Con una mula y un trillo, así se cosechaba antaño el grano, una tradición y una forma de trabajo que la peña equina Rocinante ha querido poner en valor celebrando el ‘Día de la Trilla’en Daimiel. Básicamente, este trabajo consistía en separar el grano de la paja en una gran parva como la que montó esta asociación en los alrededores del Auditorio Municipal.
Gran ambiente y expectación durante la mañana del domingo, cerca de 250 personas se acercaron al lugar, en una actividad que sirvió para que las personas más mayores recordaran esta dura faena del campo, a la vez que se dio a conocer a los más jóvenes “ya que estos la desconocen totalmente”, según explicó Luis Romero del Hombrebueno, presidente de esta entidad.
Un trabajo muy habitual en los meses de verano y que precisaba del calor para separar el grano de la paja, como recordaba uno de los socios de la peña equina, Basilio Menor. Historias que compartía por el mayoral de este año, Aquilino Escuderos, que haciendo honor a su cargo se encargó de ordenar el trabajo, aunque tampoco dudó en subirse a dar varias vueltas en la trilla.
Al acto también asistió el teniente de alcalde, Jesús David Sánchez de Pablo y varios miembros de la Corporación Municipal. Sánchez de Pablo subrayó “la ilusión y la nostalgia contenida en nuestros mayores al recordar esta actividad económica que fue muy importante en la localidad”. Asimismo, felicitó a la peña por la iniciativa y la buena acogida de la misma por los vecinos de Daimiel.
Una jornada que más que un trabajo se convirtió en toda una fiesta ya que además de otorgar tres premios a los mejores trilladores y al mejor traje de gañán, la actividad estuvo salpicada de música y baile por parte la asociación cultural ‘Bolote’, además de buenos caldos, unas ricas migas o incluso un “poquito trigo tostao”, que era lo que normalmente se comía para reponer fuerzas.
De este modo, los mejores trilladores fueron: en primer lugar, Domingo Torres; en segundo, Jesús Pozuelo; y en tercero, Santiago Torres García. Mientras que la persona mejor ataviada de gañán fue el propio Basilio Menor, que se acompañó de una mula propia en estas labores agrícolas.