Las casas se quedan vacías y la gente llena las calles en la Semana Santa de Daimiel. Cuentan los vecinos que el reencuentro con los daimieleños ausentes no es en fiestas patronales, ni en Navidad, sino en el periodo comprendido entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. No es raro, pues Daimiel cuenta con la hermandad más numerosa de toda Castilla-La Mancha: la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, conocida como ‘Los moraos’.
El arraigo a las cofradías, el vínculo con las parroquias y la alta presencia en los oficios caracterizan una Semana Santa que sigue con rigurosidad el “orden cronológico e histórico” de las estaciones de penitencia.
Sin envidiar nada a otros municipios a pesar de no contar con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional o Nacional, el presidente de la junta de hermandades, Fernando Gigante, explica que “la Semana Santa relata por las calles desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección todas las fases de la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús”. El Obispado de Ciudad Real, las parroquias de Daimiel y las cofradías han sido “muy celosas” de mantener esta tradición.
Transmitida la devoción de padres a hijos, la Semana Santa de Daimiel moviliza a más gente cada año. El arraigo ha pervivido durante generaciones y siglos. Las relaciones topográficas de Felipe II dan constancia de la existencia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 1598, pero es que cuentan que durante la Guerra Civil los hermanos mantuvieron su procesión incluso en medio del tiroteo. Hay cientos de vecinos que vienen a Daimiel una vez al año por Semana Santa para procesionar a sus imágenes.
De la calle a los oficios
En esta población de 18.000 habitantes, todas las cofradías tienen entre 1.000 y 2.000 hermanos y todo el pueblo participa y acompaña a cada imagen. Así pues, los vecinos recuerdan que cuando la lluvia ha pillado de forma inesperada alguna procesión, todo el mundo se ha quitado de las filas y ha ayudado a los cofrades a proteger a vírgenes, cristos y santos. Cuando pasa una procesión por la calle, todo el mundo sale a las puertas y ventanas, “con el máximo respeto y en silencio”.
La Semana Santa de Daimiel es de un marcado tinte castellano, aunque existen también diversas influencias de corte andaluz. Antes la mayoría de los pasos iban empujados y ahora bajo trono alzado con braceros. Fernando Gigante explica que “las procesiones tienen un carácter castellano-leonés, pero no con tanta frialdad, y con la rigurosidad en la cronología como detalle específico”. El Jueves Santo se nota ya el bullicio y hay días en los que la gente no descansa, por ejemplo, el mismo Viernes Santo sale la procesión “con el primer rayo de luz”.
La implicación en la Semana Santa no queda reducida a los desfiles procesionales, sino que llega hasta los oficios, desde la bendición de las palmas hasta la Pascua de Resurrección, sin olvidar el lavatorio del Jueves Santo. “El templo se pone de bote en bote”, destaca el presidente de la junta de hermandades. Gigante confiesa que en Daimiel “las vivencias parroquiales son muy fuertes”. Desde que los pequeños empiezan en la catequesis siguen por los grupos parroquiales y “todo el mundo acaba en grupos de solidaridad, de formación”. En Daimiel “eres parroquial y cofrade”, las dos cosas van de la mano.
Tiempo para el turismo
Velas, capillos, oraciones y marchas cofrades, pero la Semana Santa de Daimiel es mucho más. Fernando Gigante afirma que la Pasión ofrece una oportunidad para visitar el yacimiento arqueológico de la Motilla del Azuer, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y para gozar con la gastronomía. “No hay visitante que durante estos días no se lleve el maletero lleno de viandas y dulces del pueblo”, señala el presidente de la junta hermandades, que habla de los chorizos y las morcillas, pero también de las rosquillas, los barquillos, las flores y las “roscutreras”. Después de la Semana Santa, todos los escaparates de las confiterías se quedan vacíos.
Tanto para los creyentes como para los que no lo son, Daimiel ofrece durante la Semana Santa ofertas “a todos los niveles”. Vicente Gigante destaca que “Daimiel se convierte en una gran familia de acogida y amistades”. El calor de la acogida en la localidad manchega está garantizado y todo el mundo tendrá ganas de volver a pisar el entorno del olivo milenario.
La Virgen del Primer Dolor estrena candelería y la Oración en el Huerto lucirá nuevo trono
La intensa actividad parroquial y cofrade de Daimiel garantiza la incorporación de novedades a la Semana Santa. Este año, el hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno señala que la Virgen del Primer Dolor estrena candelería. Alberto Fernández Romero, de Villarrubia de los Ojos, ha sido el autor de candelabros de guardabrisas elaborados en madera. Sufragada por la hermandad, los vecinos tendrán la oportunidad de ver por primera vez esta candelería el Viernes Santo con “el primer rayo de luz”.
Aunque no afecta propiamente al ámbito procesional, Vicente Astillero también indica que Los Moraos incorporarán un “carné cofrade” en cuanto acabe la Semana Santa, que permitirá a los hermanos identificarse de cara a los cabildos y reuniones, y que garantizará la informatización de los cargos. A 31 de diciembre, la cofradía contaba con 4.800 hermanos, “la más numerosa de Castilla-La Mancha”, en una población de 18.000 habitantes.
Los Moraos indican que “el daimieleño no es un ‘semanasantero’ que se vaya fuera del pueblo a pasar estos días”, sino que acompaña cada oficio, paso y procesión. La Semana Santa de Daimiel tiene una clara identidad que la hace singular, por ejemplo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno es la única que saca ocho pasos en una misma procesión de toda España. Así pues, el Jesús Niño, la Coronación de Espinas, Jesús ante Pilato, Jesús es ayudado por el Cirineo, Jesús consuela a la mujer de Jerusalén, La Verónica, Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen del Primer Dolor se suceden en la misma procesión y demuestran la clara sucesión cronológica de escenas y el carácter descriptivo de cada una de las imágenes.
Los Coloraos
Otra de las hermandades que incorporan novedades es la Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna y Nuestra Señora de la Amargura. El hermano mayor, Manuel Aguirre, señala que han cambiado completamente el trono de la imagen de la Oración en el Huerto. Elaborado por el daimieleño Jesús Ruiz de la Hermosa García Madrid, está tallado a mano en madera de cedro. Los Coloraos procesionarán el Jueves Santo la imagen y ya tienen preparadas la Santa Cena, el Jesús Cautivo, el Cristo de la Flagelación y la Virgen de la Amargura. Alrededor de 1.260 hermanos tiene esta cofradía que espera reunir a “500 nazarenos” en la calle.