Carlos Monteagudo
Su nombre es Diego Morales es natural de Ciudad Real desde hace 36 años y chef por vocación. Diego, junto con su equipo de Latitud, consiguieron proclamarse ganadores del I Concurso Provincial de Tapas de Ciudad Real que se celebró en la Plaza Mayor durante el fin de semana del 10 y 11 de septiembre.
Diego comenzó en el mundillo de la cocina con 18 años cuando ingresó en una escuela de cocina de Ciudad Real. Tras dos años de formación, comenzó a trabajar en las cocinas más exclusivas de la provincia de Ciudad Real, para después trasladarse hasta los fogones de los restaurantes de las Islas Baleares, donde según nos explica, fue la mejor etapa para “curtirse” en el mundillo de la cocina y comenzar a hacerse un hueco. Tras su periplo de cuatro años por el archipiélago balear, Diego volvió a Ciudad Real, y tras alguna que otra mala experiencia, decidió crear y abrir hace dos años el bar-restaurante Latitud, ubicado en la Calle de La Mata de Ciudad Real. Latitud fue uno de los primeros locales de cocina moderna en Ciudad Real. Desde entonces Diego ha ido innovando en el local y en su carta, con la innovación, el chef ciudarrealeño intenta fidelizar a la clientela, el cual asegura que se van muy contentos.
Diego intenta compaginar su vida laboral con su vida privada, aunque nos indica que es bastante complicado pasar tiempo con su hija, ya que la hostelería es un sector en el que tienes que trabajar todos los días, sea festivo, fin de semana, o verano y que “cuando todo el mundo está de fiesta, eres tú el que tienes que estar trabajando”, por este motivo, el cocinero califica este trabajo como pasional y personal. Dentro de sus creaciones, destaca los arroces, el cochinillo, paté de ave o una simple croqueta, “si está bien elaborado y bien presentado, no hay plato fuerte”. “Lo bueno que tiene Latitud es que tenemos una oferta muy amplia, te puedes tomar una hamburguesa de carne de vaca gallega certificada y puedes venir a picotear con tus amigos unas croquetas, una ensalada, una tempura”.
El rango de edad de la gente que frecuenta el bar es de entre 18 y 55 años. Y consisdera Diego que la clientela es selecta, con algo de cultura gastronómica, que quiere salir de la cantidad de la “supertapa” de algunos bares y cambiarlo por algo de más calidad.
El próximo noviembre, Latitud hará dos años desde que Diego se sumergiera en la aventura de crear un negocio de hostelería en Ciudad Real y romper con los esquemas establecidos en la ciudad. Su dueño sólo se pone como objetivo seguir innovando y que el público que asiste a su restaurante siga saliendo tan contento como lo hacen en la actualidad.