mediterráneo y dehesas”. Los ríos surcan el terreno, donde además levantan el vuelo “aves esteparias tan emblemáticas como las avutardas, los sisones y las gangas”.
En este territorio donde destacan los términos municipales de Villanueva de los Infantes, Villahermosa o Torre de Juan Abad, aparte del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, Gloria Herrero recomienda recorrer la Sierra del Relumbrar y el valle del río Guadalmena, en Villanueva de la Fuente.
El entorno de Viso del Marqués, a las puertas de Sierra Morena
Cerca de estas tierras está la comarca de Sierra Morena, que limita precisamente con esta cordillera del sur de España, que a su vez separa la Meseta Central de la depresión del río Guadalquivir.
Los montes cuarcíticos y las pizarras, “cuyo origen es la acumulación de sedimentos en ambientes marinos”, empiezan a dominar en el paisaje, y la experta propone una ruta por el Peñón de la Ventanilla, en la Sierra de San Andrés en Viso del Marqués.
Tras huellas fósiles en los Montes de Ciudad Real

Y pese a que la llanura ciudarrealeña es una de las más conocidas del mundo, el turismo de interior tiene otra alternativa de monte en el norte de la provincia. Es la zona que limita con los Montes de Toledo y que incluye el Parque Nacional de Cabañeros.
En este caso, Gloria Herrero señala que “se trata de un relieve apalachense puesto al descubierto tras la intensa erosión que afectó a la zona después de la orogenia” hace millones de años.
Por eso, la gran cantidad de fósiles que han salido al descubierto. En el paisaje aparecen “crestones cuarcíticos de altura uniforme” y predomina el monte mediterráneo, “con encinas, robles y coscojas”.
Dentro del término municipal de Navas de Estena, la docente propone una ruta por el Boquerón del Estena, en la que se pueden observar las huellas creadas en las rocas hace 475 millones de años por un gusano marino gigante y los restos de las rizaduras provocadas por las olas del mar en la arena.
La Mancha entre humedales y lagunas

Para terminar, la educadora ambiental no olvida hacer referencia a la comarca de La Mancha en concreto, que “constituye una de las altiplanicies más extensas de la península ibérica”.
En sus campos es posible observar amplias extensiones dedicadas a los cultivos de cereal, viñedos, además de humedales y lagunas, “fruto de las aguas subterráneas y las aguas de lluvia”.

Aparte del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, Herrero propone una ruta por el complejo lagunar de Alcázar de San Juan, ya que ahora “es un buen momento para avistar aves”, pues muchas vuelven a esta tierra para el anidamiento.