J. Y.
Ciudad Real
Con el recuerdo de su tía desaparecida, el famoso cómico que en marzo llegará al teatro donde graban el Club de la Comedia retrotrajo sus recuerdos de estas fiestas en torno a Don Carnal, y que visualizó desde mediados de los 80 cuando empezó a acudir a la carpa con su familia.
“Siempre me vestí de payaso menos un año, que se me antojó vestirme de Manuel Fraga” en la tradicional fiesta infantil que celebraban en el Nuevo Centro, una galería comercial que daba a dos calles, Paloma y Cuchillería, y que para Durán el pasaje era como ‘Disneylandia’.
Así, con un traje, la careta y una carpeta azul “de toda la vida” que guardaba “cosas importantes”, se presentó en la fiesta, con cojera y todo. “Imaginaos el cuadro, una fila con una princesa, un power ranger, un león, un mosquetero, una india….y Fraga”, relató el pregonero para la diversión de los espectadores, entre los que se encontraba la concejala de Festejos, Manoli Nieto-Márquez y miembros de la Corporación.
Sobre este controvertido disfraz aseguró que lo amortizó porque después le puso la careta muchas veces a su abuela, tal y como mostraban las fotografías proyectadas para acompañar el pregón de sus vivencias.
También recordó “el miedo” que le provocaba el señor con bigote que hacía de muerto en el entierro de la Sardina, y que ya con 6 ó 7 años le llevó a reflexionar sobre la “vida regulera” que debía llevar “si fallecía todos los años”, aunque más tarde el pequeño respiraba “cuando lo veía por la calle tocando la armónica”.
Precisamente, del día en que empieza la Cuaresma narró un episodio muy particular. Esta vez el protagonista fue su padre, Emilio Durán, policía de profesión jubilado recientemente como comisario, que a mediados de los 90 yendo con sus dos hijos a lamentar la pérdida del pescado presenció un robo en un camión de reparto de paquetes y no pudo resistir su reacción para detener al ladró, ataviado como iba con unas gafas, unas narices y una perilla postizas.
“Ese día cambiamos la sardina por chorizo”, bromeó.
Miércoles de ceniza
También declaró su asidua asistencia a la misa del Miércoles de Ceniza, y confesó que se colocaba varias veces en la fila para recibir la ceniza que culminaba con el comentario del cura sobre que “polvo eres y en polvo te convertirás, aunque yo estaba muy hermoso”. Ahora no va porque “sin pelo, la ceniza me va a esturrear a los ojos e igual me los tienen que extirpar”.
Durán se mostró agradecido al principio y al final de su actuación, en el inicio al contar cómo le comunicaron su futura participación en la apertura del Carnaval ciudarrelaño, el día de Reyes, y ya le pareció “un orgullo”, y al final, por encontrarse entre su gente y sus paisanos, entre esas personas que entienden a la primera dejes y comentarios domésticos propios de la tierra, ese público cercano y amigo que han hecho virales sus vídeos y sckets, y que en un año y medio lo han catapultado a la fama entre los cómicos del país.
“Me va mu bien porque me lo paso bien y por vosotros”#, sostuvo, antes de comentar algunos logros de su carrera como la película que grabó junto al popular y veterano actor Fernando Esteso.
Con su característica visera y su bigote, a Durán se le vio a gusto y encantado y desde el principio pidió vivir los carnavales con alegría, un sentimiento que gusta al cómico desde que nació, allá por el año 82. Esta década, según dijo, “os ha llenado a todos la cabeza de tontás” derivadas del universo televisivo con los conocidos anuncios del Cola-Cao, la nocilla o las conservas ‘Isabel’.
Durán se presentó como un manchego de Picón que en su cuidado higiénico personal hace algo único: se lava la cabeza con gel y el cuerpo con champú, una realidad que mostró debajo de su gorra y de su camisa, para la carcajada generalizada.