Según ha explicado este jueves el director del parque nacional, Carlos Ruiz de la Hermosa, en la actualidad se han censado 18 parejas de cernícalos primillas en este año 2019, lo que supone que por segundo año consecutivo se registra un aumento de las parejas reproductoras en este espacio protegido.
Ruiz de la Hermosa ha señalado que los datos obtenidos este año son “muy optimistas”, puesto que las 18 parejas reproductoras censadas han logrado sacar adelante un total de 59 pollos.
En el año 2018 el número de parejas de cernícalo primillas censadas fue de 11, que lograron sacar adelante un total de 40 pollos.
Un año antes, en 2017, el primillar, construido en 2016 por la Subdirección General de Medio Natural del Ministerio de Transición Ecológica en el marco del convenio de colaboración que tienen con el Organismo Autónomo Parques Nacionales, acogía solo cuatro parejas de cernícalos primillas.
Con respecto a 2018, ha dicho Ruiz de la Hermosa, el número de parejas reproductoras ha aumentado un 66% en el último año, mientras que el número de crías que han volado se han incrementado en 2019 un 47%.
Además, ha explicado que en el primillar este año también se ha encontrado un nido de carraca europea (Coracias garrulus) que se encuentra en pleno proceso de incubación.
El cernícalo primilla es un pequeño halcón insectívoro que se encuentra en colonias ubicadas en su mayoría en construcciones humanas, tanto en el interior de los cascos urbanos de nuestros pueblos, como en las casas de labor que se distribuyen por los campos castellanomanchegos.
Su lugar habitual de cobijo está en huecos de paredes, mechinales o bajo tejas de los edificios de las ciudades, pueblos y zonas rurales, siempre en zonas de clima cálido y seco, y ecosistemas abiertos donde abundan las zonas de cultivo, donde encuentra su dieta básica, compuesta principalmente por insectos, ortópteros y coleópteros, ratones, topillos, musarañas y lagartijas, entre otros.
A España desde África
Los cernícalos primilla cruzan a España desde África a mediados del mes de febrero para criar, desde donde regresan, tras los meses de verano al continente africano, atravesando el desierto del Sahara hasta llegar al Sahel, para invernan en países como Mali, Mauritania y Senegal.
Esta especie ha sufrido un importante retroceso en sus poblaciones en los últimos años, como consecuencia principalmente de la alteración y pérdida de sus hábitat.
El empleo de fitosanitarios y plaguicidas, la intensificación y transformación de la producción agrícola, el incremento de las explotaciones de regadío y el aumento de las infraestructuras, son otras causas que están tras la disminución de las poblaciones.
En la actualidad, Castilla-La Mancha cuenta con una población entorno a las 2.500 parejas, lo que representaría el veinte por ciento del total nacional, que se estima en unas 12.000 parejas y aunque presente en las cinco provincias de la región sus mayores poblaciones se concentran en las provincias de Ciudad Real y Toledo.