Quizás el nombre propio de la temporada 2022, a nivel provincial de Ciudad Real, es el de Carlos Aranda. Por distintos motivos. Fundamentalmente porque ha sido el año de su ansiada alternativa, pero también por diversos aspectos (fundamentalmente lesiones físicas) que han dificultado la consecución de los objetivos que se marcó allá por el mes de enero.
Y para hablar de todo ello, desde lanzadigital.com/toros concertamos la entrevista que ofrecemos a continuación con el ya matador de toros daimieleño.
PREGUNTA: Si miramos su temporada fríamente, el mero hecho de haber alcanzado una alternativa al lado de Morante de la Puebla y Juan Ortega en una plaza como la de Manzanares, sería factor de peso para calificarla positivamente. ¿Es así?
RESPUESTA: Es así, pero con matices. Me considero una persona siempre positiva. Al menos eso intento. Pero no puedo obviar otros aspectos que han condicionado notablemente el balance final de mi temporada, que no ha sido el que yo quería.
P: A buen seguro se refiere a las distintas lesiones que ha sufrido a lo largo del año.
R: Efectivamente. A principios de año me operé de una hernia inguinal que se me generó a raíz de una cogida en La Solana en 2021. No fue una operación complicada, pero requirió de un periodo de inactividad física, y se dio la circunstancia de que nos avisaron para torear en Madrid de manera inesperada, cuando hacía solo una semana que había podido empezar a torear de salón. Y más tarde, apenas veinte días antes de tomar la alternativa, me lesioné el hombro derecho toreando en Pozo Hondo (Albacete).
P: Y ¿qué consecuencias tuvieron estas lesiones en el desarrollo de su temporada, en la que ha acumulado una novillada picada y cuatro corridas de toros?
R: Pues, sin querer echar balones fuera, porque si toreé después de estas lesiones fue porque así lo decidí yo sin que nadie me obligara, debo decir que me afectaron mucho. La primera porque coincidió con la llamada de Madrid para torear la novillada inaugural de temporada. Es cierto que llevábamos intentando volver a entrar en Madrid un tiempo, y que, con lo complicado que ello resulta, cuando nos llamaron, aunque no estaba al cien por cien, decidimos ir. Y, aunque no fue un petardo de salir corriendo ni tirarme de cabeza al callejón, no pasó nada, en parte porque yo no estaba en el nivel óptimo, ni físico ni mental, que un compromiso así requiere.
P: Alguien puede preguntarse a qué se refiere usted con nivel mental óptimo.
R: Ponerse delante de un toro es un ejercicio tremendamente exigente. Verte delante de un animal con esa agresividad, ese volumen, hace que debas tener muy controlado el lógico instinto de supervivencia que se desata en situaciones de este tipo. Es necesario tener la mente preparada para cuando llegue el momento de tener que dar el paso y cruzar la línea que separa la conservación de la posibilidad de triunfo. Eso se entrena, tanto física como mentalmente. Es más, diría que es mucho más difícil conseguir lo segundo que lo primero.
P: ¿Y la lesión del hombro?
R: Esa fue un mazazo por varios motivos. El primero por la cercanía con la alternativa, y segundo por la zona afectada. Teniendo dañado el hombro derecho es misión casi imposible poder manejar adecuadamente el capote, la muleta, y menos aún la espada a la hora de matar. Pude tomar la alternativa, sí, pero el hombro no estaba recuperado, y eso ha sido un lastre decisivo.
P: ¿Decisivo para qué?
R: Para no alcanzar el nivel que quiero. Hubo un momento de la temporada, sobre todo al final, en el que salía a la plaza sin confianza. Me sentía a merced de los toros. Torear requiere de una capacidad física plena que te permita superar mentalmente las dificultades. Y yo no sentía que tuviera esa capacidad. Además, creo que soy un torero muy transparente, y proyecto con nitidez mis estados de ánimo. Por eso -y por otras muchísimas cosas- admiro tanto a los toreros que son capaces de sobreponerse a adversidades que, a mí, de momento, me parecen casi imposibles de salvar.
P: ¿Tuvo algo que ver la lesión en el hombro en su caída del cartel de Bolaños en septiembre, en la corrida homenaje a Calatraveño?
R: En absoluto. La empresa organizadora del festejo se puso en contacto con Valentín Cuevas, y se acordaron unas condiciones económicas. Pero unos días después, incluso habiendo asistido yo a la presentación del cartel, nos llamaron con unas condiciones distintas a las inicialmente pactadas. Y no nos parecieron mínimamente aceptables, aun siendo conscientes de que, en nuestra situación, no podemos exigir a las empresas.
P: El hecho de que se lidiaran toros de Víctor y Marín, ¿tuvo algo que ver en aquella decisión?
R: Para nada. Tengo un gran cariño y agradecimiento a la familia Marín/Lasanta. Siempre me han atendido, desde mis inicios, y además he triunfado con sus novillos tanto en mi etapa sin picadores como con ellos. Es más, te puedo decir que me hacía mucha ilusión torear aquella corrida, por ser de Víctor y Marín, y por homenajear al maestro Calatraveño.
P: Dejando a un lado los aspectos menos positivos de la temporada, ¿cuáles han sido los más brillantes?
R: Ha habido dos momentos especialmente importantes para mí, al margen de la soñada alternativa, por supuesto. Los dos han sido toreando, que es lo que me alimenta. Uno de ellos fue torear al toro Aldeanito, el de mi alternativa. Fue un ejemplar que me permitió acercarme al toreo que siento. No estoy diciendo que fuera una faena redonda, porque sé que no lo fue, pero el camino por el que me gustaría que mi tauromaquia discurriera es por el marcado por esa faena. Y también fue especial lo que me hizo sentir un soberbio toro de Pablo Mayoral en Puebla de don Rodrigo. Ese embestir a cámara lenta, esa calidad…
P: Toros que te enseñan a torear.
R: Así es. Son toros muy complejos. Que nadie se llame a engaño. Es muy difícil estar a la altura de embestidas así. Hay que ser muy buen torero para cuajar un toro de esa calidad, citar con suavidad, no desplazarlo, llevarlo hasta el final, sentirte pero sin relajarte en demasía porque se trata de un toro bravo… Son muchísimos matices que, cuando se conjuntan, recompensan los sacrificios que hay que llevar a cabo para alcanzar ese momento. Y, efectivamente, te demuestran que hay toros que te enseñan a torear, a los que se puede torear como se sueña.
P: ¿Ha sentido el apoyo de la afición?
R: Sí. Desde mis comienzos, y este año también. Tanto a nivel de aficionados como en el plano institucional. A comienzos de año me recibió el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, y sentí su apoyo toda la temporada, lo cual agradezco enormemente puesto que me constan los muchos frentes a los que tiene que atender un hombre con tal cargo. También el ayuntamiento de Daimiel y el de Ciudad Real han estado a mi lado, y lo agradezco extraordinariamente.
P: ¿Cuál es su planteamiento de cara al año que viene?
R: De momento quiero recuperarme por completo del hombro. Ya he podido torear de salón un poco, pero no quiero forzar. Este invierno está siendo muy importante. Terminé la temporada tocado anímicamente, pero siento que voy a más. Además, creo que, siendo Ciudad Real una provincia en la que se dan bastantes festejos taurinos, voy a tener la oportunidad de torear y demostrar si merezco sitio o no. También me gustaría tomar parte en un certamen como es la Copa Chenel, enfocada a toreros en mi situación y de la que este año ha resultado triunfador Francisco de Manuel, con quien he toreado bastante en los escalafones inferiores. Por supuesto me encantaría torear en la plaza de toros de Ciudad Real si diera tiempo a que se volvieran a celebrar toros en su ruedo. Y, lógicamente, me haría una ilusión tremenda torear en mi pueblo, en Daimiel.
P: ¿Lo haría frente a toros de Victorino, en el caso de que se repitiera la ganadería que ha triunfado en los dos últimos años allí?
R: Por supuesto. Yo no soy quién para poner o quitar a nada ni a nadie. Si los aficionados quieren toros de Victorino, nos anunciaremos con ellos. Sin embargo te diré que no se trata de una ganadería u otra. Se trata de que te ofrezcan un acuerdo sensible, de que te llamen con tiempo para ver el planteamiento, que la empresa de Daimiel (Tauroemoción) te dé cariño, por llamarlo de alguna manera. Las formas siempre han sido importantes en el toreo. Yo así lo entiendo y practico. Y me gustaría que conmigo, en mi pueblo, hubiera sensibilidad por parte de la empresa organizadora con el fin de que una ocasión tan especial como es mi debut como matador de toros resulte un éxito para todos los implicados.