El patio de la ermita del Cristo de la Luz volvió a acoger en la víspera del primer día de Feria la tradicional Caravana Blanca. Residentes de los centros asistenciales de la tercera edad y de la discapacidad junto a otras personas mayores de la localidad compartieron una tarde de convivencia que empezó con una eucaristía y se cerró con una merienda.
Una cita que organizan los voluntarios de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes y en la que también se vuelcan los de Cruz Roja y Protección Civil. Un dispositivo que trasladó “a unas 50 personas de las residencias y a otras 15 de casas particulares”, como apuntaba Jesús González, uno de los 16 voluntarios de Cruz Roja que participó en esta cita. González reconocía que cada año se contagia de la emoción con la que los protagonistas viven este día.
El alcalde, Leopoldo Sierra, les acompañó un año más y valoró la dedicación de la Hospitalidad con las personas que por una causa u otra no pueden valerse por sí mismas. Un agradecimiento que extendió al resto de las organizaciones que participan, y a los padres pasionistas por su acogida. “Es una labor entrañable porque le dan la posibilidad de disfrutar de una tarde de convivencia”, añadía.
La misa, presidida en el altar por la imagen de la Virgen de Lourdes, estuvo oficiada por el padre pasionista Ricardo San Millán.