Lo cierto es que, como reportaje previo a su alternativa, nos habría gustado compartir una jornada de campo con Carlos Aranda, pero la inoportuna lesión en su hombro derecho sobre la que ya hemos dado cuenta en lanzadigital.com/toros nos lo ha impedido, ya que el daimieleño ha preferido reservarse para este sábado y evitar el riesgo de un golpe que le impidiera hacer el paseíllo en Manzanares en tarde tan señalada.
No obstante, y para alegría de todos, la recuperación está desarrollándose mejor de lo esperado, y Carlos Aranda confía estar en plenitud este sábado, día en el que se cumplirá uno de los sus sueños, convertirse en matador de toros, al lado -nada menos que- de Morante de la Puebla y Juan Ortega, dos de los toreros que mejor torean actualmente.
Atrás quedarán años de búsqueda, hallazgos e incógnitas, desde que, en 2007, con apenas doce años, se pusiera por primera vez delante de una becerra y, tres años más tarde, debutara en público en Moral de Calatrava. Una fulgurante trayectoria como novillero sin picadores, en la que sorprende la soltura y compostura del menudo daimieleño, quien debutaría con picadores en Guadalajara en 2014. Este sábado se convertirá en matador de toros.
LANZADIGITAL: Lo primero de todo es preguntarle por el estado de su hombro derecho.
CARLOS ARANDA: Sin duda me gustaría que la lesión no se hubiera producido, pero la verdad es que la mejoría está siendo rápida. Hace pocos días me infiltraron con células madre y la recuperación, según los médicos, irá más rápida aún.
L: Parecía en paradero desconocido pero, finalmente, llegó el tan soñado día de su alternativa.
CA: Sí. Es cierto. Parecía que no llegaría. Después de tantos años como novillero sin y con picadores, tantas horas de entrenamiento y sacrificio, y por fin llegó mi doctorado como matador de toros.
L: Y vaya doctorado.
CA: Un cartelazo. Morante y Juan Ortega son dos de los toreros cuyas formas más me inspiran. Y los toros de Castillejo de Huebra, si sacan ese temple y esa clase de Murube propia de su encaste, pueden propiciar que tanto los toreros como el público disfrutemos, que es de lo que se trata.
L: Le costó un enorme trabajo conseguir hacer el paseíllo en Las Ventas en 2019, y lo hizo con triunfo cortando una oreja; incluso cerró aquella temporada en la plaza de Madrid matando dos novillos de una ganadería de figuras como es la de Jandilla y dando una vuelta al ruedo. Y en cuanto a la alternativa, ha costado trabajo verla materializada, pero el cartel es de campanillas, y la plaza de categoría. ¿El que persevera triunfa?
CA: Yo creo que esa, precisamente -y lo digo con toda humildad- ha sido una de mis mayores virtudes: la perseverancia. Durante mi carrera he vivido muchos momentos muy duros, me he sentido muy solo a veces, a pesar de que haya habido personas que me hayan dedicado el tiempo que, en función de sus obligaciones, han podido. He tenido que hacerme todas las gestiones para torear en las plazas, en el campo, incluso en los entrenamientos, porque ha habido etapas en las que me costaba encontrar con quien entrenar. Y ahora mira, a punto de tomar la alternativa, en Manzanares, junto a Morante de la Puebla y Juan Ortega. Casi nada.
L: ¿Quién ha sido la figura clave para no desfallecer?
CA: Sin duda ninguna, mi hermano Jesús. También mi familia, mis padres, pero, fundamentalmente mi hermano Jesús. Él me ha sujetado en los momentos más complicados, en las lesiones, en las múltiples gestiones que hay que hacer para torear, en el apoyo a la persona y al torero… Y también mi afición. Si no hubiera alimentado esa llamada tan intensa del toreo que siento dentro, habría tirado la toalla hace tiempo. Pero siempre he tenido confianza en mí, y eso me ha impulsado a no rendirme.
L: De hecho hubo un momento en el que hizo las maletas y se fue a Albacete para poder entrenar y evolucionar.
CA: Así fue. Me encontraba muy solo y necesitaba seguir ahondando en mi concepto, encontrar a alguien profesional que ofreciera respuesta a muchas preguntas que me asaltaban de todo tipo, que me acompañara en mi desarrollo como torero y como persona en años complicados en la vida de toda persona, quería poder hablar de toros y vivir en un entorno más taurino, por decirlo de alguna forma. Y me fui a Albacete. Un amigo, Rafa Pérez, del Hotel Saga, le habló de mi situación a Manuel Amador hijo, y en Albacete, tanto él como su padre, me acogieron con gran cariño. Me sentí parte de la familia. Disfruté de su compañía y de los sabios consejos de Manuel Amador padre hasta que nos dejó; algo que agradezco y que guardo en mi interior con especial cariño.
L: ¿De qué se siente especialmente satisfecho, personal y profesionalmente?
CA: Pues creo que, como he dicho, de mi afición por torear y, sobre todo, por hacerlo cada vez con más verdad, con mayor pureza. Y también que en la plaza siempre he intentado hacerlo lo mejor que en ese momento he podido. Me entrego en todo lo que hago, e intento corresponder a la entrega de un animal como es el toro, que deja su vida. Cuando lo consigo me hace muy feliz, pero cuando no es así me genera mucha frustración. Los toreros somos personas, y como tales nos afectan multitud de circunstancias que hacen que, en la plaza, nos expresemos con mayor o menor soltura. Muchas veces, a buen seguro, no habré llegado al nivel que esperaba, pero yo he querido hacerlo bien siempre.
L: ¿Hay alguna espinita que le quede clavada?
CA: Claro que las hay. Por ejemplo, me duele no haber debutado en Sevilla, una plaza en la que, creo, mi concepto del toreo encajaría. O no haber cuajado un novillo como yo quiero en Madrid, una plaza tremendamente exigente, pero muy sincera. He cortado una oreja, sí, pero no me he podido mostrar como yo soy como torero. Es una plaza que cuando captan entrega, también se entrega, se manifiesta con total sinceridad, y aunque a veces puede llegar a ser dura, en la mayoría de las ocasiones sus aficionados llevan razón. Cuajar un toro allí es mi mayor meta a partir del próximo domingo.
L: ¿Estrenará vestido este sábado?
CA: Sí. Y me hace mucha ilusión, porque será un blanco y oro. Hace años mis padres me compraron un blanco y azabache. En aquel momento no me lo quise hacer bordado en oro porque yo quería que el oro llegaba fuera ya como matador de toros. Y este sábado podré materializar aquel sueño.
P: Que sea con triunfo.
R. Ojalá, aunque con sinceridad digo que también quiero disfrutar tanto de mi padrino como del testigo. Sé que no puedo llegar a su nivel en cuanto a oficio, pero son dos torerazos. Aunque, si un toro me mete la cara, yo también voy a intentar mostrar mi valía, ya como matador de toros.
L: Sea.