J. Y.
Ciudad Real
¿Son necesarios los tratamientos con productos fitosanitarios que representan un riesgo para la salud pública?
Esta es la pregunta que se viene haciendo la joven investigadora ciudarrealeña Sara Rodrigo desde hace dos meses al pasar por las zonas verdes de la ciudad.
Y como es titulada en Ingeniería Técnica Agrícola ha elaborado un informe de carácter científico sobre el impacto negativo de algunos plaguicidas como el que en la madrugada de este 2 de julio se va a aplicar a la masa arbórea del Parque de Gasset. “Llevo varios meses preocupada ante la cantidad de tratamientos fitosanitarios que se han realizado en Ciudad Real”, señaló a Lanza.
En opinión de la joven, inmersa en una investigación sobre la polinización de las abejas en el melón y las amenazas que están mermando su población dentro del trabajo de doctorado que realiza en la Universidad de Valencia, productos utilizados en la jardinería pública “tienen sus riesgos”.
En concreto, habla de dos con los que van a fumigar el martes: “Piriproxifem es nocivo pero menos que otros que han utilizado, mientras que Imidacloprid me preocupa mucho porque es bastante tóxico para que sea utilizado en un lugar en el que pasean personas de todas las edades para respirar un poco de aire sano».
Rodrigo sólo quiere, según dice,”concienciar” a la población de que “es más grave de lo que parece”.
Al parecer, el uso de estos pesticidas y plaguicidas están autorizados en España, aunque algunos como Imidacloprid serán prohibidos por la Unión Europea a finales de año junto a otros dos neonicotinoides (derivados de la nicotina) por los riesgos constatados para el medio ambiente y, sobre todo, para la salud de las personas que puedan entrar en contacto con estas sustancias tras ser esparcidas en espacios públicos.
Rodrigo señaló que estos productos se están usando “bien” por el Ayuntamiento, en lo referido a que los echan de madrugada, aunque cuestionó que se haga con carácter preventivo y dentro de la ciudad. “No los aplican con carácter curativo en el arbolado y la jardinería, sino para prevenir plagas o enfermedades”, indicó y agregó que “se usan más en explotaciones agrarias para la producción de alimentos”. “En jardinería urbana no es necesario”, continuó.
Fue más allá para preguntarse si compensan estos tratamientos en plantas enfermas “al suponer un riesgo para la salud de los habitantes”.
La especialista explicó que en la capital “existen árboles con elevadas carencias, presentando un aspecto clorótico (hojas amarillentas) que no han sido tratados, al ser inocuos los tratamientos”.
En cambio, “y totalmente en contra del principio de precaución se han utilizado productos nocivos para luchar contra un problema inexistente”.