La cifra de desempleados en Castilla-La Mancha se sitúa en 185.775 personas tras el descenso de 332 parados el pasado mes de agosto, una ligera bajada que no mitiga la pérdida de 20.628 puestos de trabajo en términos interanuales.
Los datos publicados hoy por el Ministerio de Trabajo y Economía Social muestran todavía el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus, que durante marzo y abril provocaba la destrucción de 23.278 empleos en la región. Tras cuatro meses consecutivos de descenso del desempleo, paliada en agosto por el sector agrario con la creación de 1.020 puestos de trabajo, el mercado laboral de la región continúa mostrando pautas cronificadas.
Entre los males endémicos, una estacionalidad y excesiva dependencia a determinados ámbitos de producción que impiden la fijación de empleo estable; la caída brusca de la contratación respecto a julio (-31,2 por ciento) no sólo no produjo un aumento de la relación indefinida sino que constató un aumento de 1.4 puntos en la contratación temporal hasta situarse en el 92,7 por ciento; el paro femenino subía (63,1 por ciento); se volvían a mostrar diferencias entre provincias, con Toledo y Ciudad Real como únicos territorios en los que bajaba el paro.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) subraya que el mercado laboral de la región necesita nuevos estímulos, pero como primer paso resulta imprescindible reforzar todos los servicios públicos para atajar una pandemia que continúa golpeando duramente la economía y la salud de los castellanomanchegos.
Asimismo, CSIF insiste una vez más en la implicación de las administraciones públicas en las políticas de empleo con la construcción de canales de inversión mixta, así como en el fortalecimiento de los propios servicios públicos. En el caso de Castilla-La Mancha, CSIF incide en la correcta utilización de los fondos públicos y lamenta que el Gobierno regional haya concedido 38,4 millones de euros a CCOO, UGT y Cecam desde 2014 con subvenciones cuyos resultados no están verificados.