Belén Rodríguez
Ciudad Real
La Sección Primera de la Audiencia Provincial ha condenado a dos años prisión, una pena de multa de 300 euros, y ocho meses de inhabilitación profesional al agente de la Policía Nacional de Puertollano, Marcos C.R., por actuar como cómplice de una trama de tráfico de drogas desmantelada en 2010 en Ciudad Real capital, además de un delito de cohecho por extorsionar a una mujer extranjera en un club de alterne.
En el caso se ha aplicado la atenuante de dilaciones indebidas.
Marcos C.R. se declaró inocente en la vista celebrada hace dos semanas, en la que los principales responsables, entre ellos un amigo, se declararon culpables y aceptaron penas de entre dos años y uno y medio de prisión, por trapichear con cocaína. Él sin embargo decidió ir a juicio.
La sentencia considera probado que, aún sabiendo a lo que se dedicaba su amigo, le daba consejos para que no lo cogieran y de cohecho.
Los hechos en el que aparece su nombre se remontan a la primavera del año 2010. El grupo de Estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial de la comisaría de Ciudad Real empezó a investigar a M.M.D., amigo del policía, del que sospechaban que se dedicaba al comercio ilícito de la cocaína en la capital.
A medida que avanzada la investigación los agentes consiguieron autorización judicial para intervenir sus teléfonos y en una de esas llamadas apareció el policía acusado, Marcos C.R. que el 25 de marzo de 2010 mantiene una comprometedora conversación con su amigo en la que se da a entender -al menos así lo ve la fiscalía- que sabía que traficaba con drogas y le aconseja lo que tiene que hacer para no levantar sospechas, además le dice que tenga cuidado. En concreto su amigo le dice que si la policía puede entrar a registrar su casa o su local, y él le explica que sólo si tienen orden judicial por indicios motivados de que se está cometiendo un delito.
Días más tarde hay otra llamada comprometida, de nuevo es su amigo, M.M.D., el que le pregunta sobre la identidad de otra persona que acababa de ser detenido por tráfico de drogas.
También se da por probado que extorsionó a una mujer extranjera que trabajaba en un club a la que, a cambio de dinero, le ofreció la posibilidad de facilitarle información relativa al estado de los trámites del expediente administrativo de autorización de residencia en España que la referida testigo tenía en tramitación.
Se considera probado que la mujer le dio 150 euros a cambio de una información a la que tenía acceso cualquier persona.