A pesar de tratarse de una tradición que cuenta con la dificultad añadida de encontrar esas piezas de las ruedas de los carros, fundamentales de la vida laboral y diaria de muchas generaciones daimieleñas, la costumbre se perpetúa hasta nuestros días, permitiendo que Daimiel conserve esta tradición ancestral.
El cubo prendido ayer, original y antiguo, fue donado a la Hermandad hace unos años, como señaló el presidente, Víctor Manuel García-Pliego.
Tras la función que completa el tridúo que ofició el párroco de San Pedro, Manuel Pérez-Tendero, el encendido corrió a cargo de la hermana y hermano mayor de este año, Nuria Rodríguez Peral y Santiago Calvo respectivamente, acompañados por el presidente del Cristo del Consuelo.
Rodríguez Peral reconocía su “emoción y orgullo por esta responsabilidad” en una Hermandad muy arraigada en su familia y a la que pertenece desde que tenía 15 años. En la misma línea se expresaba Santiago Calvo en un acto que “también honra a los que nos han precedido en tanta historia de cofradía”, señalaba, al tiempo que narró el simbolismo del cubo para cristianos y cofrades: “simboliza como Dios es el sustento de todo, el que nos hace movernos y encontrar en la muerte la vida”, en referencia a la predicación previa de Pérez-Tendero.
Ante las puertas de San Pedro, donde una vez más se exhibió la imagen del titular, cientos de daimieleños se congregaron para apoyar la celebración y disfrutar del clásico aperitivo: 30 litros de limoná y 15 kilos de pitos. Los donativos recaudados por este pequeño aperitivo se destinaron a Afanion (Asociación de Familias de Niños con Cáncer de Castilla-La Mancha).
García-Pliego agradeció la presencia de los asistentes por secundar la tradición, también al coro romero Virgen de la Cabeza, que volvió a amenizar con su música la velada, al tiempo que invitó a participar de la función que se celebrará hoy a partir de las 20:00 horas en San Pedro.