Una de las personas que mejor conoce el patrimonio histórico de Ciudad Real, es Raquel Méndez, guía turística en la capital provincial, cuyo trabajo no sólo es descubrir rincones sino poner en valor la provincia como un lugar visitable y atractivo para los turistas.
El turista, explica Méndez, “viene a dejarse sorprender, normalmente sin prejuicio. Muchos de los visitantes que llegan hasta aquí lo hacen transmitiéndome que es una capital de provincia que nunca habían visitado, gente que se hace listas de ciudades y las va tachando. Cuando me cuentan esto, y de verdad que me pasa frecuentemente, me los imagino clavando chinchetas en un mapa de España. Otro factor por el que tenemos alguna que otra pernoctación es porque se usa esta provincia como puente, como salto hacia Andalucía o desde Andalucía”.
Uno de los grandes hándicaps para el turismo ciudadrealeño tiene que ver con la etiqueta que cuelga como sanbenito junto al nombre de la ciudad. “Habitualmente nos encontramos con mucha gente que dice que en Ciudad Real no hay nada que ver y eso está muy lejos de la realidad”.

Para cambiar ese idea, señala esta guía, “es necesario que haya políticas turísticas encaminadas hacia la potenciación del patrimonio. Es cierto que la vorágine constructiva y destructiva que ha habido en Ciudad Real entre los años 60 y los 90 ha hecho mella en el corazón histórico, pero hay todavía muchísimo que ver y que descubrir”.
Por ejemplo, subraya, “si yo te digo: Dalí, Miró, Saura, Chillida, Tapies o Sorolla, ¿en qué ciudad piensas? La gente me suele contestar Barcelona. Pues deberías pensar en Ciudad Real y en que, tan sólo en la planta de arriba del Museo de la Merced, tenemos una de las mejores colecciones de arte contemporáneo de España”.
En esa búsqueda de una forma de mostrar la ciudad de una forma diferente, Méndez ha diseñado para estas fechas una ruta nocturna “en la que hacemos un recorrido por la cara oscura de la ciudad, una visita cargada de leyendas, de datos espeluznantes, de Santa Inquisición, brujas, curiosidades inesperadas y hasta accedemos a un subterráneo”.

Seis museos, un parque como el Gasset, rincones en pleno centro de la ciudad, en definitiva “suelo trabajar con hasta doce rutas diferentes para enseñar la ciudad; porque lo que quiero subrayar es que hay mucho que ver”.
En otro punto de la provincia desarrolla su trabajo Madrona Activa cuyos planes se encaminan hacia el ocio y el descubrimiento en la naturaleza.
La mayoría de sus planes para estas fechas, comenta Ester Serrano, una de las guías que mejor conoce Sierra Madrona, “están enfocadas en su mayoría a personas residentes cerca de Sierra Madrona, que buscan planes para quemar turrones y comilonas”.
Una de las experiencias más demandas son las que buscan la conexión directa con la naturaleza. “Una de las actividades que mejor funcionan es la berrea. Con ella, cada año conseguimos atraer a numerosas personas que se quedan a pernoctar para disfrutar de una actividad única e increíble”.

La otra idea con la que llegan los visitantes al Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Morena, es la de “descubrir el bosque, aprender de la naturaleza y conocerla desde un punto de vista profesional. De ahí que se recurra a nosotros como guías y como conocedores de rutas increíbles”.
En los dos últimos años, relata Serrano, “el turismo de interior ha crecido mucho y nos ha ido muy bien para poder llevar a cabo este tipo de actividades y para seguir proponiendo nuevas alternativas turísticas en la naturaleza”.
Entre las propuestas que pueden contratarse desde su página web, figuran: la ruta por el carbonífero de Puertollano, una ruta preuvas en la Bañuela, una ruta del remordimiento y finalmente una ruta de los nuevos propósitos.
Aunque pueda sonar a puro castigo físico, descubrir el entorno natural de Sierra Madrona y el Valle de Alcudia es un auténtico regalo para los sentidos.